Carta a una desconocida
Subí a tientas hasta la cubierta. Estaba desierta, y, al levantar la mirada hacia la humeante torre de la chimenea, hacia los mástiles, rígidos y blancos como fantasmas, me deslumbró una claridad mágica. Todo el firmamento resplandecía. En torno a las estrellas que lo tachonaban de blanco centelleo, reinaba la oscuridad; más, a pesar de ello, el cielo fulguraba. Era como si ante una deslumbrante luz se hubiera corrido una cortina de terciopelo negro, siendo las estrellas agujeros y desgarrones a través de los cuales escapara aquella luminosidad indescriptible. Yo no había visto jamás el cielo como aquella noche; de un tono azul de acero tan metálico y tan radiante; todo él resplandeciente, todo él rumoroso y deslumbrante de una luz que se desprendía de la Luna y de las estrellas, y cuya lumbre debía de arder, lejana, en alguna hoguera de misterio.
Stephan Zweig –Amok-
(También es una anotación encubierta del crítico literario Jose Luis Carcía Martín en su Diario Dicho y hecho el 21 de Diciembre en homenaje a Zweig. Y ahora también la incluyo yo en mi diario bloguero)
La lectura en el mar no es un tema demasiado explotado, y seguramente esto se deba a que en el mar no se lee mucho. Leer en cubierta mientras el barco se bambolea al dominio de las olas es un martirio, y a la que haya un poco de oleaje es fácil que las páginas se acaben humedeciendo. Respecto a la lectura en el interior del barco, donde el velero da la sensación de moverse más, es posiblemente una de las mejores maneras para alcanzar una rápida sensación de mareo, por lo que aunque es posible, conviene no abusar. Quizás al alcanzar la noche y amarrar en algún puerto, pero uno a esas horas ya se está tan cansado que sólo se piensa en meterse en el catre y dormir un poco hasta que llegue el día de mañana. ¡Ay la dura vida del marinero!
Sin embargo he leído algún que otro libro, y voy a escribir por ello algunas líneas, aunque me desespera no tener para ello mi propio ordenador, con todos los recursos que durante años he dispuesto en él y que me ayuda no saben ustedes cuanto en mi fase inspirativa.
El primer libro que he leído es una recopilación de dos relatos largos de Stefan Zweig: Carta de una desconocida y Amok. Los dos serían dignos de ser analizados, ya que moralmente o tienen miga psicológica, pero para no extenderme creo que sólo hablaré del primero.
¿Cuántas veces uno ha escrito una carta a una desconocida? En mi caso sin duda demasiadas veces, y también tengo en mi haber muchas cartas o e-mails de muchas desconocidas que en algún momento se cruzaron por mi vida; en la mayoría de los casos, sólo fue un simple tanteo de mutuas cartas, pero sin llegar a cruzar nuestros caminos, pero en algunos pocos casos, la amistad creció durante muchos años de forma epistolar, a fuerza de contarnos nuestras intimidades poco a poco. ¿De qué depende ese cariño? No sé. Supongo que durará hasta que nosotros queramos. Esa es la respuesta. Nos hacemos mayores, y hemos de aceptarnos en nuestras nuevas vidas.
Pierdo el hilo. Carta a una desconocida lo primero que demuestra es que Zweig conoce el alma humana, sus impulsos y sus debilidades (hace años ya leí quizás su obra más reconocida: Momentos estelares de la humanidad, y me emocioné cuando Nuñez de Balboa descubría el Pacífico). Zweig sin duda sabe tocar las teclas de nuestra sensiblería, y más de uno habrá soltado alguna lágrima al pasar sus páginas, yo no ¡qué soy un rudo marinero!
