La Librería

Pequeños retales de literatura

martes, abril 26, 2005

Ultimos ejemplares (VII)

Es divertido comprobar como algunos entran de forma casual en este blogger. Entre las tareas pendientes tengo hacer un resumen del libro de Cabrera InfanteTres tristres tigres”, pues semanalmente hay algunos despistados que me visitan buscando información sobre el libro. Y tienen razón, porque yo mismo he buscado en internet alguna reseña, y las pocas que hay son excesivamente confusas.
Pero hoy tuve una entrada curiosa, hace apenas unos minutos.

Entrada por google en La Librería 26 Apr, Tue, 22:14:11

a parte de las luciernagas que otros animales brillan en la oscuridad

A éste le faltaba poco más para firmar con su nombre y poner un por favor.

Yo desde luego hubiera optado por algo más conciso:

“insectos que brillan” oscuridad

Pero la verdad es que me gusta mucho su pregunta. Y enlazando con mis bestiarios les dejaré una Leyenda pero antes una pequeño fragmento. Y es que alguien dijo que cada vez habían menos luciérnagas e incluso me temo que podría decirles quién.

“No me parece que la luciérnaga extraiga mayor suficiencia del hecho incontrovertible de que es una de las maravillas mas fenomenales de este circo, y sin embargo baste suponerle una conciencia pare comprender que cada vez que se le encandila la barriguita el bicho de luz debe sentir como una cosquilla de privilegio. De la misma manera a la Maga le encantaban los líos inverosímiles en que andaba metida siempre por cause del fracaso de las leyes en su vida”.
Cortázar –Rayuela-


LEYENDA DEL ISONDÚ

“En la inmensa región que se extiende desde el Paraná al Uruguay, existen maravillosos resplandores, que en las noches se mueven, lentamente, en fantásticas procesiones luminosas. Todos saben que es el isondú, un insecto cuya belleza es extraordinaria, por la luz que irradia su cuerpo y tiene entre los guaraníes, una hermosa leyenda: En su origen, el isondú, fue un gallardo y apuesto joven, que habitaba en aquella vasta región de frondosa vegetación y fértiles tierras. Este joven, de conducta intachable y de apuesta presencia, atraía a todas las doncellas que se enamoraban perdidamente de él. Los demás hombres, sintiéndose despreciados, se llenaron de coraje y se reunieron tratando de buscar una solución a aquel problema. De nada tenían para acusarle, porque no había cometido ningún desafuero, ni podía ser culpable de su perfección física; Habían intentado que cayera en el vicio, pero se habían estrellado ante su temple de acero. Sin embargo , había que eliminar fuera como fuera a aquél ser perfecto, que desviaba hacia él los corazones de todas las ¨cuñás¨ o doncellas.
Todos los jóvenes, amarillos por la envidia, resolvieron matarle, y apostados una noche de luna tras los árboles del bosque por dónde él tenía que pasar, esperaron a que llegara y le sorprendieron por la espalda , cayendo sobre el indefenso joven y asestándole veintidós puñaladas en todo el cuerpo, por cuyas heridas brotaban chorros de sangre, que empaparon la tierra hasta dejarle exangüe. Pero, antes de exhalar su último aliento, vieron los mozos, aterrorizados, que el cuerpo del mancebo se transformaba en un pequeño insecto de maravillosos resplandores, saliendo una misteriosa luz por cada una de las heridas que había recibido. En la herida del corazón se formó la cabeza del gusano, que emitía una fantástica luminosidad roja, como un rubí.
Los asesinos, asustados ante el prodigio, marcharon apesadumbrados de su crimen, y tuvieron que contemplar durante todas las noches de su vida aquel resplandor siniestro que les recordaba su maldad y torturaba su conciencia, no volviendo a recobrar jamás la calma.
Desde entonces, grupos inmensos de isondúes, pueblan de un fantástico resplandor, durante las noches, el bosque, convirtiéndolo en un paraje encantado.
Logrando atrapar un isondú o gusano de luz, se ve que tiene once lucecitas de cada lado de su cuerpo y son los vestigios de las veintidós puñaladas recibidas, y la luz roja de la cabeza es el corazón de aquel hermoso joven que despertó los celos de los demás hombres...”

Fuente: http://ar.geocities.com/argentinamisteriosa/gusanoluz.htm

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3 Comments:

Blogger luaDark said...

Sólo pasé para dejarte un saludo

7:27 p. m.  
Blogger viruta said...

y yo pasé para parlotear pavadas
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decir por ejemplo que nada es lo que parece
.
las luciérnagas no son bichitos de luz, sino chasquidos del aire
.
forma sutil de recordarnos que aun lo que no se ve, existe
.
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muacks

1:05 p. m.  
Blogger Vigo said...

Cristina Gracias, por lo de mi finura y mi savor faire, no me suelen dedicar palabras tan bellas y leerlas son un regalo para mis oídos.
BUF(Halagado), MUAC(éste no tiene pérdida).

lua, recibo el saludo y te mando otro. Siempre es un placer.

lobablanca Chasquidos del aire... esta me la apunto. Alvarez leyó lo de la desaparición de las luciérnagas y me comentó que Piglia habla de ello en uno de sus últimos libros (tengo que pedirle la nota exacta). Investigué un poco sobre el tema, y descubrí más referencias.
Intento seguir tejiendo hilos de plata, y cualquier día me arranco a bandonear a lo Piazzolla.
Un beso Cris.

12:45 a. m.  

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