La Librería

Pequeños retales de literatura

lunes, marzo 06, 2006

Hay un tiempo para sufrir y otro para amar

Hace unos meses hablaba con franca devoción sobre una de mis últimas lecturas El diario de hombre decepcionado; un entomólogo que reflejó en sus diarios sus ansias de llegar lejos en la vida, y como esta capacidad se veía frenada por el implacable avance de lo que a principio del siglo XX era una desconocida enfermedad: la esclerosis múltiple.

3 de mayo de 1914
Crisis cardiaca durante todo el día. La intermitencia es una tortura refinada para quien desea vivir tanto como yo. El corazón “se salta un punto” cada vez que respiras hondo, estrechas la mano de tu amigo y das un discurso de despedida. Después vuelve a funcionar y pides otra pinta de cerveza.
Dentro de la jaula de mi tórax vive un animal quisquilloso, y nunca sé cuándo se va a escapar y llevarse mi preciosa vida entre los dientes. Le sigo la corriente, lo persuado y lo tranquilizo, pero sabe Dios que no tengo gran confianza en el animalillo. Al parecer, mi tórax es una guarida insoportable.

W.N.P Barbellion –El diario de un hombre decepcionado”.

La esclerosis múltiple es una enfermedad degenerativa que daña el sistema nervioso, y que lentamente va minando la motricidad de las personas. Sus efectos se producen de manera intermitente, con periodos de latencia que se entrecruzan con otros donde la enfermedad te muerde con su máxima violencia. Si alguno no se sitúa, intente recordar la imagen del astrofísico Stephen Hawkings anclado en su silla de ruedas.

Otro de los casos que recuerdo el del escritor Juan García Ponce (sin duda la mejor web sobre Ponce :D). Sin embargo habría que decir que su manera de vivir la enfermedad fue todo un ejemplo de vitalismo y de producción literaria. En palabras de su amiga Elena Poniatowska:

“A pesar de que no se mueve, Juan es un hombre libre. Su cuerpo, enjuto por la enfermedad, estalla de fortaleza. Es tan expresivo que a uno se le olvida que Juan sólo puede levantar los brazos con el pensamiento. Después de cinco minutos el que se impone es él, el que dicta es él, el que lleva la conversación es él. Quizá no pueda sostener su cabeza pero su cerebro se yergue poderoso e ilumina cada inerte pensamiento”.

La fotografía viene por cortesía de Magda.... gracias

Juan García Ponce

PD. En breve termino con los gatos y vuelvo a mis amigos los pulpos.

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2 Comments:

Blogger Magda Díaz Morales said...

García Ponce no solo fue valiente, Vigo, sino todo un ejemplo de lo que es amar a la literatura. La literatura fue su vida. Gracias a él, entre muchas cosas más, tenemos a Klossowski en castellano, a Mann, a Marcuse, y a tanto y tantos más, fue su traductor e introductor en México en los años 60 y siguientes. La cultura no sería lo que es sin él.

Sería poco lo que pudiera decirte respecto a este escritor, del que nunca he sabido que fue mejor, si escritor o persona, es famosa su generosidad en este ámbito intelectual adonde justamente es dificil hallar desprendimiento y generosidad.

García Ponce escribió teatro, novela, cuento, ensayo, critica de arte, literaria y guión cinematográfico. Grande entre los grandes. Su padre era de España, por cierto, pasó algunos años allá, iba por un par de meses y se quedó dos o tres años.

Le encantaban los gatos, escribió el cuento "El gato" y la novela El gato, además este animalito aparece en varios de sus textos.

Él decía siempre: "La vida no es buena ni mala, es vida".

Gracias por este hermoso post en el que recordamos al escritor de la mirada y el erotismo...

12:18 a. m.  
Blogger Vigo said...

Un placer leerte Magda, como curiosidad dar otro pequeño dato que aprendí de un texto de Ponce. Un gato al que Balthus dedicó algunos de sus cuadros o dibujos era el gato Mitsou. Así que los dos hermanos también disfrutaron de la compañía de gatos.

4:17 a. m.  

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