El libro narra como un novelista de cuyo nombre sólo sabemos su inicial R., ha llevado una vida de excesos, recibe un día una extensa carta de una desconocida (de alguna manera es un recurso parecido al que utiliza en Amok, en el que otra persona cuenta su historia al protagonista. Es como si entre la narración y el lector hubiera un personaje que hiciera de pantalla). La desconocida, es una bella mujer llamada Lisa que escribe una especie de declaración de amor hacia el novelista. Pero no es el enamoramiento puntual de un determinado momento de la vida, sino que es un amor que ha pervivido durante muchos años, y que ha marcado toda una vida; un amor igual de obsesivo como incompleto.
Si alguien quiere leer el libro, y le molestan los spoilers, que se detenga ahora o que calle para siempre, porque para disertar un poco sobre el asunto debo sacar a la luz los hilos en los que se aguanta esta historia. Lisa se enamoró del novelista cuando era joven y lo tenía como vecino. Apenas cruzó unas palabras con él, sin embargo atraída por quizás por el mundo al que el novelista parecía pertenecer, se sintió totalmente atraída por él.
Un amor platónico que le hizo desdeñar otros amores de otros jóvenes a los que ella enamoró. El amor tiene eso, que Cupido suele ser caprichoso cuando tiene que lanzar las flechas, y en vez de emparejar a incautos, lo que produce es una extraña cadena de enamoramientos truncos.
Con el tiempo Lisa se hizo una bella mujer y su destino se volvió a cruzar en una noche de pasión con el del novelista. Ese encuentro tendría como fruto un embarazo, y un hijo de ambos. Pero después de esa única noche juntos, pasarían muchos años hasta que sus caminos volvieran a cruzarse.
La carta le desvela a R. que tuvo un hijo con Lisa, pero rápidamente le comunica que el motivo verdadero de las palabras es el dolor que siente por que el hijo de ambos ha muerto por enfermedad. Ella lo crió consciente que era tal vez la única manera de tener algo de él, y quiso a su hijo con todo el amor de una madre. Para que no le faltara nada tuvo que relacionarse con hombres de dinero, para poder criar al hijo -vamos, prostituirse-. Sin embargo, ella nunca le quiso pedir nada a él, porque no quería ser una carga para R.
Pasaron años durante los que su hijo fue creciendo, y en una nueva ocasión R. se volvió a fijar en Lisa, olvidando que ya se habían amado en otra ocasión. Un nuevo encuentro sexual, pero de los que R. debía de tener a menudo con otras mujeres y que con rapidez olvidaba. Y de nuevo volvió a despedirse de ella mintiéndola. Ella en cambio le siguió amando siempre, y le enviaba rosas blancas en cada cumpleaños.
Quién te escribía a ti versos, dime niña quién era
te mandaba flores en primavera
y cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta
te mandaba un ramito de violetas
Lisa en la carta le comunica que su hijo a muerto cuando era sólo un jovencito, y que ella también tiene la misma fiebre y posiblemente cuando él reciba la carta también estará muerta.
R. cuando acaba de leer la carta las manos le tiemblan, cree recordar algo de aquella desconocida mujer. Sin embargo todo es un vago recuerdo que su mente no consigue encajar.
Zweig, nos narra a la perfección la crueldad del amor obsesivo, amar a otro durante toda una vida, mientras ese otro ignora casi totalmente nuestra existencia. Pero ayayai la venganza se sirve fría, ¿Cómo si no se puede denominar la carta que le envía Lisa a R.? Hay verdades que es mejor no saberlas. Y de repente cargarle a R. con el peso de un hijo muerto y un amor nunca comprendido, no me parece que sea una última demostración de amor. O si lo es, es un amor demasiado descarnado e hiriente. Si Lisa no habló nunca, ¿por qué habla ahora? No tiene también parte de culpa Lisa por no haberle dicho nunca antes la verdad: que ella siempre le había amado, y que incluso tenía un hijo suyo.
