Del amor y otros infiernos
Juliana sabe algunas cosillas que yo no recuerdo, por eso siempre que dudo me encanta preguntarle a Juliana y sólo me queda esperar a que me de sus inspiradas respuestas –como ya he contado alguna vez por aquí Juliana es el archivo central de mi ordenador. El corazón que late dentro del hardware de mi portátil. Juliana y yo nos llevamos bastante bien. Juliana en cierta manera es parte de mí.
Le pregunto: ¿Háblame de la Katábasis griega? A Juliana se le iluminan los ojitos; hace bip bip y comienza a darme respuestas y referencias. No es tan poderoso como el omnipotente Google, pero Juliana nunca defrauda.
La katábasis o catábasis es a grandes un descenso a los infiernos; bajar al inframundo (aunque el concepto es tan amplio que a veces poéticamente puede referirse a interpretaciones que van desde un simple atardecer, hasta sencillamente el descenso de una montaña). A la katábasis le sigue normalmente una estado de anábasis, que viene a ser la ascensión después de haber estado en los infiernos; la resurrección que viene después de haber visitado el reino de los muertos (Jenofonte tituló así su narración más famosa, en la que se explica la travesía de regreso a casa del ejército derrotado de Ciro el Joven después de combatir contra su hermano).
Véamos algunos ejemplos sobre la katábasis: la esposa de Orfeo, Eurídice muere tras ser mordida por una serpiente. Orfeo que era especialista en tocar la lira, comienza a tocar canciones tan tristes que todos los dioses que le oyen, lloran hasta el punto que conmovidos le dejan bajar a los infiernos gobernados por el Dios Hades para rescatar a Eurídice, y sólo le ponen una condición, que una vez la haya rescatado, él deberá caminar delante de ella, y no podrá mirar hacia atrás hasta que hayan vuelto al mundo superior. Pero Orfeo acaba mirando hacia atrás para comprobar si de verdad Eurídice le está siguiendo, y al hacerlo, Eurídice desaparece para volver al reino de Hades (es fácil encontrar semejanzas de este mito con el de Adán y Eva y aún más con la historia de Lot y su mujer Edith que acaba convirtiéndose en estatua de sal, cuando mira hacia atrás mientras Sodoma y Gomorra son destruidas).
En realidad estas historias son comunes en muchas religiones o mitologías, Juliana por ejemplo me da varias respuestas, y entre las distintas opciones que me ofrece elijo la hermosa historia japonesa de Izanagi, un dios japonés que tras morir su esposa mientras daba luz, hizo también este viaje al inframundo para rescatarla. Aquí también ocurre que Izanagui comete el error de mirar antes de tiempo a su mujer, y ella aún conserva un estado monstruoso debido a su presencia en los infiernos. En este caso es la esposa la que se enfurece tanto que acaba persiguiendo a Izanagui con la intención de matarlo.
A todo esto me pregunto: ¿bajaría yo ahora a los infiernos por una mujer? ¿Qué sería capaz de hacer yo si estuviera enamorado? Prometer la luna me parecería un exceso, y además no creo que pudiera. ¿Qué puedo decir? A veces pienso que poco más he hecho por una mujer que darle la sorpresa de una cena romántica. En general sé muy poco del amor. Tengo una excusa, como tantas otras para cubrir mis defectos. Creo que sé poco del amor y sé más de los demonios –como me recordó Ana que como los dioses griegos también tiene alitas en su espalda-, porque cuando era muy joven quise bajar varias veces a los infiernos. Y duele. Duele mucho.
El argentino Frank Chiaravalloti me hablaba hace unas semanas de la historia del Palacio Barolo en Buenos Aires, el cual es un rascacielos que fue construido con el propósito de albergar las cenizas de Dante –que al final no se llevaron-. El edificio representa el camino que se produce en la Divina Comedia, desde el descenso a los infiernos que son la planta baja, hasta el cielo en cuya cúpula del rascacielos hay un faro que representa a Dios. Debe ser cómico subir en uno de sus ascensores, y saber por ejemplo que te estás bajando en el purgatorio…
Valdría la pena detenerse un poco más en la historia del Palacio Barolo, pero este post ya se ha hecho muy largo, y lo que falta por contar es mejor colocarlo junto a ese lugar donde van las oscuras golondrinas, y donde mira tú por dónde, también están esos besos de la tumba de Oscar Wilde.
Nota: la imagen creo que la saqué del blog de Juan Miguel Contreras, al cual me une un hilo especial. Y si no la saqué de allí, da igual, sea entonces esta nota una simple excusa para saludarlo.
