La Librería

Pequeños retales de literatura

sábado, octubre 03, 2015

Documental "El diari de Mònica"

Me cuesta encontrar no tanto el tiempo sino el esfuerzo para escribir por aquí, porque aunque escribir es una tarea cuya insistencia sé que acaba dando frutos, siempre he tenido más alma de lector que de escritor. Sé que cuando uno escribe también es un proceso muy divertido –especialmente cuando uno intenta crear algún tipo de historia-, pero escribir también lo percibo como gastar una parte de mi ocio y lamentablemente el día perfecto para ser “correcto” debería tener el doble o el triple de horas… así todos nos pondríamos “a la hora”; formaríamos parte del engranaje del reloj con el que late la humanidad (disculpen si esto sonó demasiado pomposo), pero ahora, todos en cambio vamos siempre con prisas. Desearía conformarme con ser el hombre de la camisa feliz que disfruta en su tranquilo lago con el único pensamiento de sacar unos peces que le sirvan de alimento para subsistir, pero la verdad es que no sé como se hace esto (el pescar y el quedarse quieto). El dinero no es algo que me motive demasiado, pero siempre en cambio tengo ansias de aprender, así que no puedo estar esperando a que pique un pez porque eso significaría estar demasiado lejos de mis libros.

Así que volviendo al hilo, prefiero últimamente la lectura de cosas que me interesan, porque de ahí tengo la impresión de que saco un aprendizaje mucho más directo. Bueno, ustedes no me conocen, pero soy un poco como ese niño que una vez encontró San Agustín en la playa y que intentaba meter en un hoyo de arena toda el agua del mar, vamos, sintetizando, soy un soñador.

Pero la persistencia en este blog siempre ha tenido un sentido principal, como si se tratara de un eje alrededor del cual pivotan mis palabras, y este eje es la voluntad de rendir homenaje a las personas que por algún azar del destino descubro y creo que se merecen que al menos yo les rinda unas pocas palabras, como si este blog fuese mi particular Paseo de la fama, y yo me dedicara a grabar con cincel el nombre de una persona en cada uno de los posts. Y no quiero decir con eso que me dedique a rescatar a famosos del olvido -que lo intento hacer en parte-, pero este blog tiene aún mucho más sentido cuando uno de esos nombres que cito es el de alguien prácticamente desconocido, y aquí al menos le doy el minúsculo espacio que dejan unas cuantas líneas escritas de forma algo torpe, pero que llevan al menos un pedacito de mi corazón.

Vayamos al meollo del asunto, el otro día viendo la programación de BTV (sin duda mi cadena de televisión preferida, meto cuña, aunque me molesta un poco que no hayan renovado el programa de La Rambla), ví que anunciaban un documental que me pareció interesante: “El diari de Mònica” el cual narraba el homenaje que le daban los familiares y amigos a una chica que se había suicidado debido a unos brotes de esquizofrenia.

Así que me dispuse a verlo, y claro ver como una chica en la flor de su vida se suicida pues es tan incomprensible, que me hace estrujar mi cerebro, y preguntarme fue una si estaremos haciendo algo mal como sociedad (la respuesta obvia a esta pregunta genérica es sí, pero me refiero en el caso particular de esta chica).

Se llamaba Mònica Mateu i Lopez y parecía una adolescente bastante normal que dedicaba la mayor parte del tiempo a aprender a tocar la viola en el conservatorio. Una chica muy sensible, bastante guapa, con una familia que la quería y un novio que también estaba por ella. ¿Por qué entonces se suicida Mònica? Pues resulta que en cierto momento de su vida su cerebro le juega una mala pasada y según parece se inventa una especie de violación de varios muchachos (me imagino que los psicólogos y médicos tendrían sus razones para poder diagnosticarla con seguridad como esquizofrénica).

Para controlar esa esquizofrenia entonces le dan una medicación que le afecta a su día diario, ya que le provoca entre otros efectos temblores, y le impide poder seguir con su disciplina de aprendizaje de la viola, entre estas historias de médicos y convalecencias en algún centro de recuperación, pierde casi un año de su vida, y cuando se cree con las suficientes fuerzas para retomar el timón de su vida, descubre que el conservatorio al que acudía no le han guardado la plaza.

Ello sumado al continuo estado de miedo que sentía hacia su propia imaginación le jugase nuevas malas pasadas, y que cada dos por tres veía sombras que le atemorizaban, le llevan a una situación límite; miedo me imagino a volverse loca, o a sencillamente no ser capaz de vivir la vida. Finalmente en enero de 2004 decide acabar con su vida lanzándose desde una ventana (me hace recordar el caso de Patricia Heras del cual ya me ocupé desde este blog).

¿Cuánto miedo debe sentir uno para querer liberarse de esa manera? Sentir quizás que tu futuro se oscurece y pensar quizás que te has convertido en una carga para familiares y amigos. Quizás no pensar en nada, y solo un último deseo de saltar.

Sea como sea las directoras del documental Priscilla Aguirre y Alejandra Zolezzi conocieron a la madre de Mònica en una de las sesiones de duelo a las que regularmente acudía y les llamó la atención el hecho de que su madre les indicara que su hija había escrito un diario durante su enfermedad, y que ella ahora intentaba publicar. El diario llevaba por nombre “Nits d’insomni”. Un título que me parece perfecto y un diario que por supuesto me fascinaría leer, aunque solo fuera por intentar desentrañar la clave del por qué una chica que parecía tener todo el futuro por delante se acaba suicidando.

¿Sería una pieza fundamental de su suicidio ese insomnio del que habla? Yo suelo dormir plácidamente, y es raro que tenga una noche de insomnio. Normalmente me meto en la cama, y antes de que pase un minuto ya me he dormido y hasta el día siguiente, pero eso de no dormir debe ser una tortura. El otro día estuve en una charla de escépticos en el que se habló del sentido reparador del sueño y aprendí también algunas cosillas. Ya lo escribió Shakespeare en Macbeth: “¡El sueño, muerte de la vida de cada día, baño reparador del duro trabajo, bálsamo de las almas heridas, segundo servicio en la mesa de la gran Naturaleza, principal alimento del festín de la vida!”

Quizás el no dormir nos vuelva algo locos.

A veces pienso que la razón de que este tipo de casos siempre llame mi atención, es porque hubiera deseado estar allí cerca de ella y ayudarla en lo posible… o yo que sé.

Las cenizas de Mònica si no lo anoté mal se encuentran a los pies de un árbol en el pequeño pueblo de Montcortès, una población situada en la falda del Pirineo catalán.

Y si alguien está interesado en ver el documental que no dura mucho, lo puede ver aquí (está en catalán).

Etiquetas:

 
 

Licencia C 2004-2005 by Daniel Vigo

Email