Puede que a R. le resbale todo por su faceta de vividor, pero a mí me entristecería mucho saber algo así. Y tampoco defiendo a R., aunque entiendo que es fácil olvidar los rostros de las personas que a veces pasan por nuestras camas, y más cuando el encuentro es tan puntual. El tiene la parte de culpa de mentirle en sus promesas de nuevos encuentros, pero ella fue la que aceptó la situación y siguió amándole, con la idea de no importunarle o molestarle. A veces la razón debe dejar de lado los sentimientos del corazón, y abandonar un camino que por experiencia sabemos que nos lastima.
La vida a veces es cruel en si misma, y ni siquiera es fácil determinar el grado de culpabilidad de cada persona, porque es el propio devenir de la vida el que ofrece su faceta más cruel, y no las acciones de los hombres. Si su hijo no hubiera muerto y ella no estuviese a punto de morir, quizás habría un final feliz en esta historia, pero son los acontecimientos los que nos acaban sobrepasando.
He visto la película en blanco y negro de Max Ophuls de 1948 con Joan Fontaine y Louis Jordan como protagonistas. Hay varias curiosidades en ella, como el novelista se ha transformado aquí en un prometedor compositor llamado Stefan Brand (el pseudónimo que al principio de su carrera utilizaba Stefan Zweig).
Mientras que Zweig en el tema moral lo desarrolla de forma más sutil dejando al lector que forme sus propias opiniones, Ophuls marca más una dirección de lo que parece que está bien o está mal. Por ejemplo el compositor recibe la carta justo cuando planea escapar de un duelo que tiene acordado para el día siguiente. Su castigo después de recibir la carta es no huir y enfrentarse al duelo, en el que su contrincante posiblemente le dará muerte, por haber llevado una vida desenfreno. También al final de la película nos explica que su prometedora carrera como compositor quedó estancada debido a su estilo de vida, en el que le parecían más atractivo centrarse en las mujeres que conocía, que en su propia carrera artística.
En la película Lisa no se prostituye sino que sencillamente se acaba casando con un buen marido, que le cuida a ella y del niño que no es suyo, como si fuera propio. Y sin embargo ella no acaba de ser feliz pese a la estabilidad que le ofrece el matrimonio establecido. Es justo después de uno de los encuentros de Lisa con el compositor (encuentro del que es consciente su marido que la espía) cuando su hijo enferma de tifus, y acaba muriendo. Como si el director castigara a la mujer por desdeñar lo que tiene por algo que nunca ha tenido.
En la wikipedia leo que existe otra versión rodada en 2004 a cargo de la directora china Xu Jinglei. Como últimamente me está dando por ver cine chino, creo que la acabaré viendo también. De todas maneras de momento me quedo con el libro de Zweig.
Bonus track
Leí hace unos días estas dos cartas entre el Juan malherido(Olmos) y una desconocida misántropa que me parecieron fráncamente simpáticas.
Etiquetas: Libros
12 Comments:
Ya imaginaba yo que en los barcos tiene que estarse bastante incómodo con ese meneo constante ;)
Un libro de una delicadeza impresionante, a pesar del drama que encierra.
Recuerdo que lo leí en un viaje por centroeuropa, junto con La mujer justa, de Sandor Marai. Ambas, desde mi punto de vista, responden a la primera afirmación de este comentario
Un saludo Vigo
Sí Bea, además yo soy de los que me distraigo con el vuelo de una mosca, así que concentrarme con tanto movimiento no es tarea fácil.
El único momento para leer tranquilamente es cuando el barco ya está amarrado en puerto y entonces como uno comparte los pocos metros cuadrados de "vivienda" que el barco da de sí, lo más normal es que se decida ver alguna serie de la tele que previamente se ha descargado en el ordenador.
De momento ya he visto los capítulos de Walking Dead, Survivors, y ahora vamos a comenzar a ver toda la serie de Los Soprano que está al menos nos durará unas cuantas temporadas.
Llevo unos días parados porque hacía mucho viento, pero mañana de nuevo ponemos el barco en movimiento.
