La Librería

Pequeños retales de literatura

sábado, marzo 26, 2011

Burocracia de Santiago Ambao

Burocracia Uno tiene una cierta predisposición a leer los libros que escriben los conocidos, más que nada porque sabe de lo que cuesta, tanto escribirlos como publicarlos, así que comentar este libro aquí no deja de ser una forma de apoyar el esfuerzo de alguien no demasiado lejano. Además, uno también comparte la esperanza de que estos escritores casi noveles, se conviertan algún día en escritores reconocidos por la crítica, y así obtener una cierta satisfacción al poder declarar orgulloso que tal o cual escritor compartió cervezas en el mismo garito que uno mismo. Burocracia del banfileño Santiago Ambao es uno de los libros de los que hace unas semanas comenté que me apetecía comentar. Lo primero que puedo decir es que es un libro agradecido para reseñar, porque además de haberlo disfrutado, es lo suficientemente imaginativo para que se me haga jugoso entrar en el juego de descubrir referencias o paralelismos.

Burocracia parte de la premisa de una ciudad –tal como su nombre indica- burocratizada en exceso, en la que además desde hace años, se abren portales sonoros aleatorios, que funcionan de forma que desde un portal receptor se puede escuchar lo que está sucediendo en un portal fuente. El Estado con un afán de controlar en exceso todo lo que sucede en la ciudad, encuentra en esos portales, tanto la oportunidad de localizar a delincuentes como también la posibilidad de detener a un grupo revolucionario que conspira en contra del propio Estado. Con este propósito, dedica multitud de recursos a intentar clarificar el misterio de los portales sonoros, pero es la propia estructura de este exceso de recursos y funcionarios dispuestos a que esta perdure para que aumenten las partidas departamentales, lo que provoca una total ineficiencia en el fin mismo de descubrir el funcionamiento de los portales. La ciudad a la que Santiago Ambao se refiere tiene toques que recuerdan la orwelliana 1984 con su correspondiente Gran Hermano queriendo controlarlo todo. Michel Foucault en Vigilar y Castigo popularizó el “panóptico de Bentham” en la que estableció las bases arquitectónicas de una penitenciaria en la que los presos estuvieran siempre monitorizados, de tal manera que el prisionero aprendería a asumir que en cualquier momento podía estar siendo observado. En Burocracia ocurre algo parecido un Estado paranoico por querer controlar todas las conversaciones, y unos habitantes paranoicos por pensar que en cualquier momento sus conversaciones pueden ser escuchadas.

La novela aunque tiene muchos conceptos que encuadrarían dentro de la ciencia ficción, es más bien una ucronía actual, en la que la sociedad se ha pervertido por este exceso de burocracia, y el pago de unos impuestos que excluyen a una gran parte de la ciudadanía echándolos fuera del sistema y volviéndolos marginales. Pero aunque no hayan coches voladores ni nada por el estilo, si hay un detalle que me parece muy futurista, pero como no quiero desvelar mucho más de la trama sólo recomiendo que quién lea el libro también vea la película de Steven Spielberg: Minority Report, y busque correspondencias.

El libro está narrado a dos voces, la de dos hermanos, la primera narrada en primera persona es la de Isidro Rawson que trabaja para el Ministerio de Interior. Isidro es un funcionario de vida gris, que se dedica a levantar acta de los nuevos portales sonoros que se van descubriendo en la ciudad (el personaje recuerda tanto a El oficinista de Guillermo Saccomanno como al agente de la Stasi de la película alemana La vida de los otros). La segunda voz es la de Witold que representa lo contrario del hermano, alguien a quien el sistema ha despechado por no pagar impuestos (como muchos otros en esas sociedad distópica), que pertenece a un grupo revolucionario que se autodenominan Los Vanguardistas, y que está en contra de la sociedad de control en la que viven y pretenden encontrar la forma de cambiarla. Esta voz está narrada en tercera persona y me imagino que el nombre de Witold no deja de ser un pequeño homenaje al escritor polaco-argentino Witold Gombrobicz por aquello del vanguardismo. En cierta manera Witold representa al doppelganger de Isidro, ya que ambos compartían de jóvenes el mismo interés por la literatura, sólo que Isidro renunció a esa parte, convirtiéndose en un apático funcionario, mientras que en Witold aún perdura esa vena inconformista.

