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Pequeños retales de literatura

viernes, agosto 26, 2011

Rebote del gato muerto

Todos sabemos que cruzarse con un gato negro es un signo de mala suerte, ¡especialmente si eres supersticioso! Seguramente si buscase el origen de esta leyenda por internet sería fácil encontrar algunas teorías explicativas de este hecho, pero sería liarme ya demasiado.

Desde hace unos días que me he cruzado con un par de gatos; no sé si eran negros o no, de hecho lo único que sé acerca de ellos es que estaban muertos. Bueh, no se crean que nos volvimos más macabros de lo que ya por naturaleza somos, en realidad no he visto directamente ninguno de estos dos cadáveres, sino que estos fallecimientos de gatos me han llegado a mí de oídas. Pero es esta coincidencia sumada a mi curiosidad, la que ahora hace que acabe escribiendo este post (de hecho estas pequeñas coincidencias son las que suelen alimentar la mayoría de mis posts).

Hace unos días en un contexto económico acerca de subidas y bajadas de bolsa oí la expresión “dead cat bounce” (rebote del gato muerto), por supuesto la expresión me llamó inmediatamente la atención. Me dije: “Mira a los economistas que también tienen sus propios gatos muertos”. Recordando mis clases de física, donde había estudiado ese caso tan efectivo que es la paradoja del gato de Schrödinger (aprovecho el viejo chiste: “Se busca al gato de Schrödinger vivo o muerto”). Pero siempre he considerado que los economistas son unos sosos, por tener como base de estudio el siempre sucio y apetitoso dinero. Aunque a favor de ellos debo decir que no es la primera vez que me llevo una sorpresa con el manejo de curiosas expresiones de la jerga bursátil).

Explico: el rebote del gato muerto es cuando hay un movimiento en la bolsa de caída y esta se toma un pequeño descanso de subida, que crea falsas expectativas de recuperación, porque enseguida la bajada de los cotizaciones se reanuda.

La imagen es la siguiente, si tiráramos un gato muerto desde un lugar muy alto (ahorrémosle sufrimiento al gato). Al caer al duro cemento es probable que este rebotara a una pequeña altura (los economistas son muy ingenuos, en realidad dudo mucho que rebotase salvo que el gato fuera de goma que entonces sería un pato). Pero suponiendo que rebotase, alguno podría pensar que el gato estaba aún vivo (este no se habría percatado de que cuando lo tirábamos ya no estaba vivo o sería un ferviente creyente de los gatos con siete vidas). Pensamiento lateral: calcúleme la altura del edificio a partir del rebote del gato muerto (basta… basta de chistes). Bueno, se entendió la idea, ¿no?

La segunda vez que me encontré con un gato muerto era oyendo la radio. Alguien contaba el caso de una amiga a la que le habían robado el bolso y en el que había implicado un gato muerto (luego lo explico mejor). La cuestión es que a mí esta historia me sonaba y me desespera ese tipo de mentiras, en las que la gente se atribuye anécdotas que han oído de lejos, y que en muchos caso sólo son leyendas urbanas. Nunca he entendido las ganas de protagonismo de ciertas personas que contando mentiras, pretenden captar la atención del oyente. Pero a la vez este tipo de síndrome (que quizá tenga algún termino patológico que desconozco, dejémoslo en mentiroso compulsivo con ganas de protagonismo) es un fenómeno que me llama la atención por lo del interés que siempre me ha despertado la psicología humana.

Ocurre que muchas veces mis amigos me cuentan cosas que otros amigos les han contado como hechos que les han pasado -mis amigos no suelen mentir que para eso lo he elegido yo pero será que mis amigos si es verdad que son más crédulos que yo. A veces discuto con ellos porque no me creo la historia que a ellos les han colado. Y entonces me preguntan ¿Cuál es mi baremo para aceptar o desechar una historia? El principio básico es no fiarse de lo que parece demasiado inverosímil –según navaja de Ockham- y la única excepción es cuando es un hecho que le ha pasado directamente a alguien que goza de mi confianza.

La historia que contaban por la radio como un hecho vivido –evidentemente el que lo contaba mentía para entrar por la radio- era la que se explica en el siguiente recorte de prensa. Supuestamente los hechos sucedieron hace ya bastantes años en algún rincón de España, pero incluso habiendo encontrado esta noticia, me da que la noticia es posiblemente falsa, y que alguien se divirtió inventándose la siguiente historia frente a unos periodistas o policías poco escrupulosos a la hora de verificarla, y con ganas de tener una anécdota divertida que contar.