De lo que podemos estar seguros es que después de leer un libro así uno piensa que conoce un poquito más el alma humana. Y Zweig nos enseña ese perfil humano de eterno enamorado con toda la ternura posible, sin llegar a caer en un melodrama gratuito. Estoy seguro que la personalidad de Lisa, acarreará tanto filias como
fobias pero lo interesante es analizarla. Y creo que esa dicotomía también está en la personalidad del novelista/musico que lee la carta. En una entrevista de trabajo recuerdo que nos pusieron a debatir sobre un problema moral en la que actúaban distintos personajes. No hubo manera de ponernos de acuerdo entre todos los que estábamos. Pero el debate siempre enriquece.
¡Cómo me hubiera gustado conocer a Zweig personalmente y oirle hablar de la condición humana!
Me imagino que cuando uno hace turismo y elige a los autores por los lugares que visita, también es por un deseo de acercarse al pensamiento del escritor en su entorno, en lo que el vivió, en lo que sintió, y en lo que escribió. Es una buena costumbre.
Sandor Marai es una de esas muchas asignaturas pendientes, que hacen siempre que la lista sea interminable.
Gracias Ana por esas ocasionales visitas en las que nos volvemos a saludar :)
me encantó la idea de tu blog tiene su escencia ,yo amo los libros y mi abuelo tiene una de las más increible bibliotecas que conosco .
soy nueva en los blogs, pero quiero ser escritora y me gustaría que siguieras mi blog mientras tanto ...
un beso!
Gracias por el comentario. Recuerdo que una de las bibliotecas que también me llamó la atención de pequeño era la de mi abuelo. No es que fuera tampoco demasiado grande, pero eran los libros que leía en verano, y siempre podia elegir entre unas cuantas decenas de títulos. La imagen que tengo de mi abuelo es que estaba casi todo el día leyendo. Supongo que ese recuerdo influiría en mí de alguna manera y después de su muerte me he lamentado más de una vez por no haberle preguntado nunca sus autores preferidos (claro, que yo en esa época era demasiado pequeño para pensar en esas cosas).
Lo de seguir otros blogs... te darás cuenta cuando lleves un tiempo en este mundillo bloguero que uno al final suele acabar saturado de blogs y blogs, así que lo único que te garantizo es que le echaré un vistazo y leeré unos cuantos de tus post para agradecer tu visita. Luego, como dicen por aquí, dios dirá.
Beso.
V.
Buenas!,
Me ha encantado el articulo y me ha encantado volver a leerte, voy a recomendar esta web a todos mis amigos.
Saludos!
Mira que a mí me da que me has colado el enlace xP
They never say her name...
Enigmatic comment. I guess that's part of the script but I don't remember.
Or are you some kind of strange spam? ;S
¡Muy buen aporte!. ¡Es una historia fantástica llena de amor, desamor, ilusiones... las más bellas y a la vez tristes emociones que puede experimentar una mujer. No puedes dejar de llorar desde la primera hasta la última página. Es como si, a veces, narrara la historia de un viejo amor, los sinsabores que vives por la persona que amas y visualizar lo que una chica por amor es capaz. Una obra tan delicada, tan sublime... ¡una auténtica delicia!
La amé desde el primer momento en que leí su reseña y en cuanto lo hallé me dispuse a leerlo y en una hora... Voilá! Acabé con los ojos hinchados, con una caja menos de pañuelos y un nudo en mi garganta y estómago.
Me identifiqué profundamente con el personaje, ya que sentí que ahora y en un futuro estoy-estaré viviendo una historia así, claro a excepción de la muerte del niño y la prostitución. Comprendo perfectamente a la dama, porque vi reflejado el amor que tengo, pero de igual manera la persona vive tan encismada y cerrada en su vida, que aunque ya lo sabe, parece como si jamás me hubiese atrevido a decirlo y, mucho menos que recuerde haberme conocido. A veces, a medida que lo leía caía en los errores que había cometido y sentía como me enrojecía la cara y consigo la terrible sensación de pena y arrepentimiento.
