Buffalo Bill en Barcelona
Entre la infinidad de curiosidades que se acumulan como el polvo en la historia de una gran ciudad, una de las que he descubierto hace poco que ocurrió en Barcelona es la visita del circo de William Frederick Cody al barrio de Gracia. Por si alguno no le suena el personaje de William F. Cody y además padece de algún tipo de extraña ceguera, digna del estudio de Oliver Sacks, ya que no ha caído en la referencia del título, aclaro que William F. Cody fue además de explorador, cazador de búfalos y empresario, el mismísimo Buffalo Bill.
Ese hombre que todos recordamos con chaqueta de piel marrón y flecos en la pechera, y que lucía un bigote entre rubio y pelirrojo; debe su fama principalmente a todo el marketing que rodeó su figura, tanto las novelas que escribió sobre él su amigo Ned Buntline, a el espectáculo circense con el que se encargó de recorrer una y otra vez los Estados Unidos de América, y que también acabó recalando finalmente por Europa.
Curiosa paradoja, el espectáculo que se anunciaba con el título de Buffalo Bill's Wild West, mientras que a la vez el verdadero salvaje lejano oeste iba agonizando a marchas forzadas por el avance de la sociedad industrial y los caballos de vapor. Mientras que los pobres indios habían quedado recluidos en pequeñas reservas exterminados casi, como habían sido casi exterminado su principal fuente de sustento: los búfalos.
El circo de Buffalo Bill cruzó el charco para presentarse en la exposición universal de París de 1889, y de allí su compañía se dirigió hacia Barcelona. El día 18 de diciembre llegó al puerto de Barcelona el vapor “Palma”, procedente de Marsella con toda la compañía circense. La compañía estaba compuesta por centenares de trabajadores, entre ellos a parte de indios y vaqueros, también se encontraban otras personas que si no eran oriundos, al menos representaban el papel de mongoles, gauchos, turcos, y demás.
El espectáculo era principalmente una demostración de montura sobre caballo, aunque también se representaban momentos más dramáticos del Far West, como podía ser el ataque de los indios a una caravana de carretas; el robo a una diligencia o la ultima batalla del Teniente Coronel Custer contra los indios (la batalla de Little Big Horn), en la que el propio Buffalo Bill representaba el papel de Custer.
Cinco semanas estuvo el circo de Buffalo Bill en Barcelona, desde diciembre de 1889 hasta enero de 1890. Poco se sabe de este período salvo las notas en algunos periódicos anunciando el espectáculo y algunas fotografías que dan testimonio de la extraña visita. Ahora bien tal como era de prever existen múltiples leyendas sobre esta visita de Buffalo Bill a Barcelona que dificultan saber las anécdotas verdaderas de lo que en realidad ocurrió.
Se dice que en la visita a Barcelona varios indios enfermaron de gripe, viruela o cólera –según las fuentes- y que diez de ellos acabaron muriendo y fueron enterrados en Barcelona (al menos el hospital de la Santa Creu tiene en sus registros una entrada de dos siox aquejados de viruela que si que fueron hospitalizados pero ninguno de los dos murió). El que sí parece que falleció de muerte natural fue el jefe de pista, el coronel Frank Richmond, que fue embalsamado y enviado a EEUU.
Buceando en esta historia el escritor Jordi Solé ha novelado estos sucesos en el libro Barcelona Far West, en el que se cuentan más anécdotas curiosas como que Buffalo Bill, entró a tiros en un burdel en la falda del Tibidabo para rescatar a una sioux que actuaba en su Wild West Show y que además era una hija ilegítima del indio Caballo Loco.
La imaginación desde luego es poderosa, y como dice ese dicho de escritores: “la verdad no debe estropear nunca una buena historia”. Pero, llegados a este punto me pregunto ¿qué valor tiene la verdad en la construcción de una novela? Quiero decir, si hablamos solo de historia entendemos que la verdad de los hechos es un valor fundamental, pero en la historia novelada la frontera entre los hechos conocidos y la ficción, conforman un terreno fructífero a la vez que altamente resbaladizo.
Leo en una nota de Domingo Marchena, que Mario Vargas Llosa para escribir La fiesta del chivo se documentó minuciosamente sobre el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, ya que entendió para poder mentir a conciencia tenía que documentarse profundamente.. El resultado fue un libro veraz y honesto, pero también soy consciente que Thomas de Quincey escribió La rebelión de los tártaros, en la que se narra la huida del pueblo tártaro desde Rusia hasta las fronteras de China, y que este libro es en su totalidad fruto de la imaginación del escritor, ya que apenas utilizó como documentación un breve artículo y la nota que había al pie de página de un libro. Lo curioso es que su crónica inventada es ahora considerada como una forma de acercarse a los hechos desconocidos de este éxodo tártaro a través de la cruel estepa rusa.
