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Pequeños retales de literatura

martes, octubre 09, 2012

Santuario de William Faulkner

Santuario Santuario es la novela cuyo éxito dio a conocer a William Faulkner al gran público. Se publicó en el año 1931 después de que el escritor tuviera que reeditar el manuscrito por mandato de su editor, que le advirtió que de publicarse en su primera versión, ambos acabarían con los huesos en la cárcel. Si ya Faulkner de por sí es poco conciso, esta corrección le sirvió para disimular aún más las escenas más escabrosas de la novela (principalmente una violación que articula el eje de la novela), pero quedó latente en sus páginas una sutil brutalidad, consciente o no Faulkner de que ésta acabaría escandalizando a la sociedad de la época, pero este mal menor, le sirvió a su vez para obtener tanto el reconocimiento de la crítica como el de los lectores.

Luego vendría también unos años de olvido, del que sería rescatado finalmente al ganar el premio Nobel en 1949, pero seguramente ese medio olvido tampoco le importó demasiado al escritor que se caracterizó por una cierta timidez frente a los medios, y por un deseo que le respetaran en su intimidad. El fue quién dejó escrito aquello de que le gustaría que su epitafio le grabaran: “escribió libros y murió”.

Curiosamente, pese haberle proporcionado una cierta fama, Santuario es una obra que nunca terminó de convencer al propio Faulkner, él siempre dijo que esta obra la había escrito sin grandes pretensiones, con la mera intención de ganar algo de dinero con ella (un “potboiler” que llaman los americanos).

El libro narra el enjuiciamiento Lee Goodwin por un asesinato que supuestamente ha cometido, y como si de una cámara de cine se tratase, Faulkner nos va haciendo distintos encuadres sobre diversos personajes y en diversos momentos de la historia, para que el lector poco a poco vaya componiendo las piezas de un puzzle que explique lo que sucedió la noche del asesinato (me hace acordar de Rashomon de Kurosawa y por supuesto a Onetti que tanto leyó también a Faulkner). Nunca se narra nada de forma concisa, sino que poco se van deslizando pequeños detalles en la prosa para que uno vaya enlazando que os lo que sucedió especialmente el día del asesinato. Ya lo hablé hace unas semanas cuando comenté Mientras agonizo, quizás ésta sea la forma más fidedigna de capturar la realidad, pues la realidad que conocemos tiene más de álbum de fotografías que de película cinematográfica.

Horace Benbow es el abogado defensor que actúa un poco como detective, intentando desentrañar el crimen cometido. Pero en realidad los hechos sucedidos son bastante simples, y los misterios que hay se desvelan más por casualidades de la vida, que por unas singulares cualidades deductivas del abogado. La verdadera complejidad está en descubrir esos pocos pero importantes sucesos. Quizás la verdadera complejidad responde al conocimiento de la naturaleza humana, pues cada personaje es un redil de claroscuros, que nos hace determinar a la especie humana como un conjunto de seres complejos y contradictorios.

En el fondo esta novela es como una pequeña tragedia griega, donde ocurren entre otras cosas, varios asesinatos, la violación de la joven Temple Drake (cuya vida tendrá continuidad en la novela Réquiem para una mujer, con otro juicio, quizás con la intención subrepticia por parte del autor de saldar cuentas con su propio personaje). Y como principal escenario hay una sociedad hipócrita que condena más las apariencias en las personas, que el interior de ellas. Al leer el libro, no tenemos la sensación de estar poniendo en la palestra al acusado, Lee Goodwin para ser juzgado, sino lo que verdaderamente estamos juzgando es algo más profundo, quizás el propio aparato de la ley o quizás la puritana sociedad que prejuzga al acusado.

Todo ello también envuelto en el marco de la ley seca, donde una buena parte de la sociedad se busca la vida para conseguir alcohol (el mismo Lee Goodwin es el dueño de una destilería ilegal), mientras que la otra mitad de la sociedad está dispuesta a condenarle de antemano por los efectos perniciosos que tiene el alcohol en aquellos que tienen la habitual costumbre de emborracharse (Faulkner de esto sabía un rato).

