La Librería

Pequeños retales de literatura

jueves, junio 07, 2012

It was a pleasure to burn

Murió ayer Ray Bradbury, uno de los autores de referencia para los aficionados a la ciencia ficción -que es mi caso-, y también una persona especialmente querida y admirada por el resto de escritores de este género, quizás debido a su belleza estilística, ya que Bradbury utilizaba una prosa muy característica cuando escribía, que le hacía dotar a sus relatos de una especie de cadencia poética. Bradbury enmarcaba sus breves historias en un marco de cohetes y astronautas, pero a la vez sus textos eran solo una excusa para describir el contraste de la inmensidad del universo frente a la insignificancia del ser humano. Le preguntaron una vez en una entrevista por qué el hombre nace, su respuesta fue: “Para mirar todo el universo, para celebrarlo. Es sencillamente pura energía deslumbrándonos desde el increíble cosmos”. Una bonita respuesta. Bradbury era un escritor de ciencia ficción con alma de poeta.

Y además de esta admiración y envidia estilística, también era fácil cogerle un cierto afecto por la simpatía con la que Bradbury acudía a cualquier acto público al que lo invitasen; es característico reconocerle en las fotos tanto por su amplia sonrisa, como por su pelo profundamente encanecido, que parecía dar cuenta de los muchos años que ya llevaba en el oficio de escritor. Y siempre en la brecha (The New Yorker publicaba un texto suyo Take me home apenas un par de días antes de que sucediera su muerte a los 91 años, un texto en el que Bradbury explicaba el por qué se apasionó por la Sci-Fi, desde muy pequeño).

Estas son unas imágenes de 1971 en un simposio organizado la víspera de que la sonda Mariner 9 entrara en la órbita de Marte. Están también entre otros Arthur C. Clarke y Carl Sagan. Bradbury se muestra gracioso con su intervención, aunque solo pillo la parte en la que explica que no sabe muy bien lo que hace ahí (mi inglés no da para más). A mitad del video lee el poema “If Only We Had Taller Been”.

Sus libros más reconocidos son seguramente el Fahrenheit 451 y las Crónicas Marcianas, aunque yo seguramente lo he leído mucho más en relatos dispersos que no se a que antología pertenecen, ya que me los he ido encontrando desordenadamente por la red a lo largo de los años.

Y para finalizar este sentido recordatorio hacia Ray Bradbury, un par de fragmentos de dos de sus cuentos:

“Caía rápidamente, como una bala, como un guijarro, como una pesa metálica. Sereno, ni triste ni feliz... Lo único que deseaba, cuando todos los demás se habían ido, era hacer algo válido, algo que sólo él sabría.

"Cuando entre en la atmósfera, arderé como un meteoro."
-Me pregunto si alguien me verá -dijo en voz alta.

Desde un camino, un niño alzó la vista hacia el cielo.
-¡Mira, mamá! ¡Mira! -gritó-. ¡Una estrella fugaz!
La estrella blanca, resplandeciente, caía en el polvoriento cielo de Illinois.
-Pide un deseo -dijo la madre del niño-. Pide un deseo.”


El calidoscopio –Ray Bradbury-.

Bradbury “Y al fin el capitán habló con toda la serenidad del viaje en su voz:
—Ahora estamos tocando el sol.
Los ojos del capitán eran de oro fundido.”

Las doradas manzanas del sol –Ray Bradbury-.

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2 Comments:

Blogger Orion said...

Buenas.

Pues me acabo de enterar ahora del fallecimiento de Bradbury. Una lástima, sobre todo para sus allegados, lectores y admiradores (millones de personas en todo el mundo). A mí también me dio mucha pena cuando falleció Saramago, uno de mis autores favoritos, al que he dedicado muchas horas de lectura. Tengo la sensación de que Bradbury además de haber tenido la suerte de vivir una vida muy longeva, ésta ha sido también plena y satisfactoria. Nada más había que ver la ilusión y el optimismo que este señor irradiaba.
Lo cierto es que he leído poco de él (no soy muy aficionado a la ciencia ficción), sólo un par de novelas y algunos relatos. Algún día, cuando me aclare, invertiré algo más de tiempo en su obra, una de esas asignaturas pendientes que uno tiene y que va dejando, como ir al gimnasio (cada día estoy más gordo) o dejar de fumar (cada vez toso más por las mañanas).
Hay un relato de Bradbury, al que le tengo mucho cariño, pues forma parte de mis recuerdos del instituto, se trata de "La sirena".

