La Librería

Pequeños retales de literatura

sábado, enero 21, 2006

Crónica de una Conferencia anunciada.

Llegaba cinco minutos tarde al CCCB, pregunto en recepción, me dicen que la Conferencia ya ha comenzado y que por motivos de seguridad ya no dejan entrar a nadie más, y que si me interesa, el lunes siguiente se proyectará La Patagonia Rebelde y todo ello mientras me da un pequeño folleto. Yo quiero manifestar de alguna manera mi contrariedad, y no se me ocurre otra manera que contestarle: "Sí, ya lo sé", con un tono cargado de decepción. Salgo de allí, y pienso, ¿qué hago ahora? A lo lejos veo a unas cuantas personas... Supongo que están como yo. Me acerco hacia ellos. Son argentinos, sin duda: Pelos largos, gorritos de lana, y por supuesto esa bonita cantinela cuando se ponen a hablar. Me infiltro entre ellos. Enciendo un pucho.
Pasan los minutos, siguen llegando argentinos... me reconforta saber que hay gente mucho más inpuntual de lo que pueda ser un servidor. Treinta o cuarenta personas que se concentran delante de la puerta que nos barra el paso. La bulla se palpa en el ambiente. Ellos lo saben bien: la unión hace la fuerza, faltaban las cacerolas, y ya hubiera sido todo un clásico. Se suceden lo golpes en la puerta de vidrio, y alguna que otra queja subida de tono.
Los organizadores se dan por vencidos, ¿o no? Una persona abre la puerta desde adentro, y la gente sin preguntar se amontona y traspasa el umbral. La primera barrera ha sido saltada. Pasar la segunda es todavía mucho más sencillo, porque ya no hay barreras físicas, sino un simple hombre con un Walkie, que no puede hacer nada cuando la gente comprueba que sigue habiendo espacio en la sala. Es difícil que uno pare a cuarenta personas cuando esos cuarenta saben que ese uno no lleva la razón.
Entramos en las sala, Osvaldo Bayer levanta la mirada un poco sorprendido pero continúa, en seguida la gente encuentra cualquier espacio para colocarse...
Osvaldo por supuesto no defraudó, una Conferencia larga en la que hizo un repaso de la historia Argentina.
Si quieren leer algo sobre su forma de pensar, aquí van unos cuantos artículos, y aquí un texto que refleja bastante lo que habló en la Conferencia.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡ Cuánto interés por lo argento, Vigo ! Bayer es, en efecto, muy ameno para el anécdota y muy contundente en la prosa. Y ya es un monstruo sagrado aquí. A mi - que lo aprecio desde adolescente, cuando leí su "La Patagonia..." - en verdad en los últimos años me parece un tanto extremo y amargo. Pero eso va en gustos.
En cuanto al general Roca, a quien no le ahorra palos, cumple en el imaginario local las funciones del General Custer entre los yankees - aquel rubio soberbio cuya arrogancia le costó la vida a manos de Caballo Loco y Toro Sentado.
Es decir, Roca condensa la culpa nacional por el trato a las tribus salvajes, como si antes, durante o después de él no hubiese habido lucha contra el indio. La verdad es que la hubo durante mas de tres siglos.
Ocurre que este individuo hizo una campaña relámpago de enorme éxito y se lo tiene por el arrasador de las Pampas. Es interesante porque en realidad fue un ataque económico: para enfrentar a un enemigo moderno los pampas, con sus escasos medios, adecuaron toda su vida a la guerra. Maloneaban, es decir, atacaban estancias y poblados blancos llevándose caballos y ganados que luego cruzaban todo el país y llegaban a Chile por ciertos espaciosos pasos cordilleranos en los Andes. Del otro lado vendían y compraban y regresaban para nuevas incursiones.
Estos grandes pasos montanos estan en el Neuquén (el País de las Manzanas) y así marcharon las cuatro columnas de Roca, mas unos barquitos que remontaban el Río Negro. En el camino no encontraron muchos indios - la columna que dirigía el propio Roca casi ninguno! sus opositores políticos le tomaban el pelo por ello desde los diarios de la época - pero al llegar a Neuquén cerraron los pasos y acamparon allí.
El resultado fue devastador. Sin la posiblidad de hacer grandes arreos, los ataque o "malones" masivos perdieron todo sentido. Aunque fueran exitosos no habría que hacer con semejante botín . Los indígenas se fraccionaron y dividieron en bandas, efectuando pequeños ataques en todas partes para obtener su sustento, pero jamás volvieron a concentrar lanzas en número apreciable. Pasaron de una economía de guerra a una de subsistencia por robos y raterias y así las guarniciones locales en cada punto de la frontera y aún los colonos pudieron tenerlos a raya e ir corriendo dicha frontera cada año desierto adentro. La misma frontera se diluyó y los indios quedaron como grupos aislados. Nunca hubo una política de "reservaciones" - como en USA - así es que lo que no murieron se acoplaron al blanco, normalmente como vagón de cola - peones en las estancias - y "aculturaron" - proceso que ocurría desde Colón para adelante y que consiste en pasar a llamarse Rodríguez, declararse cristiano y vestirse a la europea.
Y en el siglo XX se hicieron todos peronistas y volvieron al poder. Pero eso es otra historia !

2:35 p. m.  
Blogger Vigo said...

Gracias Habar por sus explicaciones. A grandes rasgos le diré que aunque admiro a Bayer, tengo una opinión bastante parecida a la suya (Habar). De entrada no me gusta buscar culpables en la historia, y menos cuando más me remonto en el tiempo. Pero atendiendo a lo que me dice, recuerdo que Bayer justificó los malones, aduciendo que el indio no tenía sentido de la propiedad... una defensa que me parece pobre...
Ahora bien, me gusta la lucha de Bayer por intentar que no se pierdan lo poco que queda de la cultura de los indios patagónicos.

4:40 p. m.  

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