Aparte de esta dualidad de voces, el texto presenta varias curiosidades formales, como la manera correlativa de poner en buena parte de la novela los diálogos. Me imagino que alguna razón habrá para cambiar algo que tradicionalmente se presenta con otra configuración, y no será sólo un capricho del autor; me he supuesto que los diálogos intentan dar la sensación dispersa de batiburrillo de voces, que deben sentir los que se encuentran en un portal receptor cuando escuchan lo que les llega de un portal emisor, o eso, o la editorial ha encontrado una manera bastante curiosa de ahorrarse unas cuantas páginas.

Otra curiosidad formal que en este caso viene articulado por la manera de concebir la trama se encuentra en el final abierto que se presenta. Está claro, que aquí podríamos hacer referencia a Borges y “El jardín de los senderos que se bifurcan”. Sea como sea salvo un detalle del final que me parece excesivo (una mutilación digna del accionismo vienés), el resto de la novela siempre goza de gran calidad y resulta bastante entretenida. De hecho, la novela obtuvo el Premio de Narrativa Joven 2009 de la Universidad Complutense de Madrid. Será por algo.

Hay momentos de la novela que me han gustado especialmente ya que gozan de gran carga lírica, me refiero a los momentos en los que Isidro Rawson está en la playa contemplando un horizonte ambarino que produce un mar profusamente contaminado.

“Cuando estoy asqueado de la rutina me vengo hasta la playa. Me encanta, durante la noche , ver los destellos color ámbar sobre el horizonte, producidos por los gases que queman las plantas petrolíferas. El mar ha adquirido en los últimos años un tinte cobrizo, casi fosforescentes, debido a los vertidos de las fábricas. En las noches de luna llena forma un espejo sensual que se funde con el ámbar del horizonte. Es un espectáculo hermosísimo y triste.”

Sirve este texto para mostrar la riqueza de la prosa de Santiago Ambao, y me hace gracia también porque sirve de ejemplo también para mostrar una contraposición adjetiva (al final), que también es marca de la casa (la de Ambao ;D).

También me resulta muy interesante que la novela esté en argentino, me refiero a que está repleta de acentos y expresiones que vienen del otro lado del charco. Acostumbro a hablar con argentinos y le tengo un gran aprecio a ese país, por lo que me suelo fascinar cuando encuentro un texto rico en esta clase de modismos lingüísticos. Y francamente, no entiendo cuando algunas editoriales hacen distintas ediciones para el mercado español y para el latinoamericano, cercenando parte de la riqueza léxica del autor y convirtiendo su prosa en algo insípido.

Otras partes que también me han gustado mucho de libro, son las discusiones literarias que tienen dentro del grupo de Los Vanguardistas al que pertenece Witold. Supongo que por mi interés por la crítica literaria. Resulta interesante esa búsqueda de la novela total (al igual que los americanos que siempre están a la búsqueda de su gran novela americana). Estas partes sumadas a las disquisiciones de Isidro sobre Dios y sus hipótesis me han recordado mucho a los textos morellianos de Rayuela, en los que también se reflexiona sobre la búsqueda de una nueva forma de hacer literatura.

Por último, y por que yo vengo del mundo de las ciencias, me apetece comentar el problema de los portales sonoros, que aunque en el libro ya queda bastante bien explicado las diversas posibilidades de descubrir el portal fuente a partir del portal receptor, creo que puedo dar alguna luz al respecto; lo primero que habría que hacer para comprobar el funcionamiento de estos portales sería estudiar si cambia algún parámetro físico en los portales, para así poder descubrir alguna clase de patrón que indicase e incluso predijera donde se va a abrir uno de estos portales sonoros. También se comentan en la novela que se intentaron poner unos faros sonoros, para que por cercanía sonora desvelasen la situación del portal. El método creo que mejoraría sencillamente con tres faros sonoros que emitieran para toda la ciudad con una frecuencia no audible para el oído humano, pero si perceptible por algún tipo de medidor. Una vez recibida las tres señales a través del portal, creo que midiendo las intensidades, y con simple triangulación se podría detectar el lugar de la fuente emisora. Y por último -que Santiago Ambao también esboza- estaría la biometría de la voz: si censas a toda la población por su tipo de voz (cada vez se avanza más sobre el tema, y algunos expertos dicen que la voz es tan exclusiva como puede ser una huella dactilar), se trataría de comparar las voces del portal sonoro con la base de datos de la población, hasta encontrar las identificaciones correspondientes.