Tampoco sé la veracidad de la anécdota que cuenta que Buffalo Bill en su estancia en Barcelona estuvo aquejado por un intenso dolor de muelas, que visitó al dentista y que este le extrajo la muela y quedándose el molar como pago. Dicen que durante años esta muela estuvo expuesta en una vitrina del Hospital Sant Pau, hasta que unos amigos de lo ajeno decidieron apropiársela. Sea como sea un sentimiento de simpatía me vincula a esta visita de Buffalo Bill al dentista, sobretodo después de que ayer me extrajeran el tercer molar inferior derecho, y su correspondiente superior izquierdo…. ¿Notaron que perdí algo de mi juicio natural? A la dentista por eso un diez. Un trabajo impecable.
8 Comments:
es bueno que haya venido, yo de pequeño lo veía en el viejo parc glories
Lo había oído en el programa de Nieves Concostrina:
http://nievesconcostrina.es/ampliaradio.asp?id=1236
Muy interesante.
Una nimiedad: "a parte de indios...?, no: aparte de indios, etc.
No hace mucho se habló de la visita de Buffalo Bill a Barcelona en el programa "Misteris amb Sebastià D'Arbó" de Estil9.
Justamente fue este "Señor" asesino de indios y de los animales que le procuraban sus sustento en Norteamérica: los búfalos. Merece todo mi repudio por enriquecerse a costillas de los pueblos originarios; hasta en su show hizo aparecer a Toro Sentado, ¿o no? Maldita historia escrita aquella que silencia a la verdadera historia que pocos cuentan.
Sí Jesus, seguramente por los Encantes hay este tipo de personajes y aún más estrafalarios. Si no fuera porque igual por ahí hay una actividad delictiva, para mí el mercado tendría que estar subvencionado como interés turístico.
Otros dicen por eso que como Elvis, aún sigue vivo.
Palimp, desconocía totalmente el programa de esta periodista (prácticamente no muevo el dial de la Ser y ahora la COPE también en algunos partidos según me rote). Echaré un "orejazo" al programa a ver que tal.
Lansky, sí, es una duda ortográfica con la que cada dos por tres me tropiezo, y que unos días la resuelvo de una manera y otros días de la otra. Según si el cielo está nublado o no. Tengo algunas otras, pero tampoco voy a hacer ahora enseñar mis vergüenzas :D
Zodiac, Estil9? Creo que no había oído nunca hablar de este canal. La verdad es que hay tanta gente joven queriendo hacer cosas que uno se acaba perdiendo entre tanta oferta. Y lo malo es que su calidad cultural a veces me parece infinitamente superior de lo que se emite en los canales más comunes.
De todas maneras supongo que ahora con la promoción del libro es normal que cada uno escuche alguna referencia en algún programa. Si yo escribí esta nota es porque leí un par de artículos que mencinaban el libro de Jordi Solé que me imagino que no debe llevar mucho tiempo publicado.
Darío, bueno si que en su juventud Buffalo Bill mató unos cuantos bufalos, pero creo que atribuirle mucho más a él no sería justo. De hecho creo que él más bien ayudó a la causa india, intentando que estos ganaran en derechos. El hecho de que los tuviera en su circo, no era tenerlos enjaulados, sino que más bien era una forma de vida de toda la troupe, y quizás un futuro mucho mejor que lo que les esperaba en las reservas indias.
Quiero decir que seguramente unas cuantas décadas antes hubo generales como Custer con una mentalidad mucho más retrógrada hacia los indios.
De todas maneras no soy una persona que me sienta demasiado cómodo juzgando hechos pasados desde una óptica actual. Quiero decir, en unas tierras en las que era tan fácil morir por un simple "puñado de dólares" ;), creo que yo no hubiera sobrevido demasiado.
Así que no me gusta cuando en las hace unos años en las pelis pintaban a los indios de sangrientos salvajes y el septimo de caballería como siempre los buenos, pero tampoco soy de poner en la palestra de acusados a toda la sociedad yanki de la época.
Vaya mierda de comentarios y vaya mierda de artículo del tío este que ni escribir sabe. Bazofia.
Eskorbuto
Señor "poquito", usted haciendo amigos...
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