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Pequeños retales de literatura

viernes, diciembre 02, 2011

Permiso, avanti.

¿Qué es un beso? Si se lo preguntaran a un poeta romántico como Gustavo Adolfo Bécquer diría por analogía que es más que un mundo y más que un cielo (yo no sé que te diera por un beso). Por el contrario, si la pregunta se le hace al más absoluto racionalista quizá respondería lo que responde el catedrático de filosofía Alain Montadon en su ensayo “El beso”, un beso son: 17 músculos de cada lengua en movimiento, ¡pero no sólo eso!, sino que también son 9 miligramos de agua, 0.18 de sustancias orgánicas, 0.7 de materias grasas, 0.45 de sal y centenares de bacterias y millones de gérmenes que se consumen o se intercambian en cada beso (francamente esta descripción no me suena demasiado convincente, porque tengo serias dudas del frikianalista que ha calculado tal despilfarro de material humano, ¡y además! Este cálculo… ¿lo dividimos por dos? ¿o ya viene individualizado?)

Los italianos tienen un dicho bastante ingenioso I baci sono propio come le ciliegie, uno tira l'altro, que viene a decir que un beso es como cuando se comen cerezas, que tras comer una, ya luego no se puede evitar ir hacia la siguiente. Pero no se piensen que todo es tan fácil, en realidad, en cuestión de besos hay un relativismo cultural bastante curioso; las mismas italianas no son muy dadas a los besos en público, tal vez por su marcada tradición católica, pero la cuestión es que lo que aquí se denomina como “robar un beso”, allí puede interpretarse como un fuerte altercado contra el honor de cualquier joven ragazza. Y si estás en la italia profunda no te extrañe, que acabes frente al altar con el cañón de una escopeta apuntándote a tu espalda (bueno quizás esto era hace cincuenta años pero quien avisa no es “traditore”). Siempre he pensado que esta es la explicación por la que los italianos vienen aquí y son tan pesados con nuestras compatriotas españolas, y es porque los bambinos ya vienen muy entrenados de Italia; así que vienen dispuestos a vencer aunque sea por cansancio toda resistencia femenina que puedan encontrarse frente a un beso no demasiado buscado. También me imagino que esta especie de represión católica que hay frente a lo sexual –de la que España también se ha llevado su parte de penitencia- es la que luego hace que afloren por esas tierras al pie de los apeninos –donde vive nuestro amigo Marco- personajes tan conquistadores como el propio Casanova.
Kiss
Sepan las mujeres que en otros países hay jurisprudencia al respecto que las beneficia. Está documentado que en Inglaterra en el año 1837 un tal Thomas Saverland intentó besar a una tal Caroline Newton. Y esta al rechazarle, no le bastó con realizar lo que aquí denominaríamos como “hacer una cobra”, sino que de propina la señorita Newton ni corta ni perezosa le mordió la nariz, causándole tal daño, que le arrancó con su salvaje bocado una parte del apéndice nasal de Mr Saverland. Por tal agresión el señor Saverland la llevó a juicio, sin embargo, la sentencia falló a favor de la mujer, y consideró que cuando un hombre besa a una mujer en contra de su voluntad, ella tiene pleno derecho a morderle la nariz. Pero por favor, aquí hago un poco de corporativismo masculino y me dirijo al sector femenino: si esto ocurre, no creo que haga falta arrancarle a uno la nariz, un simple empujón y unas palabras con las que quede claro que ustedes se muestran ofendidas ya creo que debería ser suficiente castigo y vergüenza el dañado orgullo masculino, que ve frustrada su osadía. Yo por eso siempre suelo pedir permiso para dar un primer beso (sic.). Si ya sé que es un poco triste… lo sé. Pero también da para conversaciones idiotas y unas cuantas risas, y de esas sé un rato.

Volviendo a los italianos, y ahora a los besos protocolarios, no sé si alguna vez les han presentado alguien italiano, pero ocurren confusiones parecidas a cuando uno trabaja en una empresa y le presentan una mujer de otra empresa, y entonces uno duda en si darle un leve apretón de manos, o darle directamente un par de besos en las mejillas. A mi me ha pasado un par de veces, y sospecho que ante mi titubeo inicial debo haber quedado como un idiota, pero como consuelo, siempre queda esa coletilla de decir que de las circunstancias se aprende. A día de hoy, optaría por dar casi siempre la mano, salvo si es de un rango menor y además es joven, en este caso, también creo quedas bien con un par de besos, pero en cambio si es de un rango superior o igual, entonces ¡arrea! un apretón de manos y va que chuta, y te ahorras así complicarte la vida. Pues bien, como iba diciendo, los italianos no son muy dados a los besos protocolarios especialmente cuando no hay confianza, por lo que cuando te presentan una mujer, lo normal para ellas es sencillamente ofrecer la mano, así que imagínense también la cara de idiota que se le pone a uno, cuando después que oír el nombre correspondiente, alargas el cuello para darle un par de besos, y te encuentra por respuesta la cara sorprendida y asustada de la italiana que muestra una mano tímida extendida hacia tí.

