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Pequeños retales de literatura

miércoles, septiembre 01, 2010

Reglas para jugar al ballotagge

Empecé a aficionarme al “poker online”, al principio jugaba al “Texas”, luego ya me atreví incluso con el “Omaha”. Me presenté a algún torneo y llegué a ganar pasta. Mucha pasta. Y cuando ya creía que el mundo iba a ser mío descubrí el “ballotagge”.

¿Qué es el “ballotagge” alguno se preguntará? El “ballotagge” es un juego de origen oriental (aunque fueron los franceses los que adoptaron las reglas con las que más o menos se juega tal como se practica hoy en día). El “ballotagge” es un juego único porque tiene tantas variantes que es un juego extraordinariamente rico en estrategia. Su dominio exige el estudio y la disciplina que dan los años. Uno puede tener la sensación que ya domina el “ballotagge”, y de repente encontrar a un maestro que le enseñe que toda lo ha aprendido no deja de ser una variante de una estrategia mayor. Como una de esas muñecas rusas encerrada cada una en el vientre de otra un poquito más gorda.

Me imagino que muchos de los que llegan aquí desconocerán las reglas del “ballotagge”. Y puesto que las que he visto que estaban en internet no me han parecido suficientemente clarificadoras, me he propuesto arreglar este desaguisado: he copiado un manual que corría por mi casa (es la versión resumida cuando ya dominen ésta, igual me animo y copio la otra más extensa).

A partir de ahora si alguien les pregunta si saben jugar al “ballotagge”, ya no tendrán excusas.


El ballotagge


El “ballotagge” es un juego que no puede considerarse complicado. Se dice que proviene de Oriente a pesar de que su primer nombre conocido es el de “Capirote”. Incluso la expresión española “tonto de Capirote” se origina en una de las suertes de tal juego, cuando el jugador finge desconocer las cartas en mesa provocando al antagonista. Ha sido tradicionalmente un juego reservado a cenáculos intelectuales, o círculos cerrados no tanto de clases altas pero sí de clases dirigentes. Por eso mismo no es un juego popular en ninguna parte del mundo. Es históricamente sabido que era una de las calistenias preferidas de los generales japoneses y se dice que la espantosa catástrofe naval de Midway, que aniquiló a la flota nipona, sorprendió a la flor y nata del almirantazgo del Celeste Imperio mientras prolongaban una partida de “ballotagge”. El juego comienza proveyendo a cada jugador de tres cartas. En base a ellas, cada jugador anota en una planilla la cantidad de bases que se dispone intentar. Esta planilla se pliega dentro de un sobre sellado que se abrirá al finalizar la partida. Luego se extienden las seis cartas sobre el tapete en dos filas de tres y se apuesta con fichas el equivalente al total de la suma de los diamantes que hay en juego, cuidando de no apostar a las primeras cartas, empezando desde la derecha, pues esas serán en lo sucesivo las cartas-guías o cartas mentoras que ordenan la numeración par o impar y el color del juego. Ante la primera aparición de un trébol, es considerado “triunfo” y desde allí en más cambia la mano y el jugador puede optar por llevar progresivamente su juego a tendencia agresiva, el llamado “juego abierto”, o bien inclinarse por trocar sus bases y definirse por un juego conservador, sin alteración de “triunfos” ni solicitudes de “troca”. Una troca erróneamente pedida puede significar perder una decena de puntos en la primera vuelta o incluso resignar el papel de receptor para convertirse en emisor, situación que casi ningún jugador del mundo apetece salvo los norteamericanos queines suelen jugar con “trocas múltiples” y por lo tanto la pérdida de una puede no ser definitoria e incluso servir para el segundo enganche.
Por otra parte la cantidad de bases pedida no puede nunca aumentarse sino disminuirse, siempre en números múltiplos de la primera carta destapada, restándose diez puntos a la totalidad del puntaje inicial. Si en la primera vuelta (el juego consta de dos vueltas de allí su nombre) hace su aparición la reina de corazón, en los descartes sucesivos no pueden jugarse otra cosa que corazones, siempre y cuando se advierta al adversario que uno está dispuesto a hacer “ballotagge” lo que significa que la reina jugada mata o “copa” la primera partida, fallando la segunda. Lo que hace del “ballotagge” un mecanismo endemoniado es que el jugador no puede verse tentado a menoscabar su propio juego procurando una descapitalización mentirosa dado que el doble contra sencillo que le impone el descarte obligatorio en la tercera mano, avalado por las bases conseguidas, obra entonces en su contra. Puede decirse que es un juego de concentración donde no está exenta la picardía. En jugadores de reconocido prestigio, cuyos handicaps superan los 9 puntos promedio, los valores de todas las cartas se incrementan en cinco puntos que se van quitando a medida que el juego evoluciona, de acuerdo a una simple regla de tres compuesta. Puede decirse que casi todo radica en si el juego se da de corazones o diamantes. Detectar eso es vital, lo que se llama “corazonada diamantina” que suele tener el jugador de estirpe.


Introducción y reglas básicas extraídas del Manual para dominar el ballotagge de Roberto Fontanarrosa

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