La Librería

Pequeños retales de literatura

domingo, noviembre 20, 2005

Dame tú, Roma

Aparezco cuando ya ha amanecido, preguntándome cuando el rescoldo se convirtió en fuego. Y entonces se me ocurre citar algunos versos de Alberti. Sería complicado de explicar… pero es que lo que menos me apetece es tumbarme sobre el diván de un espejo. En cambio, ¡que fácil será recitar a Alberti!


Lo que dejé por ti
Rafael Alberti
Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mío,
dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.
Azulejos de los sembrados

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2 Comments:

Blogger இலை Bohemia இலை said...

Alberti, poeta de mi tierra, un marinero en tierra que se perdió mirando una arboleda. Me gusta la referencia.

Saludos

4:49 p. m.  
Blogger Vigo said...

Bohemia, esto va por la tacita de plata, por tí, y por Rosa Fría que se lo recomendó a Pereira.
"Quizá solo para luchar acecha,
permanece dormido o silencioso
llorando, besando el terso párpado rosa,
el pecho triste de la muchacha amada;
quizá solo aguarda combatir
contra esa mansa lágrima que es letra del amor,
contra
aquella luz aniquiladora
que dentro de él ya duele con su nombre: belleza..."
Caballero Bonald en Ceniza son mis labios

11:57 p. m.  

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