Scherezade y la salvación de la palabra
Las mil y una noches es un cuento lleno de cuentos, donde aparecen personajes inolvidables como Ali Babá, Simbad o Aladino. Pero el personaje que siempre me fascinó es la propia Scherezade, la mujer que se encarga de encauzar cada uno de los cuentos de este libro.
Un sultán lleno de crueldad por la traición de una esposa, decide casarse cada noche con una mujer distinta, a la que mandará matar con la llegada del amanecer. Pero entre esas mujeres, aparecerá Scherezade, la hija del visir, que retardará su muerte, con un ingenioso plan; cada noche le contará al sultán el principio de un cuento, cuyo final solo desvelará hasta la llegada de la noche siguiente. Y cada final de un cuento será el principio de otro, tejiendo así la trama de una historia infinita.
Para que luego algunos descrean del poder de la palabra.
Sirvan estas tres invocaciones de la palabra, como homenaje a la dulce Scherezade.
Salvación en la palabra
De Carlos Bousoño en Oda a la Ceniza
A Jorge Guillén
1
Dejad que la palabra haga su presa lóbrega, se encarnice en la horrenda miseria primaveral, hoce del destino, cual negra teología corrupta. Súbitas, algunas formas mortales, dentro del soplo de aire permanente e invicto. La palabra del hombre, honradamente pronunciada, es hermosa, aunque oscura, es clara, aunque aprisione el terror venidero. Hagamos entre todos la palabra grácil y fugitiva que salve el desconsuelo. ... Como burbuja leve la palabra se alza en la noche, y permanece cual una estrella fija entre las sombras
2
Y así fue la palabra ligero soplo de aire detenido en el viento, en el espanto, entre la movediza realidad y el río de las sombras. Ahí está detenida la palabra vivaz, salvado este momento único entre las dos historias. ... De pronto el caminar fue duradero y el hombre inmortal fue, y las bocas que juntas estuvieron juntas están por siempre. Y el árbol se detuvo en su verdor extraño, y la queja ardió en una zarza misteriosa.
3
Allí estamos nosotros. Allí dentro del hálito. Tú que me lees estás allí con un libro en la mano. Y yo también estoy. Tú de niño, cual hombre, como anciano, estás allí. Tu corazon está con su amargura, ennoblecido y muerto. Y vivo estás. Y hermoso estás. Y lúcido.
4
Todo se mueve alrededor de ti. Cruje el armario de nogal, salpica el surtidor del jardín. Un niño corre tras una mariposa. Adolescente, das tu primer beso a una muchacha que huye. Y huyendo así, huye nada, quieto en el soplo tenue.
5
Y así fue la palabra entre los hombres silenciosa, en el ruido miserable y la pena, arca donde está el viento detenido y suelto, acorde suspendido y desatado, leve son que se escucha como más que silencio, en el reposo de la luz, de la sombra.
Así fue la palabra, así fue y así sea donde el hombre respira, porque respire el hombre.
Y si después de tantas palabras
César Vallejo en Poemas Póstumos
¡Y si después de tantas palabras, no sobrevive la palabra! ¡Si después de las alas de los pájaros, no sobrevive el pájaro parado!¡Más valdría, en verdad, que se lo coman todo y acabemos!
¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte! ¡Levantarse del cielo hacia la tierra por sus propios desastresy espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!¡Más valdría, francamente, que se lo coman todo y qué más da...!
¡Y si después de tanta historia, sucumbimos, no ya de eternidad, sino de esas cosas sencillas, como estar en la casa o ponerse a cavilar! ¡Y si luego encontramos, de buenas a primeras, que vivimos, a juzgar por la altura de los astros, por el peine y las manchas del pañuelo! ¡Más valdría, en verdad, que se lo coman todo, desde luego!
Se dirá que tenemos en uno de los ojos mucha pena y también en el otro, mucha pena y en los dos, cuando miran, mucha pena... Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!
Ingeborg Bachmann en Hablar y difamar
Palabra, sé con nosotros dulce en tu paciencia se impaciencia.¡Este sembrar tiene que acabarse![...]Palabra, sé nuestra liberad, clara, hermosa.Sin duda, tiene que acabarseeste mantenerse precavido.[...]Ven y no te niegues,puesto que nos ves en pugna con tanto mal.Antes de que la sangre de dragón proteja al contrario,esta mano caerá en el fuego.¡Sálvame, palabra mía!
Para que luego algunos descrean del poder de la palabra.
Sirvan estas tres invocaciones de la palabra, como homenaje a la dulce Scherezade.
