El nacimiento de una nación o de la inflación
Pongamos un segundo ladrillo en el mundo de la economía, pero no la macroeconomía o la microeconomía, lo que aquí escribo responde más a la economía para raritos. Vamos, que se trata de encontrar aquellas curiosidades especiales que me llaman la atención y que por supuesto no sirven para encontrar ninguna salida a la crisis actual (para eso ya están los que saben… o no). “Economía para frikidummies” diría yo, y encima lo hago con un ojo puesto en la tele, para complicarme un poco más la vida, así disperso un poco mi mente viendo House y escribiendo a la vez esto. Prometo de todas maneras, no complicar demasiado lo que voy a explicar, más que nada porque no puedo (¿en los periódicos hay un apartado de economía? ¿Páginas salmón? A mi no me miren)
Siguiendo con las piedras rai hay otro episodio que me parece muy interesante, y que viene reflejado en la película protagonizada por Burt Lancaster, Su Majestad de los mares del sur, en la que un marinero es abandonado en un bote a la deriva a causa de un motín y desembarca precisamente en las islas Yap. Poco a poco el nuevo habitante va ganándose la confianza de los indígenas, y los anima a que recojan cocos para después comerciar con ellos con otros barcos de europeos, que incluyen esa isla en su ruta comercial. Al principio los indígenas no están dispuestos a trabajar para ganar más dinero, ya que prefieren trabajar lo justo en su día a día, pero al final Burt Lancaster los convence para que estos se dediquen a la producción de la copra (la copra se extrae del coco y de ella a su vez se saca un valioso aceite). Mediante el comercio con otros navegantes europeos, Burt Lancaster se va convirtiendo en una especie de nuevo rey de la isla, aunque al final los indígenas acaban destronándolo de su efímero reinado.
Pues bien, un detalle que muestra la película es que Burt Lancaster les consigue nuevas herramientas a los nativos, para que así puedan conseguir extraer de las canteras más piedras rai, que como ya contaba en el anterior post, es la moneda que utilizaban en esas islas para su economía. Esta parte del argumento tiene su origen en una historia real, en 1871 el marinero David Dean O'Keefe naufragó en las islas Yap, y gracias a sus conocimientos y a las herramientas que les proporcionó, ayudó a los nativos en la extracción de las piedras rai a cambio de que ellos se dedicaran a conseguir copra y trepang (este último también llamado pepino de mar, y al que Emilio Salgari sacó partido en su libro Los pescadores de Trepang). El título original de la película de Burt Lancaster, dirigida por Byron Haskin da la pista también de esta historia real: His Majesty O'Keefe.
Lo más curioso es que la mejora en las técnicas de extracción de las piedras rai que este marinero propició facilitándoles herramientas de metal, hizo que aumentaran considerablemente el número de monedas rai que luego se utilizarían en las relaciones comerciales de las islas Yap, lo que trajo inevitablemente la inflación sobre estas islas. Incluso las piedras nuevas, mejor talladas perdieron valor ante las antiguas, que aunque peor talladas eran como si llevasen impresas en cada rugosidad un mayor pedazo de la historia de este pueblo, por haber sido más complicada su extracción, y como ya dije, en las islas Yap el concepto del valor monetario va ligado con la historia que hay detrás de cada moneda.
Pero expliquemos esto de la inflación un poquito más, la inflación es incremento de precios con relación al valor de la moneda, o lo que viene a ser lo mismo, la inflación ocurre cuando el poder adquisitivo de la moneda baja.
Hace unas semanas me dejaron el libro Mil millones de mejillones del economista Fernando Trias de Bes, el libro se lee en apenas una tarde, ya que no son demasiadas páginas, la letra viene bastante espaciada y además incluye los dibujos de Toni Batllori. El argumento es un barco que naufraga llevando un montón de personajes importantes, entre ellos: Obama, Zapatero, Aznar, Berlusconi, Jordi Pujol, Sarkozy, Carla Bruni, Flavio Briatore, Fernando Alonso y otros cuantos más). Una vez los náufragos se establecen en una isla comienza a surgir un modelo de economía que a fuerza del prueba y error, cada vez se va asemejando más al modelo de nuestra sociedad moderna. Por ejemplo, para poder comerciar entre ellos instauran una nueva moneda que son los mejillones, y son estos la base de las transacciones económicas que se generan en la isla; incluso llegan a crear un banco que opera bajo el nombre de Banco de San Molusco.
Con el mejillón como moneda, la gente se especializa en distintas tareas, y mientras unos por ejemplo se dedican a buscar los mejillones, otros en cambio se dedican a buscar cocos. El problema ocurre cuando los que buscan mejillones se dan de bruces con un banco natural de estos, y entonces tienen muchas más monedas con las que comprar y el equilibrio que se había establecido inicialmente sobre el precio de las cosas se acaba rompiendo, porque una hora de los que buscan mejillones es mucho más rentable que una hora de los que buscan cocos, lo que hace que estos últimos suban el precio del coco para que su trabajo acabe valorándose de la misma manera.
La conclusión es que cuando aumenta el número de monedas deviene entonces inevitablemente la inflación. Por otro lado tengo el convencimiento que la inflación es algo siempre aumenta con el tiempo, como la entropía (desorden) de un sistema cerrado. Bueh, esto creo que lo discutimos ya una vez en la Sociedad Carnotista, pero como muchos de los que lean esto no tienen ni idea de la existencia de esta misteriosa y maravillosa sociedad, mejor lo dejo aquí. Cambio y corto.
El libro de Fernando Trías de Bes me pareció más didáctico que otra cosa, ya que está escrito de forma amena, aunque no acabé de conectar con el sentido de humor con el que está escrito, al menos yo no me reí como parece que se rió quien me lo dejó.
Mil millones de mejillones
Sin embargo, hay un detalle que si me hizo gracia, aunque responda un poco al terreno del humor negro, y es una de esas raras coincidencias que ocurren (como cuando Francisco Ibáñez pintó un avión estampándose contra una de las torres gemelas mucho antes que este hecho ocurriera de forma trágica en un 11 S.) y es cuando se narra el hundimiento del barco que lleva a todos los famosos.
El capitán abandona el barco en cuarto lugar. Alguien le pregunta al capitán si no debería ser el último en abandonar la nave. El capitán responde que solo en las películas y en el examen de capitán de yate. Nuestra barca es descolgada a nivel del mar. También el resto. El trasatlántico se va a pique.
Leyendo esto me fue inevitable imaginarme al capitán Francesco Schettino “cayendo” del Costa Concordia a una de las barcas de salvamento.
Etiquetas: Curiosidades, Economía
2 Comments:
Si lo que falta es dinero, que hagan más billetes y los lancen desde el aire, así la gente tendrá más pasta, volverá a comprar y saldremos de la crisis. Eso o volver al trueque :)
Sí, avionetas que recorran las costas españolas tirando billetes y balones de playa, así la gente tendrá más dinero, fomentamos el turismo, y además le damos al pueblo fútbol.
O eso, o el trueque. Estaba pensando que si le doy un par de vacas a tu padre... a ver que me da (las gracias, ya, ya ;D).
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