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Pequeños retales de literatura

domingo, enero 29, 2012

Ejercicios de estilo: tres breves historias de frío y calor.

Ocurrirá dentro de millones de años, el sol se hinchará y cambiará de tonalidad a un rojo intenso y fagocitará a los planetas más cercanos. Luego estallará y comenzará agonizar mientras se contrae. Un intenso brillo iluminará el cosmos. La bola de fuego se desprenderá de sus capas superiores, hasta que solo quede el núcleo, que se irá enfriando lentamente. Sólo quedará al descubierto su parte más intima, como un secreto bien guardado que quisiese ser explicado en un fúnebre acto de despedida; una última confidencia compuesta de materia apagada, invisible a los ojos del resto del universo.

El hombre un día se alimenta de un sol con la esperanza de convertirse en un nuevo Ícaro en posesión del ansiado brillo. Pero no se da cuenta del peligro que alberga querer guardar en sus entrañas una estrella latente. Un día ese sol se descontrola, y crece desde dentro para fuera, quemándolo todo con un violento movimiento de expansión. Mata toda la vida que encuentra a su paso, como si de un rey Midas destructor se tratase. Consume con su aliento de muerte y fuego todo el tejido vivo que se cruza ante tamaña explosión. El hombre ahora yace en la cama de un hospital de paredes blancas. Sabe que seguramente ha llegado su hora e intenta hacer frente a todos los miedos que durante la inconsciencia de la vida postergó. Piensa si vivió lo suficiente e intenta poner en una balanza aquello que quiso ser y aquello que al final fue. Tiene al menos un consuelo que apacigua su alma, y es que pudo decir un último te quiero, consciente de que tal vez era el último.

En las profundidades de la Antártida las cámaras de la BBC han grabado un curioso fenómeno de la naturaleza, una especie carámbano de hielo que penetra en el agua sumergiéndose en las ya de por sí gélidas aguas. Mientras la columna de escarcha se va sumergiendo todo cuanto se interpone se congela a su paso. La vida que coexistía en unas circunstancias tan extremas se rinde finalmente al no poder soportar la presencia de ese dedo frío acusador, y es el momento en que las estrellas de mar corren aterradas intentando alejarse del firme mandato de ese nuevo dios que intenta tocar quizás con un gesto de pureza el fondo del mar. Todo el proceso acaba en unas pocas horas, el hielo se derrama por las profundidades marítimas, dejando como única prueba de su implacable paso, un rastro extinto de una vida que se transmutó en muerte.

Ah! Insistimos, hombres y mujeres del mundo: “¡no tomen helados!”.

Cáncer

(no se alarmen, esta imagen es del año de la picó, y tiene aún menos validez científica que el controvertido bio-bac, que ya de por sí tenía poca).

* Esta nota final viene patrocinada por la ARP-SAPC (Alternativa racional a las pseudociencias - Sociedad para el avance del pensamiento crítico).

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7 Comments:

Blogger Doctora said...

No creo que cuando pete el sol siga habiendo seres humanos en la Tierra, pero lo del hielo sí que es curioso :)

1:49 p. m.  
Blogger 50KM said...

El fin del mundo llega cada noche... Lo que ocurre es que despertamos al día siguiente con todo lo vivido anteriormente.
Creo incluso que algunos saben que están muertos, otros no lo saben, todo depende de lo que les quede por vivir. Esta tarde escribía a un amigo que sabe que dejó de vivir hace tiempo y quería recuperar su vida, una gran vida que le arrebató una enfermedad. Mi amigo brillo como el sol y ahora es una enana blanca de la que destaca su infinita densidad mezclada con un gran pasado.
Vivamos y seamos felices hasta que se apague la luz de sol.

6:52 p. m.  
Blogger Vigo said...

Bea, lo del hielo es sencillo, solo tiene que meter un poco de agua en el congelador y voilà ;P



Alex, muy sincero tu comentario y de una gran belleza (yo normalmente intento escribir con un tono muy parecido... y a veces lo consigo y a veces no, pero me parece que bien podía haber "firmado" yo algo parecido a lo que tú has escrito).

Alguien dijo que nacer era comenzar a morir, y que la vida era en el fondo un sueño y la muerte un despertar. Pero yo prefiero aquello de Woody Allen "No es que tenga miedo a morirme. Es tan sólo, que no quiero estar allí cuando suceda".

Espero que tanto tu amigo como mi amigo encuentren el punto de equilibrio para seguir teniendo una sonrisa en la boca, y aún les quede muchísimo tiempo por delante.

3:13 p. m.  
Anonymous Palimp said...

No, si al final te van a convencer para la causa :)

1:37 p. m.  
Blogger Vigo said...

Si es por pensamiento creo que estoy más cerca de ellos que de otra cosa, pero si me patrocinase bien Aramis Fuster creo que diría aquello de Marx (Groucho): "Tengo mis principios pero si no les gustan tengo otros". :D

10:47 a. m.  
Blogger Ana Perpiñán said...

Era encargada dos veces a la semana de la Hemeroteca de una Universidad, era cuando se estaba inaugurando. Registraba, sellaba y leía cuando mis ojos repararon en la siguiente noticia: "¡Comprobado!, los sostenedores provocan dolores de cabeza."
Comentario pa romper el tonito tristón de fin del mundo.
Ahí va otro más popular: "folleu folleu que el món s'acaba"

Bon cap de setmana!

5:28 p. m.  
Blogger Vigo said...

Perdona Ana, por la tardanza en poner una contestación, pero es el problema de siempre, blogger no sé por qué solo me avisa muy de vez en cuando de los comments nuevos, así que si no estoy muy atento, alguno se me pasa.
Sobre los sostenedores sin duda provoca efectos en la cabeza, pero no suele ser tanto en quién los lleva, como en los ojos ajenos de quién los mira.

Pa romper el hielo también. A mí siempre me gustó esta canción, pero no conviene soltarla demasiado pronto a una chica, no sea que la chica se asuste.

http://www.youtube.com/watch?v=loJ3JN2ZG0U

JAUME SiSA i JOAN MiQUEL OLiVER - Aquest Any Follarem Com Folls

10:30 p. m.  

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