Y nada más, si quieren leer a Santiago Ambao también pueden hacerlo desde su blog (Brevedades de una morsa a la deriva), y si quieren verlo en persona, lo más seguro es que lo encuentren por aquí:

Próxima reunión polifémica el jueves 31 de Marzo a las 21hs. en punto en LA PAPA, c/Tapioles 12 (Metro Paral.lel / Poble Sec). El tema será "Literatura en la actualidad", hablaremos sobre dos escritores de hoy en formato papel y realizaremos una blogger navegación por las nuevas tecnologías para pensar sobre la convivencia de ambos medios y lo que ello implica.

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jueves, marzo 24, 2011

Danzad, danzad, malditos

danzad danzad malditos Rompemos el silencio. Comenzamos a sentir el ritmo de la música, cuando este viaje sin retorno llegue a su fin, garantizo que nuestros zapatos habrán pateado enloquecidamente el suelo hasta desgastarlo. Bueh, no hay demasiado misterio, voy a hablar de esta fantástica película de Sydney Pollack que es danzad, danzad, malditos, que por fortuna se cruzó en mi camino mientras zapeaba entre las montañas de basura que acostumbra a ofrecer la parrilla televisiva. Un auténtico hallazgo. Creo al menos merece la pena detenerse un poco en esta película y dedicarle unas líneas a comentarla, porque por internet tampoco parece que haya demasiada información y creo que esta película merece mucha más repercusión de la que creo que tuvo y tiene.

Después de visionarla, además de quedarme alucinado por la cantidad de pequeños detalles que ofrece, puedo decir con rotundidad que es la película en la que he visto más reflejado el monstruo en el que a veces se convierte la televisión. Detectar esta patología audiovisual cuyo alcance debatimos en la actualidad en los años sesenta-setenta, me parece todo un prodigio de la inteligencia. Supongo que en el pastel del mérito habría que darle la mayor tajada al escritor en la que se basa esta obra de la Gran Depresión americana, Horace McCoy (el otro escritor especializado en esta época de crisis me imagino que es John Steinbeck, en especial con su obra Las uvas de la ira y las desventuras de la familia Joad). También felicitaría por supuesto al director Sydney Pollack (con una filmografía impecable a sus espaldas en las que destacan títulos como Memorias de Africa, La tapadera, o Sentido y sensibilidad); los guionistas James Poe y Robert E. Thompson, el primero con películas tan emblemáticas como “La gata sobre el tejado de zinc” (y aprovecho para dejar un sentido recuerdo a la gran Elizabeth Taylor recién fallecida). A las otras personas a las que habrías que elogiar es en general a los actores del film por el gran trabajo de interpretación que realizan, pero de estos ya hablaré más adelante. También creo que vale la pena remarcar al responsable de la banda sonora Johnny Green cuyos temas acompañan el delirio bailongo de los concursantes.

Para comenzar un par de aclaraciones. El título Danzad, danzad, malditos no tiene nada que ver con el título original They shoot horses, Don´t they? (¿No disparan a los caballos?). En general no soy partidario de alterar tanto el título en una traducción, pero he de reconocer que lo de Danzad, danzad, malditos es una frase con gancho, y que se ha popularizado como expresión de tal manera que en este caso me gusta mucho más como suena el título español que el americano. La otra precisión es que la película yo la he visto en versión Color, pero creo que también fue estrenada en su formato Blanco y Negro, por lo que es bastante fácil encontrar por internet fotogramas de la película en blanco y negro.

La película como decía narra un episodio de los años treinta americanos, los populares maratones de baile, en las que parejas se apuntaban en un concurso que consistía en bailar durante días y días hasta que sólo una pareja quedase en pie y no hubiese sido eliminada. Estados Unidos era una sociedad que aún resoplaba por el batacazo que había sido el crack del 29, los índices de paro, pobreza y hambre se disparaban, y muchos jóvenes frustrados que habían acudido a California con el sueño de ser actores, veían esos concursos como una manera de subsistir, ganarse unos dólares y comer caliente al menos mientras durase su participación.

