Anderson tropieza
“Entonces, sujetó aquel objeto entre el pulgar y el índice, e intentó moverlo como si fuera un diente flojo. No pudo. Tenía aquella protuberancia aferrada más o menos por el centro. Se hundía en la tierra (al menos esa fue su impresión entonces) unos cinco centímetros de cada lado. Más adelante diría a Jim Gardener que podría haber pasado por allí tres veces al día, durante cuarenta años, sin tropezar con eso.
Apartó la tierra suelta para descubrirlo un poco más. Excavó a lo largo de un canal de cinco centímetros de profundidad, usando los dedos; la tierra cedía con facilidad, como suele ocurrir en los bosques… al menos hasta que se llega a las redes de raíces. El objeto se prolongaba sin variantes, tierra abajo. Anderson se incorporó sobre las rodillas y continuó cavando por ambos lados. Intentó moverlo de nuevo mas no cedía.
Siguió apartando la tierra con las manos y pronto dejó más metal al descubierto: quince centímetros de metal gris, veinticinco, treinta.
Es un auto, un camión o una carretilla para troncos, pensó de súbito. Allí enterrado, en el medio de la nada. O tal vez un hornillo. Pero, ¿qué hacía allí?
No se le ocurrió ningún motivo; ninguno en absoluto”.
Stephen King –Tommyknockers-
Y sobretodo aclarar que aún sigo buscando La Torre, y que el rey aún me sigue marcando pautas.
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