La Librería

Pequeños retales de literatura

lunes, enero 10, 2011

Books for Christmas? What the heck is that!



Para comenzar el 2011 que mejor que hacerlo con una sonrisa. Por mi parte los Reyes no me trajeron ningún libro, lo cual tampoco es un hecho que me disguste en demasía, porque generalmente o hago una carta reglamentaria a los reyes magos al respecto o los reyes son capaces de traerme cualquier libro que esté en el stock de novedades. Y claro, uno ha enseñado a su paladar que no todos los libros son aptos para ser deglutidos.

He leído un par de libros en este nuevo año, y ambos me han parecido interesantes El oficinista de Saccomanno y El silenciero de Antonio Di Benedetto. Lo bonito sería que cualquier lectura produjera un efecto positivo, pero lamentablemente como decía antes, no es así, y mis últimas lecturas del pasado año fueron bastante mediocres (aunque no tanto para dejar aquí constancia). De esos dos libros voy hablar muy brevemente porque tampoco me gusta decir lo que otros ya han dicho, e internet ya tiene unas cuantas reseñas de ambos. Así que rápidamente.

El de Saccomano narra el enamoramiento enfermizo de un triste oficinista por una compañera de trabajo en una sociedad distópica, donde la violencia y el terrorismo son el pan de cada día. Y donde lo único que separa a los ciudadanos de caer en la más completa miseria es conservar el trabajo que les permita seguir estando dentro del sistema. Una sociedad con helicópteros policiales revoloteando continuamente entre los edificios y perros clonados vagabundeando por las calles. El oficinista -cuyo nombre desconocemos- encontrará una esperanza para salir de su vida gris después de un encamamiento con la secretaria de su jefe. Pero después los celos irán deborando su razón, y le llevarán directo a los infiernos. Lo más interesante es la relación de competitividad que el oficinista tiene con un compañero de trabajo, y la relación que tiene con su obesa mujer y sus malcriados hijos, con los que prefiere no encontrarse y por lo que siempre acaba siendo el último en abandonar la oficina. La primera parte del libro es la más interesante, porque la última baja en calidad, como si el autor tuviese prisa por terminar el libro.

El libro de Di Benedetto es la obsesión de un hombre para que sus vecinos no hagan ninguna clase de ruido. El libro es bastante curioso estilisticamente, porque sin recargar la frase, intenta darle una especie de vuelta para buscar una cierta belleza de estilo. Puntos y seguidos que marcan el ritmo de frases cortas; carencia casi de adjetivos -el de Saccomano también- que le dan al texto un carácter de precisión. Di Benedetto busca en la construcción de la frase una originalidad y a veces los verbos funcionan casi por contagio o proximidad y saltan con facilidad de una palabra a otra. Inevitablemente, se te acaba escapando el significado de algunas frases, pero los contínuos hallazgos hacen que uno se quite el sombrero ante tanto oficio (pero para que no hayan quejas después advierto que sólo es apto para lectores experimentados).

Además Di Benedetto me ha hecho reír en un par de ocasiones, y eso es mucho más de lo que consiguen la mayoría de los libros. No sé si los otros libros de este hombre son más o menos serios, pero creo que si en algún momento le dió por apostar por su vis cómica, los diálogos de sus personajes pueden haber alcanzado cotas desternillantes.

Bueno, les dejo por hoy. Estaré ausente un par de semanas -quizás más quizás menos-, que es el tiempo que calculo que estaré navegando en un bonito velero bergantín. Sí, sí, soltamos ancla en breve.

Esperemos que haya buena mar.

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