Salvación en la palabra
De Carlos Bousoño en Oda a la Ceniza
A Jorge Guillén
1
Dejad que la palabra haga su presa lóbrega, se encarnice en la horrenda miseria primaveral, hoce del destino, cual negra teología corrupta. Súbitas, algunas formas mortales, dentro del soplo de aire permanente e invicto. La palabra del hombre, honradamente pronunciada, es hermosa, aunque oscura, es clara, aunque aprisione el terror venidero. Hagamos entre todos la palabra grácil y fugitiva que salve el desconsuelo. ... Como burbuja leve la palabra se alza en la noche, y permanece cual una estrella fija entre las sombras
2
Y así fue la palabra ligero soplo de aire detenido en el viento, en el espanto, entre la movediza realidad y el río de las sombras. Ahí está detenida la palabra vivaz, salvado este momento único entre las dos historias. ... De pronto el caminar fue duradero y el hombre inmortal fue, y las bocas que juntas estuvieron juntas están por siempre. Y el árbol se detuvo en su verdor extraño, y la queja ardió en una zarza misteriosa.
3
Allí estamos nosotros. Allí dentro del hálito. Tú que me lees estás allí con un libro en la mano. Y yo también estoy. Tú de niño, cual hombre, como anciano, estás allí. Tu corazon está con su amargura, ennoblecido y muerto. Y vivo estás. Y hermoso estás. Y lúcido.
4
Todo se mueve alrededor de ti. Cruje el armario de nogal, salpica el surtidor del jardín. Un niño corre tras una mariposa. Adolescente, das tu primer beso a una muchacha que huye. Y huyendo así, huye nada, quieto en el soplo tenue.
5
Y así fue la palabra entre los hombres silenciosa, en el ruido miserable y la pena, arca donde está el viento detenido y suelto, acorde suspendido y desatado, leve son que se escucha como más que silencio, en el reposo de la luz, de la sombra.
Así fue la palabra, así fue y así sea donde el hombre respira, porque respire el hombre.
Y si después de tantas palabras
César Vallejo en Poemas Póstumos
¡Y si después de tantas palabras, no sobrevive la palabra! ¡Si después de las alas de los pájaros, no sobrevive el pájaro parado!¡Más valdría, en verdad, que se lo coman todo y acabemos!
¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte! ¡Levantarse del cielo hacia la tierra por sus propios desastresy espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!¡Más valdría, francamente, que se lo coman todo y qué más da...!
¡Y si después de tanta historia, sucumbimos, no ya de eternidad, sino de esas cosas sencillas, como estar en la casa o ponerse a cavilar! ¡Y si luego encontramos, de buenas a primeras, que vivimos, a juzgar por la altura de los astros, por el peine y las manchas del pañuelo! ¡Más valdría, en verdad, que se lo coman todo, desde luego!
Se dirá que tenemos en uno de los ojos mucha pena y también en el otro, mucha pena y en los dos, cuando miran, mucha pena... Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!
Ingeborg Bachmann en Hablar y difamar
Palabra, sé con nosotros dulce en tu paciencia se impaciencia.¡Este sembrar tiene que acabarse![...]Palabra, sé nuestra liberad, clara, hermosa.Sin duda, tiene que acabarseeste mantenerse precavido.[...]Ven y no te niegues,puesto que nos ves en pugna con tanto mal.Antes de que la sangre de dragón proteja al contrario,esta mano caerá en el fuego.¡Sálvame, palabra mía!
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Etiquetas: Literatura
4 Comments:
Bonitos escritos!!! Me ha encando el primero!!! es realmente conmovedor
Si la palabra sirve para que me visitéis, os seguiré invocando. Tal vez la literatura comenzó con aquello que decía "Y el verbo se hizo carne" (o yo que sé).
Un abrazo.
La palabra como plaga, según John Ruskin: Nunca se dieron animales de presa tan dañinos, nunca diplomáticos tan astutos, nunca envenenadores tan mortíferos como estas palabras enmascaradas; son los administradores injustos de todas las ideas de los hombres: cualquier fantasía o instinto predilecto que un hombre albergue, se los ofrece a su palabra enmascarada favorita para que lo cuide; la palabra termina ejerciendo sobre él un poder infinito: ya nunca podréis llegar a él si no es por su mediación (Sésamo y lirios). ¿No hay una relación aquí con "la cortedad del decir" de San Juan de la Cruz, ese "no sé qué que queda balbuciendo"?
Francisco Herrera
http://laletrasinsangre.blogspot.com
Francisco, hace poco que leo tu blog, pero cada vez que le "echo" un vistazo me interesa más.
Escrito está, no sólo de pan vivirá el hombre...
Álvaro, acabo de leer ese cuento, y la verdad es que me ha gustado mucho. El mundo está lleno de coincidencias. Recordaba yo ahora a esa japonesa de la película de Greenaway (The pillow book)que se dedica a escribir poemas de amor sobre la piel de sus amantes.
Saludos
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