Es mi primera lectura que leí de Stefan Zweig y, desde entonces vivo enamorada terriblemente de él y, por supuesto de sus libros.
Siempre he pensado que los escritores y músicos tienen una sensibilidad y creatividad celestial; están dotados de una dosis extra de encanto que les permite dejar su de vida y corazón en cada cosa que hacen, tocan y escriben; pero muy especialmente Stefan contenía en su naturaleza el don de encarnar perfectamente los sentimientos y psicología femenina; para dotarlos de un halo de misterio y melancolía; sin dejar de mencionar los demás personajes que cada uno de ellos es como si representaran los temores y emociones reprimidas de Zweig.
Tenía los sentimientos a flor de piel, cada palabra, cada acción que describe la desconocida me hacía sentirme en su papel y a través de mi mente imaginar cada hecho, además de que por cada narrativa me acordaba de canciones que, perfectamente podrían quedar como tema de fondo o relatar la historia.
De las versiones cinematográficas me quedo con la de "Letter from an unknown woman" de Louis Jordán, guapísimo, melancólico (representa bastante bien mi idea y estereotipo que tengo de un pianista) y Joan Fontaine, con esa mirada, ese rostro tan expresivo...
Un verdadero deleite leer a Stefan Zweig.
Su prosa tan elegante, sin recargarla de sentimentalismos, equilibrando cada momento-acción; es como si cada historia se basase en un hecho real, que pudo vivirse en siglo XVIII y, aunque suene inconcebible, también en el presente. Muy humanista y realista, obras verdaderamente auténticas.
Me llevo de él lo complicado que es darle a cada personaje sentimientos, ideas, psicología, es como un hijo que llevas dentro de ti y lo desentrañaras, un verdadero placer...
¡Mi admiración y respeto al Señor Zweig!
¡Larga vida a sus obras!
Primero Leticia ante todo agradecerte tu comentario, no cada día alguien se lo curra tanto para dejarme un comentario. Y te agradezco también tus palabras en el sentido que parece que mi reseña te haya influido para leer el libro o ver la película. Sea lo que sea, gracias por haberte dejado un poco influir por mis palabras.
Yo admiro al escritor Stephan Zweig porque a parte de esa sensibilidad de la que tu hablas, también demostró en sus libros su interés por la historia, por sus biografías noveladas o algún libro como el de Momentos estelares de la humanidad, en el que sabe sacar la épica del ser humano. Y hace mucho tiempo que tengo en lista de espera también su libro Novela de ajedrez, porque también soy ajedrecista aficionado, y cualquier texto relacionado con el ajedrez siempre me llama la atención.
Desde luego es una pena que se suicidara en su plena madurez, porque si hubiera aguantado un poco más, aparte de poder ver el final del nazismo, nos habría dejado sin duda muchas más grandes obras.
Desde luego Carta a una desconocida, es uno de sus libros que más pasiones despierta entre los lectores, me imagino porque casi todos –o al menos todos los románticos- en algún momento de nuestras vidas hemos deseado escribir una carta de este tipo, a alguien que casi ignoraba nuestra existencia o al menos no mostraba el mismo amor hacia nosotros que nosotros hacia ellos (hace unos días yo mismo escribí un pequeño texto fruto de la inspiración de un breve encuentro Quise un bello sueño).
Yo cuando leo un libro y me entero que hay alguna película basada en ese libro rápidamente la intento ver, para ver si las imágenes plasman lo que yo en mi cabeza me he imaginado, y es lamentable que películas en blanco y negro de este tipo ya casi estén olvidadas de la programación diaria de la televisión solo por ser demasiado antiguas. Por eso siempre he defendido aquí un poco Internet como ese depósito libre cultural donde encontrar lo que no se encuentra por los canales habituales. Pero bueno, esta cuestión me daría para entrar también en un gran debate.
Solo agradecerte de nuevo tus palabras y tu sensibilidad al escribirlas.
Chau.
V.
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