El concurso de baile se desarrolla en el muelle de Santa Mónica, y compiten en él decenas de parejas. El responsable y maestro de ceremonias de todo el concurso es Rocky, interpretado por un gran Gig Young (su trabajo le valió la consecución del oscar al mejor actor de reparto) que se dedica a enfervorizar las gradas de público. Rocky representa el único que entiende que el concurso es en realidad un negocio vestido de espectáculo, que recuerda a los antiguos circos romanos. Sabe que el público busca el morbo y él está dispuesto a satisfacer ese morbo, pero sabe también que sólo puede llevar ese morbo al límite, porque si lo sobrepasa el propio público entonces se asustaría al darse cuenta en lo que se han convertido. Rocky tiene una parte despiadada cuyo fin es el ganar más dinero, pero también tiene una parte humana, por la que se sabe consciente que para ello debe utilizar a esos jóvenes desesperanzados, y está dispuesto a ayudarles a la vez que los utiliza y los manipula.

Sidney Pollack

La pareja protagonista es la protagonizada por Gloria y Robert (magnificas interpretaciones de Jane Fonda y Michael Sarrazin. No destaco por fisionomista pero me parece muy curioso el parecido que tiene esta joven Jane Fonda con Sigourney Weaver. ¡Miren sino el cartel de la película! Me imagino que luego Jane Fonda entre el paso de los años y los liftings, ha acabado desvirtuando un poco su propio rostro (porque es verdad que ya en esta otra foto… pues ya no se parecen mucho).

Gloria es una mujer bella, impertinente y algo borde, que llegó a California con el sueño de ser actriz, pero que la vida la ha tratado muy mal. Tiene una leve esperanza de ganar el concurso, pero en el fondo cree que no se puede luchar contra el destino, y que la vida nunca le ha dado unas buenas cartas. Su desesperación le llevará a ese triste final que me imagino que a muchos decepcionará (digamos que la película no es en absoluto una oda al optimismo, así que absténgase de verla las almas demasiado sensibles). Gloria, enfadada con la vida tiene alguna salida memorable como cuando otro de los participantes le dice:

- ¿Te han dicho alguna vez..?
Gloria le corta y no le deja terminar frase, respondiéndole.
- Ya me lo han dicho.


Robert es un muchacho con poca iniciativa pero de buen corazón, que casi se ve metido en la vorágine del concurso sin comerlo ni beberlo. Es un soñador nato, que se queda embobado cuando contempla un rayo de sol que entra por la ventana.

La película nos ofrece tal como Rocky brama a los espectadores lo que podría ser el sucedáneo de una historia de amor: chico conoce a chica, chico se enfada con chica y cada uno va por su lado, y chico recupera a chica. Todo en clave de parejas de baile. Increíble el papel que tienen los silencios en esta película donde a veces se dice más cuando se calla una respuesta que cuando se intenta expresar con palabras lo que todos sabemos.

Los otros papeles del reparto que creo que valdría destacar es el de Alice (Susannah York) que interpreta a otra aspirante a actriz que aunque ha conseguido llegar un poco más lejos que el resto de concursantes en su sueño hollywoodense, al final se encuentra allí compartiendo camastro con el resto de concursantes desempleados. Y también remarcar el papel del Red Buttons que interpreta a un marinero ya algo mayor, veterano ya de estas lides de baile.

Todos ellos bailan y bailan en la pista, mientras el público va escogiendo a sus favoritos y a medida que ellos merman físicamente, las gradas de la carpa en la que se encuentran van llenándose de público. Seguramente esto es lo que más me fascina de este gran trabajo, la película tiene una duración cercana a las dos horas (bastante para esa época en la que casi nunca se excedían en el metraje). A la hora de película a los concursantes ya se les ve bastante cansados: lucen enormes ojeras en sus rostros, van despeinados, mantienen una mirada perdida y el baile se ha convertido en una leve oscilación de sus pies. En la última hora de película los participantes que aún aguantan en pista se han convertido en simples zombis vivientes que murmuran incoherencias y que se encuentran al borde de la locura.

