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Pequeños retales de literatura

domingo, agosto 21, 2005

Mrs. Robinson, you're trying to seduce me.

Es una frase que tiene su qué, es fácil de utilizar y que puede salvarles de muchos apuros. Utilizable especialmente ante un público individual de origen angloamericano. Las extranjeras por regla general se suelen reír y puede servir para allanar el intricado camino de la seducción.
Pero si lo que quiere es buscar una huida, y corresponder en su alícuota correspondiente a la conformación de un buen diálogo de besugos, cuando se vea acometido por la pregunta: -Mrs Robinson ¿Está intentando seducirme? usted puede responder con la Bartlebiana frase: -Preferiría no hacerlo (I would prefer not to).

Tómese el siguiente diálogo como ejemplo:

"Benjamín se cruzó de brazos y se acercó al retrato para estudiar la cara con más detalle.
—No recuerdo que tuviera los ojos castaños –dijo. Dio unos pasos atrás y torció la cabeza—. Verdaderamente... verdaderamente es muy guapa.
—Benjamín.
—¿Qué?
Ella no contestó y Benjamín se volvió, sonriéndole.
—Acércate —le dijo con voz suave.
—¿Cómo?
—¿Quieres acercarte un momento?
—¿Acercarme ahí? Ella asintió.
—Bueno —dijo Benjamín, obedeciendo. La señora Robinson alargó una mano y la puso en su brazo. Luego se levantó lentamente hasta quedar frente a él.
—Benjamín —dijo.
—¿Qué?
—¿Quieres bajarme la cremallera del vestido? —pre­guntó.
Benjamín desplegó los brazos al tiempo que retrocedía unos pasos.
—Creo que me voy a acostar —dijo ella.
—¡Oh! —exclamó Benjamín—. Pues entonces, buenas noches — y dirigióse a la puerta.
—¿No quieres bajarme la cremallera?
—Preferiría no hacerlo, señora Robinson. Ella se volvió otra vez y lo miró enfadada.
—¿Sigues creyendo que tengo la intención de... ?
—No, no lo creo. Pero es que me siento un poco raro.
—¿Temes que te vaya a seducir?
—No —murmuró Benjamín—. Pero es mejor que me marche.
—Benjamín —dijo ella sonriendo—. Me conoces de toda la vida.
—Lo sé, lo sé.
—Vamos —lo animó, volviéndole la espalda—. Es que no alcanzo.
Benjamín esperó un momento. Luego alargó la mano hasta la cremallera y la bajó a lo largo de la espalda. El vestido quedó abierto.
—Gracias.
—Bien —dijo Benjamín volviéndose otra vez hacia la puerta.
—¿Por qué tienes tanto miedo? —preguntó ella sonriendo otra vez.
—No tengo miedo, señora Robinson.
—Entonces, ¿por qué intentas huir?
—Porque se va usted a acostar —repuso—. Y no me parece bien permanecer aquí.
—¿Es que no has visto nunca antes a una mujer en combinación? —preguntó ella, dejando caer el vestido a lo largo de su cuerpo hasta que quedó en el suelo.
—Sí; las he visto —dijo Benjamín apartando la mirada y fijándola en el retrato de Elaine—.Pero...
—Pero aún sigues convencido de que voy a seducirte ¿verdad?
—No, no —se llevó las manos a los costados—. Ya le he dicho antes que lamento haberlo insinuado. Pero no me siento bien aquí.
—¿Porqué?
—¿Qué le parece a usted, señora Robinson?
—No lo sé. Somos buenos amigos. No comprendí por qué has de sentirte turbado viéndome en combinación.
—Escuche —dijo Benjamín señalando la puerta— ¿Qué ocurriría si... si de pronto entrara el señor Robinson?
—No lo sé —repuso ella.
—Sería una situación muy divertida, ¿verdad?
—¿Crees que no tiene confianza en nosotros?
—¡Claro que la tiene! Pero podría tomárselo bastante mal. Cualquiera, en su caso, haría lo mismo.
—No veo por qué —aseguró la señora—. Soy dos veces más vieja que tú. ¿Cómo iba a pensar que...?
—Pues lo pensaría. ¿No se da cuenta?
—Benjamín —dijo—, quisiera que...
—Lo sé. Pero por favor, señora Robinson. Todo esto es muy difícil para mí.
—¿Porqué?
—Porque tengo la mente confusa. No puedo pensar con claridad. Es difícil distinguir lo que es real. No puedo...
—¿Te gustaría ser seducido por mí?
—¿Cómo?
—¿Es eso lo que intentabas decirme?
—Me voy a casa ahora mismo. Ruego me perdone por lo que dije. Confío en que lo olvide, pero me voy —se volvió, dirigióse a las escaleras y empezó a bajar.
—¡Benjamín! —lo llamó ella."
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