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Pequeños retales de literatura

martes, julio 05, 2005

Yo François Villon

Continúo el descenso hacia los infiernos destapando a algunos de los malditos, hoy le toca el turno a François de Montcorbier, más conocido por el nombre de François Villon:

François Villon (Francia, 1431-1463) tal vez el primero de los malditos, nacido en la desgracia de los pobres, que es la de arrastrar una desgracia tras otra. Perdió a sus padres a temprana edad, pero pese al fuerte golpe fue protegido del Capellán Guillaume de Villon, quién actuaría de mecenas en sus estudios. El joven Villon finalizó una licenciatura en artes, con muy buenas notas, e incluso realizó un doctorado. Pero una pelea callejera le implicó en la muerte de un sacerdote. Este traumático hecho le torció la vida. A partir de entonces comenzó a relacionarse entre delincuentes; su vida se convirtió en una huida continua, perseguido por la ejecución de pequeños delitos; arrastrado casi hasta la indigencia. Condenado a la horca en varias ocasiones y salvado siempre en el último momento. Su última condena fue conmutada por el destierro. Poco más se sabe de su vida, sólo que moriría poco después del destierro. El que compuso poemas como La Balada del Ahorcado moriría cuando tan sólo contaba treinta y dos años.

Una vez aquí debería de colgar un poema de Villon, pero es lo que tiene estar de visita en los infiernos, que mis delitos serán considerados siempre como menores.

YO FRANÇOIS VILLON
Leopoldo María Panero


Yo François Villon,
a los cincuenta y un años
gordo y corpulento, de labios color ceniza
y mejillas que el vino amoratara,
a una cuerda ahorcado
lo sé todo acerca del pecado.
Yo, François Villon,
a una cuerda pendido
me balanceo lento, habiendo sido
peor que Judas, quien también murió ahorcado.
Las viejas se estremecen al oir mis hazañas
pues no tuve respeto para la vida humana.
Que el viento me mueva, ya oigo cerca las voces
de aquellos que mandé a freir monas.
Me esperan en el infierno
y alargan las manos
porque se ha corrido allí, del Leteo al Cocyto
¡que al fin Villon había muerto ahorcado!
Ya la luna aparece, e ilumina la horca
dando a mi rostro el color de la sangre
yo, que hice mal sabedor de lo que hacía
hasta que por fin he muerto ahorcado.
Ya los lobos ladran en torno al patíbulo
y los niños gritan, parecidos a ratas:
¡Villon ha muerto ahorcado!
Viejas que me insultabais en la carretera oscura:
¡sabed que el semen moja mis caderas
y es fresco y sabroso el semen del ahorcado!
Que mis dientes sirvan
de jugo en tu caldera
bruja de los límites, tú a quien admiro
sabedora de embrujos, de filtros y de hechizos
más poderosos que la fe y los apóstoles
de quienes se burló el Mago,
más apta que ellos para conocer el dolor
¡de este que un sepulcro merece!
Y que el viento diga, al amanecer, mañana
vanamente a ranas y a gusanos
Villon se ha hecho al fin célebre
pues al fin una horca dibuja su figura
¡Villon ha muerto ahorcado!
Y que de mi mano ajada caiga la rosa
que de mis dientes estrujaron
pues ella supo mis crímenes
y fue mi confidente
y dígalo ella al mundo, cayendo sobre el suelo
¡Villon ha muerto ahorcado!
Pronto vendrá la canalla
a hozar en mi tumba
y orinarán encima, y los amantes
harán seguro el amor sobre mis huesos
y será la nada mi más escueto premio
para que ella lo diga,
no sé si nada o rosa:
¡Villon ha muerto ahorcado!
Sabrán de mí los niños
de edades venideras
como de un gran pecador
y asustados correrán a esconderse
bajo las sábanas cuando sus madres
le digan: "Cuidado ahí viene."
Y esa será la fama de Villon, el Ahorcado.
Y será tal mi fama que prefiero el olvido
porque un día, mañana
de ese futuro que el hedor hace
parecerse al recuerdo, una mano
dejará caer, al oir mi nombre
el fruto del culo, el excremento
y mi vida, y mi carne, y todos mis escritos
¡promesa serán sólo para las moscas!


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