Lo-li-ta
Lolita apareció el 15 de septiembre de 1955 en París, y luego surgió el escándalo. Pero no quiero hablar de la moralidad del libro –tema siempre pantanoso-, sólo quiero centrarme en la adoración que el profesor Humbert Humbert presenta hacia esa joven lolita, esa obsesión enfermiza... porque poder escribir el comienzo de lolita, me parece la mejor manera de empezar un libro, y si me apuran, también la mejor manera de comenzar una vida.
“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.”
Quiero decir que no es la historia de un amor, que quieras que no éste aún conserva algo de racional, sino que lo que guía a Humbert es una historia de deseo y obsesión. Al igual que aquel Kevin Spacey de American Beauty, que fracasado ante la vida, encuentra una válvula de escape al obsesionarse con la amiga de su hija.
No quería decir mucho, solo recordar algunas palabras de Nabokov, en Humbert Humbert declarando aquello de:
“Fui despreciable, brutal, infame, y todo, mais je t’aimais, je t’aimais. Y había veces que me daba cuenta de cómo te sentías, y saberlo era un infierno, mi pequeña Lolita”
“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.”
Quiero decir que no es la historia de un amor, que quieras que no éste aún conserva algo de racional, sino que lo que guía a Humbert es una historia de deseo y obsesión. Al igual que aquel Kevin Spacey de American Beauty, que fracasado ante la vida, encuentra una válvula de escape al obsesionarse con la amiga de su hija.
No quería decir mucho, solo recordar algunas palabras de Nabokov, en Humbert Humbert declarando aquello de:
“Fui despreciable, brutal, infame, y todo, mais je t’aimais, je t’aimais. Y había veces que me daba cuenta de cómo te sentías, y saberlo era un infierno, mi pequeña Lolita”
PD. Por cierto, mi querida lola... si me lee ya sabe.
Etiquetas: Erotismo, Literatura
4 Comments:
Sabías que Navokov fue el guionista de la versión fílmica que hiciera Stanley Kubrick? De ahí que ésa es la mejor versión. Por lo demás, siempre estará alguna Lolita, a manera de Nínfula, para perturbarnos la existencia pero también, para hacerla más placentera.
La mente de Humbert es en realidad quién crea el mito y la imagen de "Lolita". Digamos que en realidad ella existe de ese modo porque él, en su cabeza, la imagina así, no porque ella en realidad lo sea. (Que lio, quién me manda a mi meterme en tales jardines...)
LirvaPero al menos, consciente de su enfermedad. Ese tipo de enfermos tienen ya algo ganado.
GraciasOscar por tu comentario. Sí, algo de ello me suena. Aunque lo que de verdad me gustaría es que pasaran un día de estos alguna de las versiones de lolita por la tele. Pero según parece, programar películas en blanco y negro no es demasiado comercial, así que las oportunidades de visionarlas nunca suelen ser demasiadas.
Hell, valdrá la pena que te metas en tales jardines, si al menos yo estoy cerca, porque me he reído mucho con tu comentario.
Gracias por ese microensayo psicológico.
Es una obra interesante, pese a que al final se hace un poco larga. La versión cinematográfica, pese a la buena interpretación de los autores no hace justifica a la novela.
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