Prefiero no hacer ningún resumen (algún estudiante despistado lo lamentará, pero si desvelo la trama creo que aquí se le quita gran parte de la gracia a la novela. Siempre me ha parecido triste este tipo de búsquedas relacionadas con los deberes alumno-profesor, ya que tengo la convicción de que nadie debería obligar a nadie a leer literatura, ya que si así se hace, me temo que es la peor manera de motivar a un posible lector futuro). Lo importante de esta novela es que hay que tener una cierta paciencia –como en casi todo lo escrito por Faulkner- y hasta que no se han leído unas cincuenta páginas, el lector va bastante perdido con los cambios de personajes y los saltos temporales en la trama. ¡Nadie dijo nunca que Faulkner era una lectura fácil! Sin embargo esta novela -que tiene algo de novela negra- es seguramente una de las más accesibles de Faulkner, pero eso no quita que a veces uno lea un par de párrafos y no entienda ni una puñetera frase de la prosa caudalosa de Faulkner.

Pero a mi desde luego puedo decir claramente que me ha gustado, porque tengo la sensación de que es una de esas novelas que con el tiempo no se olvidan, y mi deseo sería ahora mismo poder debatir y discutir con otros lectores sobre esta novela, para así intentar aclarar todos esos cabos medio sueltos que aún pueden estar revoloteando por mi mente, y para comprobar que el puzzle que he creado es el correcto (como también para intentar aclarar el papel de algunas piezas que me puedan haber quedado sueltas).

Hay otro factor que también me parece muy interesante de esta novela y es el sentido de humor que muestra Faulkner en algunos momentos. Hay un capítulo protagonizado por un par de jóvenes pueblerinos que es hilarante, pues encuentran hospedaje en un prostíbulo creyendo que es una pensión, y después de varias semanas cruzándose por los pasillos con prostitutas a las que ellos creen mujeres decentes, descubren sorprendidos que hay otro prostíbulo en otro lugar de la ciudad al que acuden alucinados a gastarse sus ahorros (ignorando que en las habitaciones contiguas a las que ellos duermen cada día también hay esta clase de señoritas dadas a la mala vida).

También es cómico el final que se guarda Faulkner para ese gran personaje que es Popeye, soltando incrédulo frases del tipo: “¡Pues sí que tiene gracia!”. Y es que la tiene…

Hay una versión en cine de la película titulada Secuestro (The Story of Temple Drake) de 1933 por Stephen Roberts, que se puede ver por youtube partida en trozos (alguien ha colgado también una película de chinos titulada en realidad Story In Temple Red Lily equivocando el título, por lo que si alguien se equivoca y no tiene demasiado claro lo que está buscando, puede dar como resultado una situación surrealista si se piensa que está peli de kung fu está basada en la novela de Faulkner).

 The Story of Temple Drake
The Story of Temple Drake de Stephen Roberts

Y como decía anteriormente, luego también hay otra película titulada Réquiem para una mujer rodada en 1961 por Tony Richardson, pero que creo que en ésta lo que se narra son unos hechos posteriores a los que se tratan en esta novela (el motivo de la confusión es que el titulo inglés de esta película es Sanctuary). Todo es algo confuso. De esta segunda novela también hay una versión española rodada por Pedro Amalio López sobre una versión teatral que hizo Albert Camus a la obra de Faulkner.

Y otro día más Faulkner… al menos el siguiente post que tengo en mente que es un anexo a este.

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5 Comments:

Blogger Orion said...

¡Muy buenas!

Veo que últimamente le estás metiendo mucha caña a Faulker. Que recuerde, "El ruido y la furia" es lo único que he leído de él, hace ya muchos años.

De un tiempo a esta parte, soy un poco reacio a leer novelas traducidas al castellano (algunas traducciones son vergonzosas). Hace poco leí "Factotum" de Bukowski y encontré tantas cacofonías y errores gramaticales, que se me volvieron a quitar las ganas de leer obras traducidas. Uno de los errores que recuerdo era: "Detrás mía"; lo correcto es detrás de mí. Pero vamos, ése no era el único.

Luego está el tema de hasta que punto una traducción es capaz de reflejar la esencia de un buen texto literario o el alma del escritor... Si encima el traductor es malo, pues imagina.

Lo suyo sería leer la versión original, pero mi nivel de inglés no es lo suficientemente bueno. Hay determinados géneros literarios, como el terror, la novela negra o la ciencia ficción, en los que si quieres profundizar y conocer lo mejor que se ha publicado, te ves obligado a leer a escritores anglosajones, ya sea en inglés, castellano, italiano o japonés. :)

En fin... Manías mías.

Me alegro de que tu blog siga tan potente y activo como siempre. La crísis no afecta a tus textos ni a tus ideas. :)

¡Saludos!

4:53 p. m.  
Blogger Vigo said...

