Nena Daconte
Habrán notado una ligera disminución en el ritmo de posteos, la verdad es que llevo unos días en los que estoy bastante ocupado, y el blog había pasado a un segundo plano. Pero bueno, aquí estoy de nuevo, dispuesto a entretenerles unos minutos con este pequeño teatrillo que es La Librería. Además les advierto que un hechizo del último post aún colea sobre mis dedos, así que si se aburren con tanto color rosa, les aconsejo que cojan las gafas de sol y tiren por otro camino, porque a mí me sigue gustando acaramelar mis palabras. Mis niveles de fenilamina están creciendo a ritmos forzados...
¿Oyeron a Nena Daconte? Nena Daconte es el conjunto que han formado Mai Meneses (Sí, Meneses estuvo en OT, pero seamos benévolos) y Kim, ambos viven en Barcelona y acaban de sacar el disco He perdido los zapatos (Tal vez deberían coger otros del árbol de los zapatos). Un servidor lo que acostumbra a perder son los calcetines, pero por suerte un día me enteré que existía una puerta hacia otras dimensiones que comenzaba en el interior de las lavadoras, y que funcionaba al modo Stargate. Aclarado esto, comprender el mundo fue más sencillo.
A lo que iba, Nena Daconte es ese grupo que canta aquello de:
No soy una niña.
No soy ese duende.
No soy luchadora.
No soy tu camino.
No soy buena amante,
ni soy buena esposa.
No soy una flor,
ni un trozo de pan.
Sólo soy esa cara de idiota
Pero para alguien que juega con los nombres como juego yo, era fácil encontrar la referencia: Gabriel García Márquez (Gabo para los que se toman confianzas), hace unas semanas declaraba en una entrevista que había dejado de escribir. Seguramente volverá, porque un escritor es casi imposible que cuelgue los hábitos, pero mientras descansa, será bueno recordar algunos de sus textos.
“Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el anillo de bodas le seguía sangrando. El guardia civil con una manta de lana cruda sobre el tricornio de charol examinó los pasaportes a la luz de una linterna de carburo, haciendo un grande esfuerzo para que no lo derribara la presión del viento que soplaba de los Pirineos. Aunque eran dos pasaportes diplomáticos en regla, el guardia levantó la linterna para comprobar que los retratos se parecían a las caras.
Nena Daconte era casi una niña, con unos ojos de pájaro feliz y una piel de melaza que todavía irradiaba la resolana del Caribe en el lúgubre anochecer de enero, y estaba arropada hasta el cuello con un abrigo de nucas de visón que no podía comprarse con el sueldo de un año de toda la guarnición fronteriza. Billy Sánchez de Avila, su marido, que conducía el coche, era un año menor que ella y casi tan bello y llevaba una chaqueta de cuadros escoceses y una gorra de pelotero. Al contrario de su esposa, era alto y atlético y tenía las mandíbulas de hierro de los matones tímidos. Pero lo que revelaba mejor la condición de ambos era el automóvil platinado, cuyo interior exhalaba un aliento de bestia viva, como no se había visto otro por aquella frontera de pobres. Los asientos posteriores iban atiborrados de maletas demasiado nuevas y muchas cajas de regalos todavía sin abrir. Ahí estaba, además el saxofón tenor que había sido la pasión dominante en la vida de Nena Daconte antes de que sucumbiera al amor contrariado de su tierno pandillero de balneario”.
¿Oyeron a Nena Daconte? Nena Daconte es el conjunto que han formado Mai Meneses (Sí, Meneses estuvo en OT, pero seamos benévolos) y Kim, ambos viven en Barcelona y acaban de sacar el disco He perdido los zapatos (Tal vez deberían coger otros del árbol de los zapatos). Un servidor lo que acostumbra a perder son los calcetines, pero por suerte un día me enteré que existía una puerta hacia otras dimensiones que comenzaba en el interior de las lavadoras, y que funcionaba al modo Stargate. Aclarado esto, comprender el mundo fue más sencillo.
A lo que iba, Nena Daconte es ese grupo que canta aquello de:
No soy una niña.
No soy ese duende.
No soy luchadora.
No soy tu camino.
No soy buena amante,
ni soy buena esposa.
No soy una flor,
ni un trozo de pan.
Sólo soy esa cara de idiota
Pero para alguien que juega con los nombres como juego yo, era fácil encontrar la referencia: Gabriel García Márquez (Gabo para los que se toman confianzas), hace unas semanas declaraba en una entrevista que había dejado de escribir. Seguramente volverá, porque un escritor es casi imposible que cuelgue los hábitos, pero mientras descansa, será bueno recordar algunos de sus textos.
“Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el anillo de bodas le seguía sangrando. El guardia civil con una manta de lana cruda sobre el tricornio de charol examinó los pasaportes a la luz de una linterna de carburo, haciendo un grande esfuerzo para que no lo derribara la presión del viento que soplaba de los Pirineos. Aunque eran dos pasaportes diplomáticos en regla, el guardia levantó la linterna para comprobar que los retratos se parecían a las caras.
Nena Daconte era casi una niña, con unos ojos de pájaro feliz y una piel de melaza que todavía irradiaba la resolana del Caribe en el lúgubre anochecer de enero, y estaba arropada hasta el cuello con un abrigo de nucas de visón que no podía comprarse con el sueldo de un año de toda la guarnición fronteriza. Billy Sánchez de Avila, su marido, que conducía el coche, era un año menor que ella y casi tan bello y llevaba una chaqueta de cuadros escoceses y una gorra de pelotero. Al contrario de su esposa, era alto y atlético y tenía las mandíbulas de hierro de los matones tímidos. Pero lo que revelaba mejor la condición de ambos era el automóvil platinado, cuyo interior exhalaba un aliento de bestia viva, como no se había visto otro por aquella frontera de pobres. Los asientos posteriores iban atiborrados de maletas demasiado nuevas y muchas cajas de regalos todavía sin abrir. Ahí estaba, además el saxofón tenor que había sido la pasión dominante en la vida de Nena Daconte antes de que sucumbiera al amor contrariado de su tierno pandillero de balneario”.
Gabriel García Márquez -El rastro de tu sangre en la nieve-
Pueden encontrar el relato aquí. Por mi parte sólo dedicarle esta canción a la niña, por ser preciosa.
Pueden encontrar el relato aquí. Por mi parte sólo dedicarle esta canción a la niña, por ser preciosa.
Etiquetas: Literatura, Música
5 Comments:
Constatar que me ha gustado la canción.
Constatar que me ha gustado tu visita.
Si a la disminución en el ritmo de posteos seguirá la inclusión de canciones como Idiota, ni modo, bienvenida la lentitud.
Gracias Vigo, ahora a buscarlos de este lado del charco...
La verdad es que la Mai esta ha sorprendido al mundo..
Ha pasado de ser la chica que se tragó un matasuegras a dejarnos atónitos....
Buen gusto el tuyo!
Genial dúo son estos Nena Daconte.
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