Hay que decir que la maratón dura varias semanas de baile continuo (el concurso sólo les deja descansar breves momentos, y dormir unas pocas horas antes de volver otra vez a ponerse a bailar entre día y día). Para colmo hay una prueba eliminatoria para azuzar al público en el que las parejas deben de dar vueltas a la pista durante diez minutos, y las tres que vayan más rezagadas en las vueltas al acabar ese tiempo, quedarán eliminadas. El patetismo de estas escenas es brutal, al ver como parejas se empujan y se dan codazos para no ser los últimos, y como cuando uno de los integrantes de la pareja ya no puede más, el otro aún sigue tirando de ella arrastrando a su compañero.

Danzad Danzad Malditos

De vez en cuando alguno de los integrantes de las parejas baila o canta en solitario, y entonces el público cuando se ve complacido, les tira monedas como si de cacahuetes se tratase. Ellos son como los animales del circo, pero es en los espectadores presentes donde se encuentra la verdadera brutalidad, dispuestos a que los concursantes desfallezcan de cansancio para saber quién será la pareja ganadora. En la última vez que se ve enfocado el marcador que indica las horas transcurridas, se ve que este a pasado ya las 1000 horas de baile. ¡Qué no es moco de pavo!

Por otro lado Sydney Pollack me parece muy original para la época, con los minúsculos flashbacks que va metiendo en la trama, que me imagino que predisponen un poco para el final (yo a esto lo denomino dulcificar un final duro). De hecho, el triste final con el que acaba la película no deja de ser otra muestra de originalidad (si se han fijado en la actualidad se llevan los finales abiertos, pero los finales no felices no eran demasiado populares cuando se rodó esta película).

Y ya termino. Solo comento que me imagino que si yo participase en un concurso de esos apenas aguantaría un día ya que soy de los que si llevo más de unas horas de pie me tengo que sentar en algún lado porque las piernas me comienzan a doler. Así que dudo que aguantase más que unas míseras horas sin comenzar a quejarme de manera ostensible y lamentable. Y además, para estos concursos que desafían la condición humana, tengo presente una lección que aprendí de ese otro gran libro que es La larga marcha del maestro terrorífico Stephen King. Copio un fragmento que cuando lo leí, me fascino y que creo que refleja en gran parte la capacidad humana frente a la adversidad:

“Me ha costado darme cuenta, pero desde que he superado el bloqueo mental lo he comprendido todo muy aprisa. Camina o muere, ésta es la moraleja de este cuento. Así de sencillo. No se trata de la supervivencia del más preparado. Ahí fue donde me equivoqué al meterme en esto. Si lo fuera, tendría bastantes posibilidades. Pero hay hombres débiles que llegan a levantar coches si sus esposas están atrapadas debajo. El cerebro, Garraty-. La voz de McVries se había convertido en un ronco susurro-. No se trata de hombre o Dios. Es algo… del cerebro."

(Hay un poquito más en esta otra entrada mía… es que me repito como el ajo).

martes, marzo 08, 2011

Burkas y mujeres afganas

Mujer afgana

Esta foto ganó el premio World Press Photo 2010, en ella se ve un aún bello rostro de una joven afgana, pese a sufrir la violenta mutilación de su nariz. Es el retrato de Bibi Aisha, una mujer que con trece años fue obligada a casarse con un hombre para pagar una deuda de sangre cometida por un familiar. Bibi Aisha a partir de entonces sufrió malos tratos por su nueva familia que la trataron como a una esclava.
En una ocasión Bibi Aisha intentó huir y su marido y su suegro la castigaron mutilándole la nariz y las orejas. Afortunadamente Bibi Aisha seguía con suficiente coraje para intentar volver a escaparse, y esta segunda vez -que de salir mal seguramente le hubiera costado la muerte- tuvo un final feliz. Acogida por una organización en defensa de la mujer, Bibi Aisha pudo viajar a los EEUU, donde tras varias intervenciones le han colocado una prótesis que disimula bastante su mutilación. En cierta manera la pesadilla de Bibi Aisha se ha convertido por caprichos del destino en uno de esos cuentos de hadas madrinas con final feliz. Hoy Bibi Aisha estudia inglés y vive con una familia de acogida norteamericana. Ella se siente feliz. La fotografía que fue portada en el Times, fue tomada por la fotógrafa Jodi Bieber.

