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viernes, septiembre 23, 2011

El satelite UARS caerá hoy sobre la Tierra

Satelite

¡¡¡¡Vaaaaaaamoooooooos a mooooooooooriiiiiiiiiiiiiiiiir!!!!

Leyendo este titular en un portal de segunda fila, me he quedado realmente anonadado. Por si no se lee, copio la letra pequeña: “Hay 1/3200 probabilidades de que en los próximos días un satélite, que estuvo analizando el clima de la Tierra desde el espacio, aterrice sobre tu cabeza”.

Evidentemente se trata de un error de interpretación por parte de un redactor que tiene una cierta predisposición hacia los titulares sensacionalistas. No sé si es política de empresa, pero me doy cuenta que este tipo de práctica es cada vez más frecuente en la red. Este hecho sumado a otros que no nombraré ahora, me hace pensar que los antiguos códigos deontológico o manuales de buenas prácticas han quedado desfasados ante la ley de la selva que manda en la red. Y por contradictorio que parezca, yo soy el primero que defiendo a capa y espada la libertad que debe tener la red, y la idealizo como un mundo 2.0 sin muros ni censuras. Pero ocurre un fenómeno extraño, el usuario que entra a la red sin interés lucrativo suele comportarse de forma ética, pero el dinero -que por supuesto entiendo que es indispensable para la vida y además representa buena parte del futuro de la red- tiene también la mala cualidad de corroerlo todo. Y este afán por ganar unos dólares, provoca la existencia de decenas de prácticas reprobables y molestas para el usuario de a pie (o de sentado ;) generalmente).

Pero volviendo al caso del satélite que caerá esta tarde. Evidentemente a esa probabilidad que da la Nasa, hay que multiplicarla por la población mundial (suponiendo que ese 1/3200 del que se habla, se haya calculado sobre el total de la Tierra, quiero decir, si no se han restado previamente ya algunas de las áreas donde se descarta que van a caer los fragmentos del satélite). Lo que viene a dar una posibilidad de 1 entre unos 22 billones de que el cielo caiga sobre nuestras cabezas –que decían Astérix y Obelix-.

Recuerdo que el diseñador Paco Rabane no hace mucho, en un ataque de idiotismo creyó interpretar la charlatanería de Nostradamus, y llegó a asegurar que determinado día que había un eclipse, la vieja estación espacial Mir caería precisamente sobre París, incendiándolo todo y llevando a la ciudad a un apocalipsis de muerte y destrucción. Entonces, hubo un grupo de escépticos que agrupados bajo un slogan que me hizo cierta gracia: Merde a l'apocalypse (Mierda al apocalipsis) se concentraron ante las puertas de una de las tiendas del modista, y se dedicaron a contemplar desde allí, alegremente y en tono de guasa el fenómeno astronómico. Por si alguien tiene la curiosidad, la estación Mir se acabó desintegrando mientras caía hacia las aguas que rodean las islas Fiji.

El UARS –nombre de este satélite americano y que viene a ser el acrónimos del Upper Atmosphere Research Satellite- tiene el tamaño de un autobús, pero afortunadamente no caerá de una pieza, sino como cualquier otro objeto que entre en la atmósfera terrestre, sufrirá el rozamiento de la reentrada, y aunque no se desintegrará totalmente si quedará fragmentado en diversos pedazos (aunque se habla que algunos de esos trozos de chatarra podrían llegar a tener un peso que superase los 100 Kg).

El tema de la chatarra espacial –la que cae y la que no- es todo un tema que se merecería sin duda uno de esos post que nunca haré. Aunque este video que coloco a continuación: Space debris spotlight ya es de por sí, bastante instructivo.

De todas maneras si ya de entrada la probabilidad de que caigan los fragmentos sobre tierra más que sobre el mar azul es rara; y si encima los científicos han dado los cálculos que caerá por/cerca de América más que del resto de continentes, creo que podré salir tranquilamente esta tarde durante las fiestas de la Mercé (quiero ir al concierto de Gossos para desintoxicarme que ayer tuve una sesión de algo extraño llamado drum and bass en la sala Plataforma, y ¡Por dios! Nunca había oído tanta distorsión con voluntad de ensordecer mis delicados oídos). Es que hacía más de diez años que mis pies no pisaban esa sala, y hubiera jurado que la probabilidad de que esto sucediese era prácticamente tan remota que la de que un fragmento del satélite cayera sobre mi cabeza. Sin embargo la vida da muchas vueltas –naturalmente me liaron-, por lo que aconsejo que es bueno que uno de vez en cuando alce su barbilla y mire con sus ojos fijamente las estrellas, aunque sólo sea por si este estuviera a punto de quebrarse, y terminase así cayendo el cielo sobre nuestras cabezas.

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2 Comments:

Blogger Doctora said...

A mí no me importaría que me cayese encima, así empiezan muchos superhéroes de cómic.
Me convertiría en Satelite Woman, y sería capaz de pronosticar el tiempo automaticamente ;P

4:47 p. m.  
Blogger Vigo said...

Serías un bien para la humanidad, y el mejor avance desde la pizza. Se acabaron esos días playeros arruinados por unas imprevibles nubes; los hombres del tiempo quedarían relegados a charlatanes de pacotilla.

Ya te estoy viendo con pijama rojo y rayo en el pecho (estilo capitán Marvel). Muy mona, sí. xD

1:54 p. m.  

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