¡Y basta ya por hoy! En realidad quería hablar de la tumba de Oscar Wilde y las marcas de carmín que dejan las mujeres en su tumba, ya que han puesto un vidrio para evitar que se manche la lápida, pero me enrollo y me enrollo, y después ya saben, reconducir esto es imposible. Tal vez en el próximo post.

Ahora sólo me despido con un pequeño sorbo de mi querida lola para que ustedes que no la conocen ni saben quién es, sepan que en un rincón de España hay una chica hermosa que a veces me habla de la huella de los besos. Se acercan las navidades, y por estas fechas, siempre me acuerdo de ella:

“Estoy aquí en mi ventana, ya sabe que la ola de frío siberiano nos acecha, así que voy a procurar no salir mucho, no acercarme demasiado a los cristales, no perder tanto el tiempo. Y sin embargo hace una hora que lo pierdo buscando otro poema... Sabe que no podía dejar en el aire esta respuesta, sabe que el olvido no me gusta nada, que no puedo dejar que se escurra la huella de los besos...”

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6 Comments:

Blogger 50KM said...

...La culpa fue del primer beso... http://youtu.be/VrIC8ONhYjc . Un saludo.

1:24 p. m.  
Blogger Vigo said...

Vigo dijo...

je,je.... muy acertada la elección. Dyango desde luego tiene una grandísima trayectoria y un montón de éxitos a sus espaldas.

El primer beso es siempre un recuerdo alegre, porque significa romper una barrera y a la vez va cargado de esperanza.

El último beso en cambio siempre se recuerda con una triste melancolía. Es un beso de despedida y aunque también tiene un rincón en nuestros recuerdos... mejor siempre hablar del primero, pues.

Gracias, alex, por comentar, que si no me aburro de hablar conmigo mismo ;D

12:40 a. m.  
Blogger Doctora said...

No me ha molado nada la descripción del Alain Montadon ese... y tampoco entendí por qué si la mujer es joven y de un "rango menor" deba soportar los besos...

10:28 a. m.  
Blogger Vigo said...

Lo dices como si aguantar unos besos de cortesía sea todo un sufrimiento. ¿Lo es? Quiero decir, yo hace unos años a veces salía con un amigo gay y su gente del ambiente, y lo normal era darse besos en las mejillas y picos. Y bueno... me parecía que era algo normal (ya sabes, "donde fueres haz lo que vieres").

Vamos a ver, si cuando trabajabas en la perfumería, imagínate que te presentan al vendedor o vendedora de la tienda de al lado y es alguien joven (aunque sea por motivos profesionales). Yo creo que un par de besos en la mejilla, tampoco es que sea un gesto desafortunado (de hecho creo que es quizás lo normal).

Pero esos gestos de "pequeña" confianza no conviene probarlos con alguien de una categoría superior, ya que uno en estos casos creo que debe estar más en modo " a verlas venir", más que en calidad de "dador" de buen rollo"

Un ¿beso?
V.


PD. Si me das tu dirección. Te envío estas Navidades el libro "Como hacer amigos" ;P

10:49 a. m.  
Blogger Ana Perpiñán said...

Me recordó un apunto de hace algunos años en Alas: http://www.alasybalas.com/2004/05/el-beso.html

Uff los besos sí, a veces introductores de otros demonios.

Colócate mis besos Vigo y un abrazo

11:52 a. m.  
Blogger Vigo said...

Tienes razón, Ana, ese texto me parece totalmente complementario a mi entrada.

Eso de los cuatro "pes" tiene su coña. A mí siempre me resultan cansinos esos discursos de marketing o gestión de empresas que emplean repetición de letras para explicar y memorizar conceptos. Me refiero por ejemplo a la regla de las cuatro "e" para dirigir una empresa (Eficiencia, Estrategia, Eficacia, y Empleados). Creo que este tipo de análisis, son en realidad demasiado arbitrarios (en realidad no creo que costase demasiado buscar otras tres o cuatro palabras que empezasen por otra letra y armar otra teoría distinta) y también son tan globales que en realidad son aplicables a casi cualquier categoría (un buen beso también dependería de: Eficiencia, Estrategia, Eficacia y Empleados (En Este Ejemplo Empleado=Enamorados). Y pensar que George Perec hizo una novela sin que apareciera la letra "e". Que complicado!! Ja,ja

Y sí, sí... "Del amor y otros demonios" (esa también es buena, y creo que todos también tenemos un poco de experiencia en ese campo). Y yo me suelo inspirar en estas aguas.

Y gracias por el abrazo y el beso que recojo (llevo todo el fin de semana cogiendo besos de mi sobrina que ahora le ha dado por lanzarlos al aire y creo que comienzo a estar un poco ya, para un análisis del doctor Oliver Sacks. A ver como le explico luego que también me he comido algunos caramelos y chupachups inexistentes, poniendo cara de que buenos que están.

Besos alados y abrazos también para tí, Ana.

2:38 a. m.  

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