"La sirena llamó.

Y el monstruo respondió.

Un grito que atravesó un millón de años, niebla y agua. Un grito tan angustioso y solitario que tembló dentro de mi cuerpo y de mi cabeza. El monstruo le gritó a la torre. La sirena llamó. El monstruo rugió otra vez. La sirena llamó. El monstruo abrió su enorme boca dentada, y de la boca salió un sonido que era el llamado de la sirena. Solitario, vasto y lejano. Un sonido de soledad, mares invisibles, noches frías. Eso era el sonido."

¡Saludos!

PD: Me gustaría saber algunos de los autores que componen esa larga cola de lecturas que tienes pendiente, según comentas en un post.

11:53 p. m.  
Blogger Vigo said...

Desconocia este relato, pero lo acabo de leer y realmente es fascinante, es un Bradbury con reminiscencias de Lovecraft por lo del monstruo atraido por el faro, pero mantiene el tono poético tan de Bradbury. Hay fragmentos que me han gustado mucho, como por ejemplo el final.


¿El monstruo?

No volvió.

-Se fue -dijo McDunn-. Se ha ido a los abismos. Comprendió que en este mundo no se puede amar demasiado. Se fue a los más abismales de los abismos a esperar otro millón de años. Ah, ¡pobre criatura! Esperando allá, esperando y esperando mientras el hombre viene y va por este lastimoso y mínimo planeta. Esperando y esperando.
Sentado en mi coche, no podía ver el faro o la luz que barría la bahía Solitaria. Sólo oía la sirena, la sirena, la sirena, y sonaba como el llamado del monstruo.
Me quedé así, inmóvil, deseando poder decir algo.

La sirena -Ray Bradbury.


El relato me ha hecho recordar un verso de Apollinaire

Sirenas, ¿de dónde viene vuestra tristeza
Cuando os lamentáis, mar adentro, en la noche?



En lo de las lecturas pendientes... serían tantas. Sería mucho más fácil hablar de lo que uno ya ha leído más que de lo que uno desearía leer.

Pero te diré algunos nombres:
Alberto Olmos (Lector malherido) es uno de los blogueros más interesantes de la red, además de escritor. En estos momentos tengo un par de libros suyos que tengo que devolver en unos días a la biblioteca, por lo que intentaré leerlo en breve.
Onetti, he leido algunos cuentos suyos, pero le debo leerme algunas de sus novelas. Creo que sus libros cuajarán totalmente con mi manera de ser. Por como cuida la prosa y por sus conocimientos de la literatura en sí.
Maurice Blanchot. Tengo toda una estantería de libros suyos, y sin embargo apenas he leído sus libros. Blanchot es un teórico de la literatura. Alguien cercano a mí me lo recomendó hace ya unos cuantos años, y yo en vez de leerle he ido recopilando sus libros a la espera de un momento para leerlos (hay muchos que están en francés, porque esperaba que a estas alturas sería ya muy bueno, sin embargo mi francés se quedó estancado en un nivel básico).

David Foster Wallace, lo he leído algo, pero quiero seguir leyéndolo y profundizar mucho más en su obra.

Pynchon, Gaddis... y muchos clásicos de literatura argentina de la que solo conozco los autores más actuales a parte por supuesto de algunas referencias para mí fundamentales como Borges o Cortázar.

En realida como ya te digo esta lista sería interminable.

Toda biblioteca es un proyecto imposible de lectura. En realidad mis estanterías están mucho más pobladas de libros que no he leído de los que sí he leído, que son poquísimos en comparación.

Te agradezco Orion tu curiosidad sobre mis gustos.

Saludos.
V.

4:35 p. m.  

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