La Librería

Pequeños retales de literatura

domingo, abril 14, 2013

Matías Candeira o del por qué detrás de la puerta de mi armario me espera una profunda selva verde.

El se va un día de lluvia diciembre; bajo el paraguas apenas se lleva una pequeña maleta en el que le caben poco más que un par trajes junto a un puñado de sueños rotos. Deja como único rastro de su paso, en la mesa del comedor y bajo un juego de llaves, una muy escueta nota que dice solamente: “Me voy”. No hay mensajes ocultos, ni ninguna explicación, ni siquiera un mísero reproche. Ella se queda sola con la única compañía del vacío de esas dos palabras, que le causan un dolor punzante en el estómago. Con el tiempo ella va adueñándose de ese dolor, y nota como este se va asentando y creciendo en su bajo vientre, un día ella, cuando ya no puede más, siente arcadas, y se intenta tapar con sus huesudas manos la boca, pero no puede evitar vomitar, como un gato que escupe una desmesurada bola de pelo negro que le impidiese respirar. Se mira las manos, y sobre ellas han quedado atrapadas un puñado de mariposas muertas. Ella, las envuelve con un trapo y entonces comienza a acunarlas como si de un niño se tratase (ése precisamente que nunca tuvieron).

Cae el telón y sobre la cortina roja miríadas de escarabajos comienzan a posarse hasta que esta queda cubierto de una capa de negro brillante. Ellos ahora nos miran atentamente.


¿Les gustó? Hice este pequeño ejercicio literario, imbuido por la impronta que ha dejado sobre mí la lectura de un par de libros del joven cuentista Matías Candeira. No vayan a malpensar, estilísticamente la riqueza de Candeira es bastante superior a la mía y yo no he hecho más que jugar un poco con sus piezas cambiándolas de sitio, pero creo que algo de su espíritu si que he plasmado en este microcuento que acabo de escribir.

Los hechos. Hace ya un par de años Juan Pablo me recomendó la lectura de los libros de Matías Candeira, pero uno recibe siempre tantas recomendaciones, que la mayoría de éstas suelen acabar en una cola interminable de libros que uno desearía leer y que al final nunca acaba leyendo. Sin embargo pasado bastante tiempo desde aquella recomendación me crucé con el relato “Cuando se muere la nevera” que me pareció brillante, donde una familia se despide de una nevera que acaba de fallecer (ahora que lo pienso este tipo de prosopopeyas donde se personifica con verbos y adjetivos ciertas palabra inanimadas es muy del estilo de Candeira).

Así que después de la lectura de éste relato le pedí a J.P. que me pasara los dos libros de Matías Candeira, que él con franca devoción atesoraba: La soledad de los ventrílocuos (2009) y Antes de las jirafas (2011).

Es extraño porque los dos relatos que más me han gustado son “Cuando se muere la nevera” que es el primero del primer libro y “Fractura” que el último del segundo libro, lo que en cierta manera le ha dado una estructura a mi lectura de principio y final con la que Candeira seguramente no contaba.

¿Y de que tratan los relatos de Matías Candeira? Intentarlos encuadrar en algún género sería complicado, pues este escritor en cierta manera se crea su propio escenario donde sus relatos desbordan la realidad con fantasía e imaginación. En cierta manera son como esa puerta del armario que se abre y que al traspasarla nos lleva a otras realidades. (digamos que si el realismo mágico de García Márquez consistía en llevar lo irreal a lo cotidiano, Matías Candeira lo que hace es darle a la irrealidad una pátina de cotidianidad, lo cual hace que sus relatos quiebren de alguna manera las fronteras de la realidad y nos desconcierte a nosotros como lectores).

Quizás uno de los rasgos claros que yo veo en sus relatos, es la voluntad de experimentación, ya que aunque pueda haber ciertos “lugares comunes” entre relato y relato, cada uno de ellos siempre suele ofrecer algo distinto a cualquier otro, y aunque unos me gusten más que otros, lo que sí que creo es que la mayoría suelen ser muy creativos y se nota esa intención de Candeira de ofrecer algo distinto. Quizás la parte más floja para mi gusto es la tercera parte del primer libro, donde Candeira ya se mueve en terrenos demasiado experimentales para mi gusto.

Como decía los lugares comunes en ambos libros se dan, sin embargo existen varias diferencias entre los relatos de uno y otro libro. En La soledad de los ventrílocuos (el libro lleva por título uno de los relatos), la prosa suele ser más poética mientras que en el segundo parece que Candeira se ha decidido por intentar controlar ese despliegue poético y se ha escorado unos pocos grados más hacia una prosa un pelín más comedida, aunque sin abandonar esos resquicios de lo sobrenatural o lo de “aquello que no encaja”, que es de hecho lo que define la temática de Matías Candeira. Por contra, Antes de las jirafas (extraño título, que tiene algo de enigmático, y que no corresponde al título de ningún relato, sino que parece aludir a una reminiscencia ancestral), habla de problemas más cotidianos como el amor, o las relaciones paterno-filiales, aunque siempre desde otro lado del prisma a la que nuestra mirada está acostumbrada . En muchos casos estos relatos del segundo libro se debaten entre la tristeza y el humor macabro. Por ejemplo, otro relato que me parece que vale la pena mencionar es Noche de bodas, donde una pareja de amantes secuestrados por el marido de turno, se intentan dar arrumacos mientras permanecen atados en los asientos de atrás de un coche, a la espera de que en breve sus vidas quedarán extinguidas a mano del marido cornudo. Este relato que contado así podría parecer de marcado carácter dramático, en cambio resulta ser bastante cómico, con ambos amantes contorsionándose y moviéndose maniatados para lograr tocarse el uno al otro y darse muestras de cariño, como si en vez de personas los amantes fuesen esos salmones, que saltan sobre un río de inusitada efervescencia (¡Sal Candeira! ¡Sal! ;)).

También es cómico ese juego que hace Candeira, al intentar dar en algunos de sus relatos una vuelta de tuerca a algunos géneros como la ciencia ficción, el mundo de los superhéroes, la aparición de una especie de King Kong en medio de la selva, o las múltiples incursiones que Candeira hace al género del terror. Pero pese a tanta intención juguetona de Candeira, si tengo que elegir entre los dos libros, me quedaría con el de su debut, más que nada porque yo siempre me he decantado por la belleza del texto, y en algunos párrafos del primero creo que Candeira logra acercarse a una gran belleza textual.

Sí, recomiendo su lectura.

la soledad de los ventrílocuosAntes de las jirafas

“Ella siguió leyendo que algunas noches, en su cama, cubierta hasta la nariz por mantas gruesas, solía escuchar la lenta procesión de las ballenas y los rorcuales hacia aguas más cálidas; esos ecos de fantasmas gigantes al recorrer el agua, inaudibles para los que nunca se permitían abandonarse un segundo a contemplar lo extraordinario. Cada una de estas noches, me dijo, había un momento en que su espera era recompensada con un instante indescriptible: de pronto, el faro se encendía, y las ballenas emergían un instante a la superficie, lentas como viejos soles, para que el rayo brillante bañara sus cuerpos del color del vidrio. Nunca llegó a saber quién manipulaba el foco, pero recordaba aún como le impresionó la primera vez que contempló esa luz.”

Matías Candeira –La segunda vida-

PD. Y llegados ya este punto en este post, mi recuerdo también hacia otro gran cuentista español fallecido recientemente, me estoy refiriendo a Medardo Fraile.

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