Sincronías
No explicaré el cómo acabo en ciertas conversaciones, pero es que aunque muchos lo descrean yo sigo afirmándolo: soy de ciencias y a mucha honra. Últimamente creo que llevo un par de post que me delatan, y con este post creo que me reafirmaré de nuevo. Así que allá voy.
El texto viene a ser una contestación a uno que hace el Sr. Flacus desde su blog Magiamundo. Puesto que el tema son las sincronías, me parece divertido aunque sólo sea simular una posteando ambas contestaciones:
“Sr. Flacus, como usted bien dice, sugiero, más que doy, pues hasta yo mismo mido mis palabras en este asunto. Ni siquiera creo en la sincronicidad más allá de lo que pueda ser una cuestión de fe como puede ser la existencia de Dios a la que me refería. Y mucho menos pretendo caer en el terreno de algunos charlatanes que se apropian de términos científicos y los reinterpretan a su gusto (aún conservo en mi biblioteca un libro llamado la Sociedad cuántica, del que sólo pude leer unas pocas páginas antes de decidir que tal acumulación de tonterías por centímetro de papel me iba a sentar mal).
Sin embargo la paradoja EPR se ha experimentado en multitud de ocasiones escapando a los límites de mi lógica. Y entre esa transmisión instantánea de información entre partículas sin conexión, no deja de abrirme dudas sobre lo que puede ser posible o imposible.
Por supuesto que el fenómeno no explica la sincronicidad entendida como esos sucesos “inexplicables” que de vez en cuando ocurren en la vida real. Pero el fenómeno no deja de abrirme una puerta en el terreno microscópico y creo que sería un error no tener en cuenta que el mundo macroscópico no deja de ser una consecuencia de lo que ocurre en el microscópico. Este vínculo del que hablo entre ambos mundos, no debe entenderse por supuesto como una cuestión de ley causa-efecto, puesto que existen aún demasiadas preguntas sin resolución para que nos creamos que tenemos las respuestas adecuadas.
Descreo de igual manera de campos morfogenéticos y cosas por el estilo, pero no me gusta tener mi mente totalmente cerrada, si creo que existe alguna posibilidad por mínima que sea a que yo esté equivocado.
Le recomiendo un artículo del premio Nobel de física Robert B. Laughlin que leía hace unos días en Página12 y en el que precisamente cuestionaba la existencia de leyes absolutas. Creo que en cierta manera no deja de ser una forma de lo que yo llamo abrir la mente.”
Ajeno a todo esto, pero siguiendo el hilo escéptico y atendiendo al blog de Flacus, del que recuerdo que se llama Magiamundo, me viene a la cabeza una página que descubrí el otro día altamente ilustrativa, y que con un poco de práctica le permitirá doblar cucharas tal Uri Geller.
El texto viene a ser una contestación a uno que hace el Sr. Flacus desde su blog Magiamundo. Puesto que el tema son las sincronías, me parece divertido aunque sólo sea simular una posteando ambas contestaciones:
“Sr. Flacus, como usted bien dice, sugiero, más que doy, pues hasta yo mismo mido mis palabras en este asunto. Ni siquiera creo en la sincronicidad más allá de lo que pueda ser una cuestión de fe como puede ser la existencia de Dios a la que me refería. Y mucho menos pretendo caer en el terreno de algunos charlatanes que se apropian de términos científicos y los reinterpretan a su gusto (aún conservo en mi biblioteca un libro llamado la Sociedad cuántica, del que sólo pude leer unas pocas páginas antes de decidir que tal acumulación de tonterías por centímetro de papel me iba a sentar mal).
Sin embargo la paradoja EPR se ha experimentado en multitud de ocasiones escapando a los límites de mi lógica. Y entre esa transmisión instantánea de información entre partículas sin conexión, no deja de abrirme dudas sobre lo que puede ser posible o imposible.
Por supuesto que el fenómeno no explica la sincronicidad entendida como esos sucesos “inexplicables” que de vez en cuando ocurren en la vida real. Pero el fenómeno no deja de abrirme una puerta en el terreno microscópico y creo que sería un error no tener en cuenta que el mundo macroscópico no deja de ser una consecuencia de lo que ocurre en el microscópico. Este vínculo del que hablo entre ambos mundos, no debe entenderse por supuesto como una cuestión de ley causa-efecto, puesto que existen aún demasiadas preguntas sin resolución para que nos creamos que tenemos las respuestas adecuadas.
Descreo de igual manera de campos morfogenéticos y cosas por el estilo, pero no me gusta tener mi mente totalmente cerrada, si creo que existe alguna posibilidad por mínima que sea a que yo esté equivocado.
Le recomiendo un artículo del premio Nobel de física Robert B. Laughlin que leía hace unos días en Página12 y en el que precisamente cuestionaba la existencia de leyes absolutas. Creo que en cierta manera no deja de ser una forma de lo que yo llamo abrir la mente.”
Ajeno a todo esto, pero siguiendo el hilo escéptico y atendiendo al blog de Flacus, del que recuerdo que se llama Magiamundo, me viene a la cabeza una página que descubrí el otro día altamente ilustrativa, y que con un poco de práctica le permitirá doblar cucharas tal Uri Geller.
