Sistema Emergo y el Festival Phenomena
Igual debería de esperarme a la llegada del Halloween para hacer este post, pero como hace días que no escribo y no me apetece estrujarme el cerebro para escribir algo más pensado, pues aquí lanzo este facilón post (pero no por eso menos interesante ;) ).
El otro día estaba viendo el programa Arucitys en 8 Tv, cuando en la sección de la gadgetotúlia que hace Montse Vidal sacó como invento una espeluznante silla, que vamos, yo creo que acojonaría a casi cualquiera (me sale delante esta bruja voladora sin esperármela y aunque soy totalmente escéptico a fantasmas y similares, creo que me tienen a ayudar a buscar mi corazón por el suelo, del salto que este me pega).
Chair Screamer
Si alguien quiere comprar una, solo tiene que dirigirse a la empresa que las fabrica que se llama Poison Props y poner la pasta correspondiente. Poison Props es una compañía que se dedica a fabricar monstruos animatrónicos para el Halloween (la animatrónica no deja de ser una especie de evolución de los antiguos autómatas, de los cuales en Barcelona tenemos al gran experto Lluis Ribas, que desde hace años se dedica a la conservación de estos últimos en el más que singular Museo de los autómatas del Tibidabo)
Sea como sea, después de ver el video me acordé de algo que leí por algún lado, y al final he atado cabos; ¡se trata del sistema Emergo! (por cierto hay una película española de terror que lleva también este nombre, y que hace tiempo que también quiero ver).
Cuando en 1959 el director William Castle rodó la película La mansión de los horrores con Vincent Price como actor principal, su estreno en los cines tenía guardada una sorpresa para los espectadores que se aventuraban a comprar la entrada y se sentaban inocentes en sus respectivas butacas, y es que a mitad de la película cuando aparecía en pantalla un esqueleto para dar el consiguiente susto, una caja negra previamente colocada en el cine se abría y de ella salía un esqueleto de plástico, que era lanzado rápidamente hacia los espectadores mediante un sistema de cuerdas y poleas, garantizando el susto en todos los espectadores que no supieran previamente de la inocentada).
Aquí una foto de este momento (donde los rostros parecen reflejar más diversión que otra cosa).
Este recuerdo me ha hecho pensar un poco en eso que se ha instaurado ahora cuando se habla de ocio, que es de hablar de “sensaciones” o “experiencias” como modalidad de disfrute cuando nos referimos a las opciones de ocio. Si hablamos por ejemplo de cine, me refiero a espectáculos como el Phenomena en Barcelona o el Cineshock que se hacía en Madrid. Este tipo de espectáculos pretenden convertir lo que básicamente sería solo un visionado simplón en una sala de cine en todo un acontecimiento para los espectadores, y para ello normalmente utiliza la presencia de animadores que disfrazados se encargan de divertir a un ya de por sí público predispuesto, y digo predipuesto porque la gente que se anima a asistir a este tipo de pases donde suelen programar las llamadas cintas “de culto” (generalmente de Terror o Ciencia Ficción) ya de por sí suele ser un público que tiene un ramalazo “freak”, y a los que les fascina poder volver a ver esos clásicos de género en pantalla grande y para ello acuden acompañados de su grupo de amigos; y todos con muchas ganas de divertirse.
Seguramente los inicios de estas especiales fiestas en el cine, se los deberíamos a los pases de The Rocky Horror Picture Show donde este musical años después de su estreno se seguía pasando en su versión fílmica por algunos cines, y ese día determinado que se hacía el especial pase, allí acudían espectadores fanáticos de la película, dispuestos a corear en la sala las canciones del musical, calentados por un equipo de animadores caracterizados como los actores de la película.
En Barcelona como decía, durante estos últimos años el director Nacho Cerdá (el director de la necrófila Aftermath) ha estado montando el festival Phenomena (The ultimate cinematic experience), en los cines de la calle Urgel (si alguna vez los han visitado, visiten el lavabo masculino de este cine, que es tan grande que bien podía haberlos utilizado Kubrick como alternativa a los pasillos que rueda en El resplandor). El festival Phenomena por cierto no ha cerrado, sino que en breve se traslada al antiguo cine Nápoles (Calle Sant Antoni M. Claret 168).
Esperemos en una época que se cierran más cines de los que se abren, que su aventura tenga una larga vida, aunque sea una vida llena de zombies y vampiros.
Por cierto, más experiencias… el Museo de Cera de Barcelona se había revitalizado “mucho” con su espectáculo “Horror Experience”, pero quizás por la falta de promoción no había conseguido llegar al gran público, y después de unos meses de divertir a la gente, han dejado de montar su espectáculo; una función terrorífica como esas que se hacen en las Casas del Terror de los parques de atracciones pero con más hilo argumental y eso sí, con los sustos incluidos en el precio (18 euros me parecía un poco caro para los tiempos que corren… y siempre he pensado que con más público se pueden conseguir los mismos beneficios a menor precio). Una pena si el parón es finalmente definitivo.
Joer, me voy enrollando y al final no ha sido tan fácil escribir esto.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home