La biblioteca del infierno
Hace ya unos cuantos años hablando con Gálvez –el hombre de la montaña- tuve una divertida conversación que voy a intentar plasmar aquí. Discutíamos sobre la presencia de unos adverbios en un texto suyo. Creo que más o menos fue así:
- V: Yo no hubiera puesto esos adverbios. Cuando escribo prefiero evitar las palabras que acaban en “mente”, son largas, esdrújulas y me parecen feas.
- G: Pues yo no tengo ningún problema en colocarlos (Gálvez en realidad me diría alguna genialidad pero ahora no recuerdo).
-V: Stephen King dice que de “adverbios está empedrado el infierno".
-G: Ya, y de buenas intenciones….
-V: Pues igual acabas allí de bibliotecario. Total sería cambiar la nieve por el fuego.
-G: Sería feliz allí. Si pudiera disponer de eterna lectura. Vamos, daría mi alma ahora mismo. Además, seguro que por allí habría buenos libros.
(Buscando algún nuevo tipo de castigo para sus adverbios que lo conmoviese)
V: Bueno, pero tendrías que alimentar el fuego, y cada día estarías obligado a arrancar hojas de los libros y echarlas a las calderas de Botero.
G: No creo que me faltasen candidatos –respondió Gálvez con sorna-.
Investigando, he visto que en algunos círculos bibliotecarios es de uso común el término de Infierno para determinar una sección antigua de algunas bibliotecas, donde el público no tenía acceso y donde se guardaban los libros censurados. Fondos bibliotecarios cuyos libros que allí se escondían se consideraban de lectura perniciosa. La mayoría de ejemplares de aquellas secciones estaban allí por el delito de ser libros de alto voltaje erótico. Hoy en día casi todas estas censuras nos parecen un poco obsoletas (Basta mirar los títulos que se encuadraban en el Index librorum prohibitorum de la Iglesia Católica), aunque por supuesto aún tenemos dudas morales en ciertos casos, como puede ser la presencia en bibliotecas de ciertos libros que creemos que pueden inducir al odio o a la violencia, como podría ser por ejemplo el Mein Kampf de Hitler, o también nos preguntamos si es bueno que libros con un alto contenido erótico puedan ponerse en un lugar fácilmente accesible a los menores de edad.
Sin embargo, internet en este sentido para bien o para mal sigue rompiendo barreras y cada vez es más fácil seguir aquella máxima de Mateo de "Buscad y hallaréis".
La primera foto es del graffiti de un lavabo hecha por Joey de Villa. Total, yo seguía un post que siguiese la secuencia del amor y el infierno. Al final encontré el término “sexo” que me pareció una buena respuesta para ambos conceptos. El sexo como una zona que quedara equidistante, y a la vez con la intensidad y la contundencia que implica la simple idea de esta palabra. Con el sexo el concepto del tiempo se vuelve más intenso. No hay mañana. Solo importa el hoy y eso me gusta. Además, creo que a los Beatles les habría hecho gracia esta vuelta de tuerca a su canción.
La segunda foto es del fotógrafo David Hamilton, que si me tiran de la lengua yo diría que tiene algo de viejo verde, porque con casi ochenta años y el hombre lleva toda su vida capturando a jóvenes lolitas con el clic de su cámara. Pero como por un fetichismo u otro todos vamos de aquí directos al infierno, me parece totalmente apropiada para completar el post. ¡A la vez que muy vistosa! ¿No hay un emoticon para hacer que se te cae la baba?xD
Etiquetas: Creaciones, Erotismo, Fotografía
2 Comments:
"El sexo como una zona equidistante entre el amor y el infierno". Me gusta la frase y me gusta el post :). Desconocía que a la zona "prohibida" de las bibliotecas se la llamara Infierno, debía estar llena de pecadores, es decir, buenos lectores.
Un abrazo cortazariano
Beatriz, me alegro que te pases por aquí (no se cuando je,je... porque bloguer sólo me avisa de los comments cuando le rota, y la mayoría de los comments en posts pasados se me acaban escapando).
Este blog es especialmente cortazariano, sin duda. Las referencias hacia Cortázar son numerosas y constantes. Es lo que tiene haber asistido a un tertulia cortazariana durante varios años.
Así que querida cronopia, también te mando un abrazo. Y muchas gracias por pasarte.
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