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Pequeños retales de literatura

domingo, octubre 13, 2013

Sitges, Enemigo innúmero y un poco más de free name-dropping

Estuve hoy por el festival de cine fantástico de Sitges porque mi amigo Oscar Solana participaba en una de las charlas que allá se daban. Dicho acto se presentaba con el no sé si algo grandilocuente título de: 'Revisitando a Lem, Bradbury y Hodgson' (con la participación especial de Schopenhauer y Silver Surfer y la banda sonora de l’ELO y Aqua). El título de hecho sencillamente disimulaba la presentación del libro del mallorquín Carlos Soto, Enemigo innúmero, con el que la editorial Playa de Akaba inicia su andadura por el complicado mundo de la edición literaria.

El libro no lo he leído, pero por lo que explicaron los ponentes Toni Iturbe, Oscar Solana y Lorenzo Silva (este último junto a Noemí Trujillo son los creadores del sello de Playa de Akaba) se podría interpretar como una especie de mezcla entre La conjura de los necios de Toole, la película Están vivos de John Carpenter, y el libro de Bret Easton Ellis American Psycho.

Sitges Oscar Solana

El argumento del libro suena bastante delirante, pero aún así según contaban presenta un trasfondo filosófico y además con tanto elogio ¡habrá que leerlo! El protagonista participa en un crucero de singles, pero en vez de preocuparse por perseguir a las mozas de buen ver, como haría cualquier macho cabrío de la especie humana, lo que le sucede es que nuestro actor principal tiene la paranoia de que todos los demás que le acompañan en el barco, son en realidad extraterrestres camuflados de seres humanos y su deber por el bien de la raza humana es matarlos a todos. Al argumento suena a pura locura, pero en cierta manera gracias a este absoluto estado demencial del protagonista, lo que provoca es que el libro sea bastante cómico. Por cierto, el personaje principal se llama Viggo… pero yo no tengo nada que ver con este asunto, ¡lo juro, señor juez!

Al final del acto, Lorenzo Silva se ha quedado cerca de nosotros porque se iba a comer con Óscar, y he aprovechado para preguntarle si en su libro La flaqueza del bolchevique también estaban las menciones a Extremoduro que acompañan a la banda sonora de la película. Lorenzo ha estado muy simpático y ha contestado que en el libro el grupo que aparecía era en realidad Judas Priest, pero como era más fácil y económico conseguir los derechos de las canciones de Extremoduro que tratar con los británicos, optaron por el cambio de grupo; y luego encima de propina me ha estado hablando un poquito de las tres canciones que aparecen en la película: Standby, A fuego y Puta. Tres canciones que vale la pena oír una y otra vez. Y como soy fan incondicional de las canciones de Extremoduro no puedo más que aprobar dicho cambio.

Y no es la primera vez que sale este video por este blog, pero es que si tuviera que hacer una lista con las diez escenas de películas que más me gustan en toda la historia del cine, yo creo que llenaría uno de los huecos con estos pocos segundos musicales.



Extremoduro - Standby [La Flaqueza del Bolchevique]

En la escena parece que no pasa nada salvo Luis Tosar al volante de un coche acompañado de la voz rota de Roberto Iniesta, pero yo veo en ella mucho más: veo un lunes de una ciudad que ha aparecido mojada bajo el manto de la lluvia (bueh de hecho hay planos con gente con paraguas y otros sin ¡un grande este director! Con dos cojones! Ja,ja. Dejémoslo en que en Madrid a veces chispea de una forma bastante intermitente), y un hombre triste que acude rutinariamente a su lugar de trabajo como todos los días. Pero en la música hay escondido un brillo que no se apaga por el efecto de la lluvia; el sueño de un amor por el que uno está dispuesto a bajar hasta los infiernos. Aún hay esperanza.

Me hubiera gustado luego quedarme por allá para aprovechar y ver el ya tradicional paseo de zombies que hay por la playa de Sitges, pero las voces de los partidarios a volverse de lo que me acompañaban: Elena, Ainhoa y Xavi (todos menos un servidor) estaban más por volverse a nuestros respectivos dominios de Sants, y comer juntos algo por allá, que quedarnos por Sitges. Y así hemos hecho. Otro año será.

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