Ultimos ejemplares (III)
Últimamente uno no para de encontrarse con argentinos por Barna, basta con estar un poco atento a esa musicalidad en el hablar, para darse cuenta de que aquel con el que está conversando tu amigo es de Buenos Aires, o que aquel otro que te pide fuego es de Rosario, y que si le preguntas a la chica que te está poniendo la copa, resulta que se ha criado o en el barrio de Flores o de Belgrano.
Realmente es una pena los motivos por los que muchos de ellos se han visto forzados a buscar nuevos horizontes, pero por otro lado, me siento muy afortunado de que esta ciudad sea la que muchos han escogido como destino.
Por el contrario, otros argentinos aguantarán allí a la espera de tiempos mejores, posiblemente el que le voy a presentar sea uno de estos. Se suele definir como un hombre de barrio, y yo añado que además de esto, se las sabe todas. Sus textos son muy característicos por una belleza estilística fundamentada en una abundancia de metáforas. Atiende al nombre de Stein, en concreto Franck Stein. Y por si sale algún listo, les diré que sí, que hay una “c” de más en su nombre, pero tal como él lo explica, la colocó por error en un principio y al final acabó apadrinándola.
El sindrome chino
"De la rica simbología que se oculta en los bestiarios, cuyo más antiguo antecedente se cree data del siglo II A.C. (el irremediablemente perdido Phisiologus que nutrió, se ha dicho, a la Biblia misma, las bestias del Apocalypsis) y que devino en corrientes blandas y aún didácticas como las fábulas de Esopo y en oscuras leyendas en todas las culturas que aún introducen temblorosos interrogantes si se leen a la hora apropiada, en el minúsculo poblado de Iuo Soo, en la provincia de Yunan, al sur de China, hay un fonema (no sé de qué otro modo llamar al mito) que identifica a una bestia que ronda a sus habitantes en las tranquilas mañanas campesinas : El Piao.
Realmente es una pena los motivos por los que muchos de ellos se han visto forzados a buscar nuevos horizontes, pero por otro lado, me siento muy afortunado de que esta ciudad sea la que muchos han escogido como destino.
Por el contrario, otros argentinos aguantarán allí a la espera de tiempos mejores, posiblemente el que le voy a presentar sea uno de estos. Se suele definir como un hombre de barrio, y yo añado que además de esto, se las sabe todas. Sus textos son muy característicos por una belleza estilística fundamentada en una abundancia de metáforas. Atiende al nombre de Stein, en concreto Franck Stein. Y por si sale algún listo, les diré que sí, que hay una “c” de más en su nombre, pero tal como él lo explica, la colocó por error en un principio y al final acabó apadrinándola.
El sindrome chino
"De la rica simbología que se oculta en los bestiarios, cuyo más antiguo antecedente se cree data del siglo II A.C. (el irremediablemente perdido Phisiologus que nutrió, se ha dicho, a la Biblia misma, las bestias del Apocalypsis) y que devino en corrientes blandas y aún didácticas como las fábulas de Esopo y en oscuras leyendas en todas las culturas que aún introducen temblorosos interrogantes si se leen a la hora apropiada, en el minúsculo poblado de Iuo Soo, en la provincia de Yunan, al sur de China, hay un fonema (no sé de qué otro modo llamar al mito) que identifica a una bestia que ronda a sus habitantes en las tranquilas mañanas campesinas : El Piao.
No es una alimaña antropomórfica, no tiene pelos ni verrugas ni extremidades binarias. No simboliza al clima ni a una moral, ni es un fenómeno representable, pero todo el mundo sabe de qué se habla cuando se lo menciona, la bestia de las mañanas. Los sicólogos que conocen el mito, mencionan evasivamente al “inconsciente colectivo”, con una mirada ligeramente capciosa y evasiva, que es lo que en definitiva queda como reflexión.
Es un gran charlatán, arbitrario y enigmático, es todo lo que se consigue si se consigue hablar de ello con una dama china. Es el perro de la montaña, dicen los niños, y para algunos labradores es sencillamente lo que está ahí, y señalan una piedra, una rueda, un conejo que pasa, incluso su propio pie, o no se señala nada en absoluto, lo que debiera resultar suficiente. Su influencia en el pueblo es variable con la actividad en que se emplea cada poblador. Así, aunque todos saben qué es El Piao, no todos están pensando en lo mismo cuando se lo menciona. Esto no preocupa a nadie en absoluto. El más famoso Piao es el que acompaña al tonto del pueblo (por las tardes un eficiente telegrafista); los que carecen de un Piao (o tienen más de uno) son mirados como inválidos. ¿Qué podría decirse sobre algo que nadie sabe decir en qué consiste? Pero algo se sabe, aún así. Se sabe cómo mata.
Es una bestia desconcertante para quien no es un chino nacido en Iuo Soo, provincia de Yunan. Curiosamente la bestia suele aparecer desde siempre en los escritos de muchos ideólogos de occidente, si bien ningún lector occidental consigue comprender El Piao por su vacío analógico. Pero si se te aparece, más vale salir rajando.
Es que te mata por aburrimiento, eso es lo único que hasta ahora se sabe".
Etiquetas: Criptozoología, Literatura
3 Comments:
stein: un pequeño grande de la prosa
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lástima su escabullir
siempre a lo flash
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pd: esta mireya te sigue, negri
Ya me ve, aquí sacando las cosas de allá. Pero tengo la sensación que a Stein le debía algo, y tal vez sea esta una de las pocas maneras que tengo de pago.
¿El escabullir de quién? ¿Mío o de Stein? Porque el mío es pura patología.
Pd. Este yoyega también le sigue, negra.
Magda, para mí la belleza del texto tiene su base en las metáforas (Borges en cierta ocasión intentó refutar este punto).
Un beso
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