Hoy es el Día de la Mujer Trabajadora, o el Día de la Mujer a secas, porque a mí esto de trabajador o trabajadora siempre me ha parecido un adjetivo engañoso. ¿Es el sueldo lo que determina a alguien como trabajador o trabajadora? ¿Es el ocio un valor devaluado frente al trabajo? Seguramente Bibi Aisha no cobraba ningún sueldo, y sin embargo me parece que merece un homenaje con todas las letras.

Sorprende la belleza de esta joven afgana, a la que sumo la de aquella otra que salió en portada del Nacional Geographic, y que hipnotizó a tantos lectores con ojos de serpiente (y que años después Nacional Geographic volvió a buscar y a encontrar). Me pregunto si debajo de los burkas y los niqabs talibanes habrán mujeres de enorme belleza que nunca enamorarán a nadie, y que sólo servirán como moneda de cambio en asuntos que confunden el amor con el dinero.

Mujer afgana2

De todas maneras creo que llegará el día en que el burka será desterrado de la sociedad. Nosotros seguramente no lo veremos. Pero igual que ahora en muchos países árabes el pueblo se ha levantado en contra del gobierno, pidiendo más reformas democráticas, llegará el día en que contemplaremos el burka como una vestimenta de otras épocas. Hoy se debatía el uso del burka en Catalunya, al respecto pienso que hay que prohibirlo en lugares públicos, ahora bien si alguien lo quieres llevar por la calle es asunto suyo. Creo que es mucho más instructivo toda política de educación que de prohibición.


Burka

El otro día estuve en el FNAC mirando el libro de viñetas Burkamania del ilustrador JacPé, y me pareció bastante divertido. Debe ser que los burkas son tan anacrónicos vistos desde un punto de vista occidental, que son una fuente enorme de chistes; años atrás también había otro trabajo publicado por otro ilustrador, Peter de Wit llamado Burka Babes. Bueh, cuelgo esto y me voy pitando. Me voy al Nou Camp a ver el Barça-Arsenal. Si me quieren localizar, esperen a que Messi marque su gol correspondiente, y cuando vean por la tele que todo el mundo se levanta, entonces verán que algún rincón alguien no se levanta. ¡Ea! Pues ese soy yo ;D.

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miércoles, marzo 02, 2011

Un poco de buen rollito

El primer montaje es mío, con las imágenes pirateadas. Del pirateo, leyes Sinde, y tal y tal, espero hablar un día de estos detenidamente. Mientras tanto sigo navegando con parche en el ojo y bajo la bandera de las tibias cruzadas, que es la de mi ética y mi justicia. Y allá a su frente Estambul.

El montaje lo acabo hacer de una canción que acabo oír de la radio de Bongo Botrako. Se ve que ya domino el Windows Movie Maker (sólo he perdido una hora pero el resultado me parece bastante aceptable). El resto de los videos son montajes que he visto últimamente por internet, y que no sabría donde clasificar si tuviera que hacerlo, pero como solo me apetece difundirlos… los meto en este post que hace de baúl de sastre de You Tube.

Bongo Botrako & La Pegatina “Todo los días sale el sol”.




Hey chipirón! Todos los días sale el sol! Chipirón!
ska! ska! ska!

(no sé que me pasa que cada vez que la oigo no puedo dejar de mover los brazos)

El CD se puede descargar gratis directamente de su página web, con el total consentimiento de los autores (¡Hasta donde vamos a llegar! ¡Ya ni nos dejan usar el sable correctamente!).


Tokyo Sunrise - January 1st, 2010 -


Para este video no hay palabras. Tokyo amanece y el sol despierta el asfalto. La música es un temazo electrónico: London Elektricity - Just One Second (Apex Remix). Y el video… ¡que digo que no hay palabras!

Muammar Gaddafi - Zenga Zenga Song


El tercero lleva unos días “petando” en youtube (esta expresión juraría que la acuñó la sexta en Qué vida más triste). Más de dos millones de reproducciones. Por un lado tenemos a un dictador que parece salido de la película Este muerto está muy vivo, soltando un discurso delirante. Por otro lado tenemos a un DJ juguetón. Pues nada, sólo nos queda añadir aquello de: ¡Váyase sr Gaddafi! Meta en su maleta algo de lo que haya robado, y ¡váyase!

(Bueno de hecho puedo hacer un poquito más: puedo alegrar al visitante masculino con este pequeño zoom :D)

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