Hola Orion, por aquí te echaba ya en falta ja,ja. La costumbre ya de verte por mi blog.

Lo de las traducciones de Faulkner daría para un tema aparte, porque su prosa a veces es complicada, y me imagino los dilemas en los que los traductores pueden caer al traducirlo fielmente. Cuando te encuentras con una frase que no hay por donde cogerla uno se pregunta, esto es mérito de Faulkner o aquí también ha contribuido el traductor ;). Como tengo afición por la literatura latinoamericana, intento leer traducciones de Faulkner de por allá, como de Borges u Onetti. Pero eso no quita que a veces tire de las traducciones que corren por internet en formatos pdf (que creo que tienen por lo general bastante menos calidad que las de los libros). Quizás porque son versiones hechas por aficionados a la traducción, y sin animo de lucro. No sé.

Lo mejor por ejemplo en este asunto es leer a un traductor como Cortázar, lo leí hace poco como te comenté traduciendo Las aventuras de Arthur Gordon Pym de Poe. Cuando ve la prosa, uno nota que Cortázar está mejorando el estilo del propio Poe.

Pero bueno, lo de leer las traducciones es un tubo por el que tengo que pasar si quiero leer autores americanos, británicos, franceses, etc. De vez en cuando puedo intentar leer un libro en inglés pero consultando cada dos por tres en un diccionario y con autores que no tengan una prosa tan rebuscada como la que puede tener Faulkner). Así que me tengo que aguantar y hacerlo.

Ojalá tuviera mejor nivel en estos idiomas, y mi intención siempre ha sido esta (en mi biblioteca hay montones de libros en inglés o francés que ahí esperan a que yo sea capaz de leerlos en idioma original, pero ya muy atareado con otros asuntos, y una lectura así que me acarrearía diez veces más tiempo de lo que tardo en una lectura traducida, pues no me apetece embarcarme ahora). Aunque ya sé que esto es un proceso gradual... pero cuando tenga un poquito de más tiempo (esperanza quizás imposible).

Mi blog sigue activo, no sé si potente o no pero últimamente se me ocurren muchos temas y si se quedan algunos en el proceso intermedio de ser plasmados es más por lo que cuesta escribirlos y porque se me acumulan, que porque no lo tenga claro en mi mente.

Lo de la crisis también me afecta, pero siempre he intentado mantener mi blog al margen de mi vida personal, que yo diría que es más aburrida que otra cosa. Quizás hasta me afecta menos que a la mayoría de las personas, porque mi economía estaba en crisis, antes que España entrara en crisis, ja,ja. Y soy un poco despreocupado en estos asunto. Me imagino que cuando se tiene poco, se tiene mucho menos miedo a perder lo que uno tiene.

8:16 p. m.  
Blogger Franklin Padilla said...

Muy buen reseña. Realmente, en el prólogo, el mismo Faulkner cuenta que al releer las galeradas de "Santuario": "Encontré aquello tan horrendo que no quedaban sino dos soluciones: romperlas o reescribir la obra...Rasgué, pues, las galeradas y escribí de nuevo la novela. Como ya las linotipias habían hecho la composición, tuve que pagar una cantidad por el derecho a escribirla otra vez, tratando de que saliese tal que no le sacara demasiado los colores a la cara a "El ruido y la furia" y "Mientras agonizo".

4:53 p. m.  
Blogger Unknown said...

Hola !! Me gustaría conocer el motivo que llevó a Faulkner a titular "Santuary" Santuario a su tremenda novela.
¿A que se refiere precisamente?

Saludos y gracias por responder

10:23 p. m.  
Blogger Oscar said...

Hola Buenos días,

muchas gracias por la reseña. Me gustaría preguntarte con el papel que tiene el senador Clarence Snopes en la trama de la novela. Está claro que tiene trapos sucios que esconder y que es un corrupto empedernido. Sin embargo revela a Horace dónde encontrar a Temple pero crees que puede estar implicado en el falso testimono de Temple?

Como bien dices las primeras 50 páginas pueden marear un poco ya que los capítulos dónde Temple se encuentra en la casa hay mucho movimiento, cambios de lugar etc... pero después la novela engancha y sobretodo por esa manera de presentar la realidad como fotografías que nos descubrir y completar la historia de manera magistral.

He descubierto el blog hoy y de seguro que continuaré leyendote.

PD: recomiendo la trilogia de los Snopes ( El Villorio, La ciudad, La Mansion) ;)

11:56 a. m.  

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