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Pequeños retales de literatura

martes, noviembre 27, 2007

La curiosa sociedad de los carnotistas

Llevo unos días leyendo al amigo Ulschmidt, al que conocí hace ya unos cuantos años, y cuyo grato encuentro blogueril me ha llenado de orgullo y satisfacción (voz de Juanca). Ahora me tendré que acostumbrar a llamarlo Ulschmidt (la “d” supongo que debe sonar muda… ¡estos alemanes son tan metódicos que acoplan varias consonantes en el espacio donde los demás sólo sabemos pronunciar una!). De verdad, si tienen interés en seguir aprendiendo y hacerlo entre sonrisas, vale la pena que pierdan parte de los preciados minutos que disponen al día leyendo este blog: La curiosa sociedad de los carnotistas. ¿Y quienes son los carnotistas? Esa pregunta se la tendría que contestar el propio Ulschmidt, pero a grandes rasgos diré que son un pequeño y organizado -o desorganizado- grupo que opera desde el Río de la Plata; cuyos integrantes intentan dar respuestas a los dilemas que les ofrece la vida, y utilizan para ello razonamientos entrópicos. ¿Lo cualo? Supongo que podría enunciar los principios termodinámicos, que aunque alguno se asuste de entrada anuncio que son bastante sencillos, pero tampoco creo que haga falta explicarlos aquí y ahora. Quien quiera saber sobre los carnotistas, sólo tienen que visitar el blog de Ulschmidt con una cierta constancia, y a medida que lo vayan haciendo ya se irán iniciando. Lo garantizo.
Aquí dejo una pequeña contribución a la causa carnotista. Seguro que al sr. U gustaría más que esta fuera mayormente monetaria pero entre amigos sabrá perdonar y agradecer. Dejo un pequeño poema de la cubana Carilda Oliver Labra, que bien podría haber firmado la doctora Von Libid (aunque ahora que lo pienso, es en la experimentación práctica donde ella seguramente concentra sus esfuerzos).

ME DESORDENO, AMOR, ME DESORDENO

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

CARILDA OLIVER LABRA

De Memoria de la fiebre

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1 Comments:

Blogger Ulschmidt said...

Hombre, que propaganda !! Ya nos ocuparemos en la Sociedad, ante cualquiera que ose seguir sus concejos, de defraudar todas las expectativas...
Me impresionó la cubana, de quien le debo el descubrimiento. De poesía nada se - como de cualquier otro tema - pero su ritmo es notorio. Encima se llama CARILDA OLIVER LABRA, caray, que musicalidad.

3:40 a. m.  

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