La Librería

Pequeños retales de literatura

jueves, julio 18, 2013

¡Ay Carmela!

El 18 de julio de 1936 se produce en España el llamado “alzamiento” en el que una parte de los militares intentan derrocar el régimen de la Segunda República Española. El desenlace será una guerra fratricida en la que morirán más de medio millón de españoles, cadáveres por supuesto que caen en ambos lados de las trincheras, a las que hay que sumar las víctimas inocentes de las bombas y del hambre.

La historia se vuelve absurda cuando uno se olvida de las retóricas de la épica y la gloria, y fija su vista en los miles de dramas humanos que nos dejó la Guerra Civil; miles de combatientes: maridos, padres, hermanos o amigos que ya nunca regresarían de sus casas. Quizás cualquiera de esas vidas que se apagó con la rapidez que se apaga una llama con la yema de los dedos, fuese como el batir de las alas de una de esas mariposas que es capaz de cambiar el destino del mundo, y hoy nuestro presente, sería otro.

Me resulta extraño pensar que ideas pueden valer tanto para que valga la pena matar a otro hombre. Me imagino que al final uno lo hace más que nada por lealtad a sus compañeros y por un odio que va creciendo día a día al ver como van muriendo los amigos que te acompañan en las penurias de la guerra.

A mi padre siempre le ha gustado leer sobre esta parte de la historia, así que yo de pequeñito teniendo a mi disposición libros y libros sobre la Guerra Civil, también he acabado leyendo infinidad de páginas sobre este episodio negro de nuestra historia. Pero para mí esta claro, quizás por la distancia, pero la conclusión siempre es, que las guerras al final no las gana nadie, sencillamente unos las pierden más que otros.

Acabo de oír esta versión de la canción del Ay Carmela cantada por Ana Belén que me ha dejado un poco descolocado por su delicadeza, ya que estaba acostumbrado a la más marchosa versión del “rumbalarumbala” (de hecho dudo si la canción es exactamente la misma o son dos canciones distintas que comparten el mismo título). He dudado en poner también la versión de Rosa León que es semejante a la primera.

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