El ojo Silva

Comprendan que estos días de sol y hamaca es más difícil seguir las disciplinas...

He comenzado a hacer unas cuantas pruebas con una minicámara fotográfica –tan cuca que hasta me parece algo pequeña para mi gusto- que me regalaron hace unos meses. Hay un tiempo para cada cosa… Después de proferir una retahíla de insultos dirigida a los creadores de Manuales de “alta tecnología” creo que he comenzado a hacerme con ella.



La primera es la fotografía de un cojín que también me regalaron (recuperé mis regalos de cumpleaños hace unos días debido a que estaban guardados en el maletero del coche de un amigo). El cojín es una respuesta de mi amiga Joana a una petición mía. Muy acertada por cierto. Aquí está el origen del asunto, un post de la amiga Yavannna en su Teka Teka. Supongo que está de vacaciones porque hace muchas semanas que no actualiza (así que si hay algún lector asiduo a La Librería compruebe que no hay motivos para quejarse).

La segunda es una fotografía magnífica de la habitación donde trabaja “el genio” en su máxima expresión. Observen que todo esta donde tiene que estar, pues todo es un ejemplo del orden instaurado en el más absoluto caos. Las teorías de Prigogine llevadas al terreno bibliotecario, instauradas en los libros como en una infinita Biblioteca de Babel. Y los libros moviendo sus solapas como alas de mariposa.