Robo con gato muerto

Transcribo la noticia para que se pueda leer bien:

UNOS TIRONEROS ROBARON UN BOLSO QUE CONTENÍA UN GATO MUERTO

“Unos tironeros se han llevado una desagradable sorpresa al descubrir lo que había dentro del bolso que robaron. Los hechos ocurrieron el pasado lunes en las inmediaciones de Chapina. Una mujer caminaba tranquilamente cuando dos individuos que pilotaban una moto le arrebataron el bolso. Nada más producirse el tirón, varios transeúntes acudieron a prestar ayuda a la víctima.
Sin embargo esta apenas podía pronunciar palabra, ya que la risa no la dejaba. Algunos pensaron que era un escape histérico, pero no, la risa estaba completamente justificada. Según manifestó la mujer, se le había muerto un gato y decidió enterrarlo junto al río. Así que cogió el bolso más viejo, metió en el interior el cadáver del animal y se dirigió a darle sepultura cuando sufrió el robo. Imaginen cual habrá sido la sorpresa de los tironeros cuando fuesen a repartirse el botín.”


Ahora no me vale que alguien por aquí me diga algo del estilo: -“Pues a mí tía fue a la que le pasó esto del robo” ;D

Y para finalizar sepan que cada vez que leen este post y no dejan un comentario, dios mata un gatito.

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8 Comments:

Anonymous yabu said...

De acuerdo, salvaré un gatito... por esta vez.

9:00 a. m.  
Blogger Ana Perpiñán said...

Auyento la maldición, porque siempre he sido muy gata yo. Aquí te dejo otras expresiones: Más vale gato corriendo que ciento volando/ A quien buen gato se arrima, poca sombra lo cobija/Gatos somos y en el camino nos encontraremos/ Haz el bien y no mires con qué gato/ Pa lo que me queda en el convento, meto un gato dentro... Bueno ya, no?

Un apunte curioso y fresco. Gracias Vigo

10:46 a. m.  
Blogger Doctora said...

Muy interesante eso del rebote :)
Que estas historias se cuenten durante años es fuerte, pero lo que más me sorprende es cuando traspasan fronteras.
Esta del gato muerto en el bolso la leí en un libro recopilatorio de leyendas urbanas americanas.¿Quién se trajo la anécdota de EEUU a España en los años 80?.

12:16 p. m.  
Blogger Vigo said...

Ok, yabu gracias por aportar tu grano de arena en la salvación del mundo. Ahora solo tienes que dejarme tu dirección y el gatito te será enviado (solo costes de envío).



Gracias ana-gata. Lo de fresco no irá con segundas, verdad? :D (Ya sabes a gato regalado no le mires el dentado)

Aunque también es fácil encontrar otras versiones del refrán por internet ¡Qué ingeniosa que es la gente (A gato regalado, muchas gracias// A gato regalado, mucho mejor si está sano// A gato regalado, seguro que no está adiestrado// A gato regalado, quítale el envoltorio// A gato regalado, cuídalo como si fuese comprado// A gato regalado, un gato que tienes de más// A gato regalado, vete buscando una caja con arena)




Bea,
Bueno, igual lo exportamos nosotros junto al chupachups, la fregona y la siesta (y ¡toma! de propina… un gato muerto)
También hay gato para ti. Parece dispuesto a unirse a esa confabulación entre maquiavélicas amas (ligeras de ropa) y el resto del mundo: esclavos.

8:43 p. m.  
Blogger Palimp said...

Nunca se sabe lo que hay en el bolso de las viejas. Mi abuela una vez iba para casa de mi madre -casi por medio del campo- cuando le salió un exhibicionista. Le dijo que se dejara de guarrerías o le daba con el bolso. Dentro del mismo llevaba dos planchas para arreglar. El pollalaire se acongojó, pero hubiera sido un buen titular:

Anciana noquea a exhibicionista con un bolso que contenía dos planchas

11:23 a. m.  
Blogger Vigo said...

Hola J.P.!
La anécdota de tu abuela me hace recordar el rumor que decía que Margarita Seisdedos llevaba un ladrillo en el bolso (aunque al final creo que resultó que el ladrillo era sencillamente una lata de cocacola y el mito se vino abajo).

Nota: si no sabes quién es Margarita Seisdedos significa que que no ves la cuota que te corresponde de telebasura ¡Lo cual no puede seguir así! Con tu negligente comportamiento televisivo provocas que los demás hayamos aumentado nuestro porcentaje de cutretelevisión cuando salen los shares televisivos.

Buscarte un lindo gatito es una tarea sencilla.

6:32 a. m.  
Anonymous Ana said...

Vaya telaaaa. "Auyento", mejor podía haber puesto aullento o hahullento o... ufff.Si no quieres caldo tres gatas...

6:23 p. m.  
Blogger Vigo said...

Y mientras tú ahuyentas yo maullento (bueno más bien maullo, pero así no salía bien la rima).
Parezco Gloria Fuertes: el gato maulla.
Atención al siguiente post, que sigo con los gatos.
MIAU!!!!

4:09 a. m.  

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