Roberto Bolaño será escritor o no será
Me pregunto por qué me cuesta tanto escribir últimamente. La respuesta creo que está en que me encuentro algo eclipsado por la figura de Roberto Bolaño. Llevo un par de semanas leyendo libros, artículos, y entrevistas “de” y “sobre” él. Y profundizar sobre sus escritos en cierta manera me desgasta, porque es una lectura intensa que me hace estar con los cinco sentidos atento, por la simple lectura y porque además intento desvelar en cada relato un pedazo oculto de su biografía, quizás porque leyendo a Bolaño se intensifica mi curiosidad de detective literario.
Al final tanto leer a Bolaño que su vida traspasa el papel y me impregna a mí de alguna extraña manera. Le reconozco en cada uno de los libros que leo, y llego a imaginármelo próximo, tanto como podría ser cualquier amigo cercano. De hecho quizás sepa mucho más de su vida, de lo que la se de alguno de mis amigos. Me siento capaz de meterme en su mente, y me imagino las posibles respuestas burlonas y agresivas con las que respondería él ante cualquier pregunta que le presentasen.
Mi idea el escribir algún tipo de breve ensayo sobre él, pero entre unas cosas y otras que voy leyendo, al final siempre lo voy posponiendo. Bolaño pese a morir relativamente joven tiene una obra que roza lo inabarcable; creo que debido a la profundidad que alcanzan sus convicciones. Acabo por ejemplo de leer la Literatura nazi en América, y aunque no es el libro que más me haya gustado de él, solo tener que explicar el argumento y lo que implica verdaderamente, me parece de una vastedad enorme, porque en cada una de las vidas que relata, se encuentra el dilema de cualquier escritor que esté enfermo hasta la médula de literatura. Su universo es terriblemente poliédrico, y cuando avanzo un poco en su vida, retrocedo al momento a descubrir otra arista en la que fijar mi mirada. Y así entre trompicones voy admirándole más y más, como se admira a cualquiera que ha arriesgado su vida para convertirse en escritor. Podríamos utilizar aquella cita atribuida a Malraux y reconvertirla al modelo de Bolaño: “Roberto Bolaño será escritor o no será” (me ha gustado esta expresión... creo que la voy a colocar en el título).
Acabo de llegar de cenar con una amiga y ella siempre me dice que admiro demasiado a ciertas personas que yo considero brillantes, y que para ella yo también tengo parte de ese brillo (ella siempre me dice palabras amables, y en ese sentido siempre se lo agradeceré, pero no puedo evitar, que ante semejantes monstruos literarios, yo me sienta enormemente pequeño).
Creo que si hubiera conocido personalmente a Roberto Bolaño sin duda nos hubiéramos llevado muy bien, porque a mí las personas inteligentes que van sobradas de humor son las que me suelen caer mejor, y Roberto Bolaño supuraba humor por los cuatro costados, quizás un humor que se construye tanto de la lucha como de la derrota, pero humor al fin y al cabo. En cierta manera toda su literatura parte de eso, de un compromiso hacia la literatura abocado al fracaso (de esto quizás hable en otro momento. De momento basta recordar aquello de: “La literatura se parece mucho a la pelea de los samurais, pero un samurai no pelea contra otro samurai: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura”.
Si lo hubiera conocido, hubiéramos discutido una y otra vez, eso lo sé, porque Roberto Bolaño era de esos que están totalmente convencido de los que defienden, y a mí en cambio me gusta aceptar la multitud de planos que tiene cualquier afirmación (Bolaño es como Jesús diciendo: Yo soy la verdad. Y yo soy como Pilatos diciendo ¿Qué es la verdad?). Hay una anécdota que cuenta no se que escritor cuando conoció a Bolaño en México cuando eran unos jóvenes adolescentes. Bolaño le preguntó si quería sumarse a el movimiento infrarrealista, él otro escritor le dijo que no lo veía claro, pues ni bien sabía lo que era el infrarrealismo. Bolaño le dijo: “-O estás conmigo o estás contra mí”.
