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Pequeños retales de literatura

viernes, mayo 25, 2007

El oro de San Lorenzo

Mientras media España acaba de sufrir un temporal de lluvias, aquí en cambio un calor insoportable asola la ciudad y me hace fundirme con el teclado. Me siento como ese poema de Dámaso Alonso que habla sobre Madrid. Voy a buscarlo...
Cámbiese Madrid por la ciudad condal, y encontrarán las palabras que deberían salir de mi boca.

INSOMNIO
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo
en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros,
o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán,
ladrando como un perro enfurecido,
fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios,
preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?



A. me invita a su boda en Madrid próximamente y creo que por el mapa que adjuntan de donde se celebra la boda acabaré viendo por primera vez las miles de ventanas de El Escorial. Me apetece ver El Escorial, es un edificio que siempre me ha impresionado. Dicen que debido al bronce de algunos de sus elementos, El Escorial cuando le da el sol brilla se convierte en una de esas ciudades doradas que han sido tan buscadas por soñadores o amantes del dinero (mis recuerdo ahora a la Ciudad suspendida del amigo Pereira que por cierto estará este fin de semana por Madrid seguramente hablando de Gómez de la Serna).
El sol se derrama por las tejas, y El Escorial brilla, como si tuviera oro en sus cúpulas, y es curioso porque en realidad El Escorial dicen que sí que tiene algún ladrillo de oro. La leyenda cuenta que un embajador francés le preguntó a Felipe II si sería tan fácil acabar la magna obra como había sido empezarla. Desde luego el gabacho hizo una muy apreciación aplicable a la mayoría de los proyectos que emprendemos en nuestras vidas, pero Felipe II quiso ser más inteligente que el francés, y para demostrarle que las arcas del estado estaban repletas de oro, hizo colocar varios ladrillos de oro. Del palo es la anécdota de Abderramán III y la fuente de mercurio, pero esa supongo que es otra historia.
De todas maneras si alguien duda de lo que es luchar por un sueño, sólo tienen que recrearse en la historia de Justo Gallego y su catedral de Mejorada del Campo (A Mina le debo la nueva política de enlaces).

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5 Comments:

Blogger verarex said...

No sé que pasaria si se secan "las tristes azucenas letales de (sus)noches"

Pero qué lindo suena eh

Pues no sé ni como, Vigo, si no estoy errada ha pasado Ud por mi blog alguna vez en plan de crítica, claro.
Yo llegué aqui tras las huellas de Daniel Pennac..la Red tiene sus intrincados pasadizos... creo ke acabaré sintiendome un monje perdido en los laberintos del "el nombre de la rosa"...
(bueno..o una monja!)

Aqui no hace calor...sino un fresco día soleado de otoño.
Pero los muertos se pudren en todos lados, che

Salut

8:23 p. m.  
Blogger verarex said...

corrijo:
no era del "el nombre...

sino:

de "El nombre...

;)

8:24 p. m.  
Blogger Yavannna said...

Totalmente de acuerdo con el poema de Damaso Alonso.

No lo conocía y me ha encantado.

Saludos, que hace mucho tiempo que no me pasaba por tu casa Vigo :-)

11:59 a. m.  
Blogger princess olie said...

Toda ciudad
alberga vivos y muertos, ¿eh?
Es más,
en las ciudades latinoamericanas,
asentadas en antiguos villorrios
indígenas,
a veces se encuentra cementerios antiguos al efectuar excavaciones para las fundaciones o cimientos de nuevos edificios o redes viales.

Bueno, amigo. Abrazos. Pasar por aquí siempre es interesante...

olie

3:43 p. m.  
Blogger Vigo said...

Bueno Vera, mís críticas suelen ser más bien lights y desde luego es más que posible que dejara una pequeña nota en tu blog, soy de los que cuando ven una curiosa casa ajena me gusta dejar mi firma. Pero uno ya no está seguro de donde estuvo ni que escribió, y sólo vive con suposiciones.

Yavanna, me alegra que recaigas esta vez por aquí. Me parece lo más normal del mundo aparecer y desaparecer en este mundo efímero. Para mí hay tantos blogs que me gustan que me es imposible mantenere el contacto con todos, así que voy trampeando de unos y otros. Pero de verdad que me alegra mucho ver un comentario tuyo.

Sí, princesa toda ciudad tiene algo de muerte en sus cimientos. Supongo que en el campo también puede ocurrir algo parecido, pero la tierra húmeda parece que asimila mejor.
Gracias por lo de interesante, esos elogios reconfortan el esfuerzo de pasar una parte de mi tiempo aquí.

4:17 a. m.  

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