El nepentes de Baudelaire
Encuentro que hablarles de Baudelaire debe ser como visitar lugares ya conocidos. El poeta maldito que se arrastró por París entre amores y prostíbulos; coqueteos con hachís y adicciones al opio; con una sífilis que enfermó durantes muchos años, como si arrastrara en sus pudendas partes el estigma de Caín. Y sin embargo todo ello no le impidió llegar a la cotas más altas de la poesía francesa.
Hoy buscaba en Google información sobre el nepentes. ¿Qué es el nepentes se preguntarán? Cuenta Homero al principio de la Odisea como los reyes de Esparta (Menelao y Elena) se preparan para una fiesta, Elena coloca en el vino una potente droga que es capaz de hacer olvidar el dolor. La droga es el Nepentes Pharmacon y es un derivado del opio.
Como si de un viaje alucinógeno se tratase, me di de bruces con un bello poema de Baudelaire. Siempre ocurren estas cosas cuando en nuestras vidas dejamos entrar el factor suerte. Solo hay que pasear por las calles, abrir bien los ojos y esperar que las cosas pasen. Caminar como un simple paseante, solo hay que intentar ser Le Flâneur o Baudelaire.
Hoy buscaba en Google información sobre el nepentes. ¿Qué es el nepentes se preguntarán? Cuenta Homero al principio de la Odisea como los reyes de Esparta (Menelao y Elena) se preparan para una fiesta, Elena coloca en el vino una potente droga que es capaz de hacer olvidar el dolor. La droga es el Nepentes Pharmacon y es un derivado del opio.
Como si de un viaje alucinógeno se tratase, me di de bruces con un bello poema de Baudelaire. Siempre ocurren estas cosas cuando en nuestras vidas dejamos entrar el factor suerte. Solo hay que pasear por las calles, abrir bien los ojos y esperar que las cosas pasen. Caminar como un simple paseante, solo hay que intentar ser Le Flâneur o Baudelaire.
Charles Baudelaire
Traducción: María Fasce
Ven a mi pecho, alma sorda y cruel,
Ven a mi pecho, alma sorda y cruel,
tigre adorado, monstruo de aire indolente;
quiero enterrar mis temblorosos dedos
en la espesura de tu abundosa crin;
Sepultar mi cabeza dolorida
en tu falda colmada de perfume
y respirar, como una ajada flor,
el relente de mi amor extinguido.
¡Quiero dormir! ¡Dormir más que vivir!
en un sueño, como la muerte, dulce,
estamparé mis besos sin descanso
por tu cuerpo pulido como el cobre.
Para ahogar mis sollozos apagados,
sólo preciso tu profundo lecho;
el poderoso olvido habita entre tus labios
y fluye de tus besos el Leteo.
Mi destino, desde ahora mi delicia,
como un predestinado seguiré;
condenado inocente, mártir dócil
cuyo fervor se acrece en el suplicio.
Para ahogar mi rencor, apuraré
el nepentes y la cicuta amada,
del pezón delicioso que corona este seno
el cual nunca contuvo un corazón.
Etiquetas: Literatura
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