Por eso sé que hubiéramos discrepado en muchísimas cosas. Creo que él parte del compromiso con uno mismo y yo en cambio parto de la tolerancia hacia los demás. Pero nos hubiéramos entendido, y lo sé, porque en mi vida ya he conocido a personas con un carácter muy parecido al de Roberto Bolaño. Y las personas con ese tipo de perfil se han acabado convertiendo siempre en buenos amigos míos.
Pinto un poco esta entrada -aunque sea utilizando más letras- con una parte del discurso que hizo Roberto Bolaño al ganar el Premio Rómulo Gallegos, que me parece extremadamente lúcida, y muy cercana a mi manera de entender también la literatura:
“Y llegado a este punto tengo que abandonar a Jarry y a Bolívar e intentar recordar a aquel escritor que dijo que la patria de un escritor es su lengua. No recuerdo su nombre. Tal vez fue un escritor que escribía en español. Tal vez fue un escritor que escribía en inglés o francés. La patria de un escritor, dijo, es su lengua. Suena más bien demagógico, pero coincido plenamente con él, y sé que a veces no nos queda más remedio que ponernos demagógicos, así como a veces no nos queda más remedio que bailar un bolero a la luz de unos faroles o de una luna roja. Aunque también es verdad que la patria de un escritor no es su lengua o no es sólo su lengua sino la gente que quiere. Y a veces la patria de un escritor no es la gente que quiere sino su memoria. Y otras veces la única patria de un escritor es su lealtad y su valor. En realidad muchas pueden ser las patrias de un escritor, a veces la identidad de esta patria depende en grado sumo de aquello que en ese momento está escribiendo. Muchas pueden ser las patrias, se me ocurre ahora, pero uno solo el pasaporte, y ese pasaporte evidentemente es el de la calidad de la escritura. Que no significa escribir bien, porque eso lo puede hacer cualquiera, sino escribir maravillosamente bien, y ni siquiera eso, pues escribir maravillosamente bien también lo puede hacer cualquiera. ¿Entonces qué es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los amigos, y la comida. Y aceptar esa evidencia aunque a veces nos pese más que la losa que cubre los restos de todos los escritores muertos. La literatura, como diría una folclórica andaluza, es un peligro.”
Y para terminar de colorear una anécdota de Roberto Bolaño, que cuando la oí me hizo bastante gracia (hay otra que quería poner, pero me esperaré un par de días, porque ya este post me está saliendo interminable y luego algún lector/a se me queja de mis habituales ladrillos).
Dice Rodrigo Fresán que en cierta ocasión Bolaño después de pasar la tarde en su casa y ya despedido, volvió éste al cabo de un rato de nuevo a su casa. Llovía y Bolaño se presentó mojado ante su puerta. Fresán le preguntó que pasaba, y Bolaño le respondió que acababa de matar a una persona. Fresán le pidió explicaciones y Bolaño le respondió que le habían intentado atracar cuando iba de camino al tren y le habían amenazado con un arma blanca, y Bolaño se había resistido al atraco, con consecuencias trágicas; en el forcejeo Bolaño había acabado apuñalando al atracador y este había muerto. Fresán entonces le dijo: “-Pero Roberto, tenemos que ir inmediatamente a la policía y decir lo que ha pasado”. A lo que Bolaño le respondió con una mezcla de burla y recriminación: -“¡Qué bonito! Un escritor argentino entregando a la policía a un escritor chileno.
(O algo así, porque hablo de memoria y las palabras fieles donde están plasmadas es en el documental que firma Ricardo House sobre Bolaño de La batalla futura).
Etiquetas: Literatura, Personal
4 Comments:
Cuidado, así empezó Mark David Chapman ;P
loca!! Vale, por ésta te la paso que me has hecho reír xD
Qué bonito leer sobre Roberto Bolaño. Cada día escucho como va dándose cuenta la gente la monumental obra que es "Los Detectives Salvajes".
Bueno, a mí no sé cuando me entró la fiebre de Bolaño, creo que a lo largo de mi vida he tenido como ráfagas donde me da por volver a la obra de Bolaño.
Desde luego está en mi panteón de escritores favoritos. Y encima cuando más leo sobre su obra o su vida, más cariño le voy cogiendo.
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