Etiquetas: Ciencia, Curiosidades
3 Comments:
Hola Vigo!
Gracias por su mención y por sus comentarios.
Siguiendo su sugerencia, entré a leer el artículo de Laughin... y sinceramente no me queda claro porqué me lo ha recomendado.
Lejísimo de la capacidad de este señor, ganador de un Nobel, mi humilde postura acerca de ciertos temas (como el de la sincronicidad) difiere fundamentalmente con la de Laughin en cómo se expresan por escrito: confusa y mal redactada la mía, autorizada, fundamentada y clara la de él.
Note por favor que opino que una verdad verificable en el micro mundo cuántico, a nivel de pocas partículas, no es extrapolable a nuestro "mundo macro".
Esto (corríjame si me equivoco) es una expresión no muy cercana al reduccionismo.
Opino, y también escribo en mi nota, que fuera de la escala cuántica entramos a un reino distinto.
No he sido suficientemente claro con esto, pero a lo que apunto es que, también, entramos a otro nivel de complejidad (de ahí el comentario de la diferencia entre un fotón y mi persona).
Esto, con el respeto que corresponde, no está lejos de una posición expresada por Laughin en otro trabajo: el mundo macro es el reino de la complejidad, y esas leyes deberían ser estudiadas y valoradas tanto como las otras, físicas, tan conocidas por los especialistas.
Fuera de lo de Laughin, le pido también note que expreso que el teorema de Bell ha sido verificado experimentalmente, contrario a lo que fuera la opinión de grandes eminencias del pasado (Einstein, entre ellos).
No cabe duda, por lo que se, existe cierta conexión entre entes elementales a través del espacio, y, sinceramente, sus implicancias son fascinantes y complejas.
Lo que opino es otra cosa, y permítame expresarla de manera diferente: si ciertos fenómenos (como la sincronicidad) existieran, su explicación no se podría deducir de que dos partículas estén "conectadas" como proponía el experimento EPR.
Es lo mismo, para mi, que decir "si Dios existe, creo que no será un señor de copiosa barba blanca".
Me parece, finalmente, que no estoy tan lejos de lo que Ud. opina. Le ha quedado una idea distinta?
Lo dejo, no sin antes felicitarlo por su blog, al que visitaré mas seguido !!
Me temo que mi respuesta se vaya cada vez decantando al terreno de la epistemología, ya que seguramente es por ahí por donde más discrepamos. Y para mí es demasiado esfuerzo mental para plasmarlo en este humilde blog, pero haré un esfuerzo por dar algunas pautas.
El artículo de Laughlin puede que sea bastante enrevesado, especialmente porque utiliza demasiadas metáforas y no acaba de especificar algunas cosas con una terminología que para los interesados en la ciencia sería más comprensible por ser más común (los no versados en estas materias dudo mucho que puedan comprender gran cosa, aunque seguramente ese era el efecto contrario que pretendía Laughlin).
Laughlin en el artículo lo que hace es un alegato a favor de las teorías del caos (aunque en todo el texto creo que no utiliza en ningún momento esta palabra).
Cuando más interacción tienen los componentes de un sistema, se producen las propiedades emergentes (producto de la organización de la que hablaba) y el resultado son sistemas no lineales, caóticos cuyo resultados son prácticamente impredecibles, ya que como usted sabrá dependen demasiado de pequeñas variaciones de las condiciones iniciales.
La ciencia antigua en cierta manera ha sufrido una revolución, e incluso me atrevería a decir que ha quedado obsoleta. El asunto es que lo la búsqueda de verdades, es siempre un camino sin fin, cada vez que se cree dominar un campo, otro campo de verdades se abre que hace replantearse el anterior.
Piense por ejemplo en las matemáticas, que siempre habían gozado de una solidez bastante incuestionable en su construcción como ciencia, de repente aparece Godel y provoca con sus teoremas una crisis que trastoca los cimientos.
En lo que respecta a la sincronía, más o menos pensamos lo mismo, en lo que diferimos es que si me permite la licencia usted tiene más fe en la ciencia que un servidor, yo soy mucho más escéptico y por ende doy mucho más margen a lo improbable. Hago mía una broma que según dicen soltó en una ocasión Plank: “para que una nueva teoría sea aceptada sólo hace falta que se mueran los partidarios de las teorías contrarias”.
Le seguiré leyendo especialmente en sus intervenciones en el blog de Chow, que es a través del cual visité su blog.
Saludos
Vigo,
Es verdad: tengo mucha, pero mucha fe en la ciencia.
Pero... una vez le dejé un comentario a una bloggista, alegando que mi aproximación era "para no malgastar mi fe en imposibles".
Muy bueno lo de Godel, hasta me ha dado ganas de escribir algo sobre el tema. Sabía Ud. que nueve años luego de su muerte (casi un suicidio por inanición!) se publicó su prueba matemática-lógica de la existencia de Dios?
Hoy día esta demostración está cuestionada (tal vez como todas las pruebas de la existencia y la inexistencia de Dios) pero me parece fascinante el intento, y hasta casi contradictorio con sus notables dos aportes mas conocidos.
Saludos, y estamos en contacto!
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