Etiquetas: Cultural, Curiosidades
6 Comments:
Buenísima entrada....
Jo no sé si arribaries a l'infern buscant la teva Eurydice, però l'any 1762, Orfeo queda així de desconsolat en perdre Eurydice, gràcies a la música de Christoph Willibald Gluck i no en va tenir prou de fer-ho en italià (Che farò senza Eurydice) sinó que també ho va en francès. N'estàs segur que si et posen aquesta música no arribaries fins l'avern?
http://www.youtube.com/watch?v=yzzyhZFj7r0&feature=related
Text en français
ORPHÉE
J'ai perdu mon Eurydice,
Rien n'égale mon malheur.
Sort cruel, quelle rigueur !
Rien n'égale mon malheur,
Je succombe à ma douleur.
Eurydice... Eurydice...
Réponds ! Quel supplice !
Réponds-moi !
C'est ton époux fidèle;
Entends ma voix qui t'appelle...
J'ai perdu mon Eurydice, etc.
Eurydice... Eurydice...
Mortel silence, vaine espérance,
Quelle souffrance !
Quels tourments déchirent mon cœur !
J'ai perdu mon Eurydice, etc.
Texte italien
ORFEO
Che farò senza Euridice
Dove andrò senza il mio ben?
Euridice! Euridice!
Oh Dio! Rispondi!
Io son pure il tuo fedel!
Euridice! Euridice!
Ah! non m'avanza
Più soccorso, più speranza,
Né dal mondo, né dal ciel!
Che farò senza Euridice?
Dove andrò senza il mio ben
Anónimo
Breve comentario pero se agradece (¡así me gusta! "Lectores con buen criterio", no como los descerebrados que comentan en los otros blogs! xD).
Gracias Sílvia por molestarte en buscar ese fragmento. Es gratificante cuando ves que hay gente con intereses en los mismos temas, que les gusta aportar su granito de arena.
Yo no soy un fan de la ópera (nunca he acabado de sentir la belleza que otros parecen sentir cuando la oyen). A pesar de eso, a Gluck lo conocía, porque eso sí mi madre si que es una gran aficionada a la opera, y con los años le he ido "pirateando" decenas y decenas de óperas para que las viera.
Y al final algo me ha quedado.
Debe ser que mi oído está más condicionado para emocionarse por ejemplo al sonido eléctrico de unas potentes guitarras.
Por ejemplo acabo de descubrir esta versión en plan metal gótico, bastante interesante:
Anima Sola -Orfeo-
http://www.youtube.com/watch?v=9MyBPkG7Bv8
PD. Tres horas de Olmi. Y más neorrealismo italiano. ¡Me quieres matar! Ja,ja
A veure...... Daniel..... `sort en tens que no sóc una persona rencuniosa xq escoltant Ànima Sola t'hauria de fer un comentari com els que tu li vas dedicar al meu estimat Mizoguchi, però sóc bona i no ho faré.
I... per cert..... a veure que dius de l'Ermano Olmi, xq em puc posar emplan destroyer amb "aquesta cosa" de música que m'has fet escoltar (je-je)
Tenemos que tender un puente Sílvia para encontrar un punto de encuentro :)
Ermano Olmi filma la vida misma, y dice muchas cosas sin decir nada. Coge una cámara y en tres horas (3 !ese es el dato que duele!) nos muestra como era la vida de unos campesinos italianos de hace unas décadas. Y sí, hay muchas denuncias, sobretodo contra el cacique dueño de todo.
Pero Sílvia, yo me quiero reír un poquito también cuando veo una película aunque sean dramas. Y especialmente me fascinan las películas que me sacan algunas sonrisas, con guiones ingeniosos como las de Woody Allen o quizás inquietantes como los de El séptimo sello. Pero normalmente necesito un buen guión.
Por eso ese realismo tan descarnado me acaba aplatanando. Sé que lo que cuenta Olmi lo hace como si te empapara la lluvia, poco a poco, con pequeños indicios aquí y allá para que al final por saturación toda la historia acabe cogiendo un peso.
Pero no tres horas... por favor. Claro, que a tí, que ya conozco tus gustos, igual hubieran hecho una saga de 12 capítulos de El árbol de los zuecos y te hubiera fascinado.
Confessa, Sílvia en el fons ets una mica snob (Tercer acto: Ella entra en escena, recoge un zueco -del árbol- y se lo tira a Él en la cabeza en plan destroyer. Cae el telón) ;P
Un petó.
D.
plas-plas-plas..... por el guión del último acto, pero falta el epílogo:
"..... y él no sobrevivió al zuecazo, lanzado con tanto ímpetu...."
:-))
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